De ángeles y demonios o de Eva Nasarre y Humberto Janeiro (por ejemplo)
La alargada y siniestra sombra de las sectas ha llenado de más morbo y misterio el caso Eva Nasarre, que desde hace una semanas se analiza con lupa y cara de Sherlock Holmes en los programas y revistas del corazón. Viejos fantasmas resurgen del pasado de la profesora de gimnasia para intentar explicar por qué abandonó a su hijo cuando apenas tenía doce años. Cuentan cercanos que Eva anduvo liada con un hombre que la llevó al más allá y de ahí que luego ella se presentara a sus amigos como un ángel bueno que les iba a ayudar. Cuesta ver a la niña de mirada dulce y tipo infantil como una gran maestre de la reencarnación y chorradas parecidas, pero lo curioso es que a medida que se avanza en el pasado de Nasarre estas historias para no dormir empiezan a cobrar más fuerza y empiezan a explicar algunas lagunas.
Mientras sigo con auténtico deleite las andanzas y los viajes al futuro de Nasarre y compañía, me entero de lo último que cuenta el patriarca de los Janeiro, el mismísimo Humberto Janeiro, quien ahora anuncia su primera exposición de pintura y de ahí que acudiera al programa «Dónde estás corazón» con uno de sus lienzos im-presionistas. «María José Campanario me impidió que viera a mi hijo Jesulín en el hospital tras la operación que le han realizado para quitarle los clavos que le pusieron hace tres años por su accidente de coche». «Cuando avanzaba por el pasillo del hospital vi salir a mi nuera del cuarto y con el dedo me señaló que no, que no se me ocurriera entrar a visitar a mi hijo. No me lo pude creer. Yo soy su padre y por supuesto no hice caso y entré».
El padre del torero lanzó su pequeño o gran dardo envenenado contra su nuera, y lo más gracioso es que comentó que nunca le había contado a su hijo esa historia. Mejor que se entere por la tele.
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