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El bautizo de Maud Angélica Behn se celebró sin grandes fastos

Marta Luisa y Ari Behn con su hija

ESTOCOLMO. En brazos de su padrino y abuelo el Rey Harald, envuelta en puntillas novecentistas, encajes color crema y un gorrito «ad hoc» y rodeada de la Familia Real en pleno y de sus demás padrinos, la hija de la princesa Marta Luisa y de Ari Behn, tercera pretendiente al Trono de Noruega, recibió ayer las aguas bautismales de manos del arzobispo de Oslo Gunnar Stålsett, en la capilla de Palacio. A la ceremonia calificada por la Corte como «estrictamente privada» asistieron además de los Reyes y los sonrientes y orgullosos padres de esa niña con rostro de luna llena que ha heredado los bellísimos ojos de su madre, el príncipe Haakon, la estirada esposa de éste, Mette-Marit con gesto de circunstancias, ya que de momento no parece estar por la labor de dar un heredero a la Corona, y los demás padrinos: la princesa Alexandra de Berleburg (hija de la princesa Benedicta de Dinamarca, que no pudo asistir al bautizo por estar en su último mes del embarazo), Anja Sabrina Björhol (hermana de Ari Behn) Marianne Ulrichse, Kåre Conradi y Trond Giske, amigos de la pareja.

Al sacramento siguió un almuerzo que reunió a 42 invitados entre los que se encontraba el primer ministro, el alcalde de Oslo, otros representantes de la Noruega oficial, la familia y los amigos más íntimos de los padres de la criatura. En amplias mesas en una de las salas de Palacio se expusieron los obsequios que habían llegado de diferentes partes de Noruega para la primera nieta de los soberanos; desde las clásicas cruces y medallas en metales nobles, cucharas y vasitos de plata, grabados, misales, objetos de cristal y juguetes de todas las clases hasta unos graciosos dibujos infantiles, bizcochos, dulces y mermelada casera. Sin embargo, no llegó el regalo más esperado y deseado por los felices padres, un título para la pequeña, quién según el comunicado oficial de la Casa del Rey se llamará Maud Angélica Behn a secas. Asombró la poca gente que esperaba a la entrada de la comitiva a la real capilla.

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