El Rey Abdalá de Jordania conquistó a Rania con un menú de pollo, gambas y ternera

Era agosto de 1992 y Abdalá bin al-Hussein acababa de volver de unas maniobras en el desierto cuando su hermana, Aisha, le invitó a cenar con unos amigos. Se trataba de una reunión informal. De manera que el futuro Rey de Jordania no se cambió las zapatillas ni la camiseta que llevaba puestas. Allí conoció a Rania Al-Yassin. Y así comenzó la historia de amor de los Reyes de Jordania, una de las parejas más glamurosas del mundo.

«En cuanto la vi pensé: ¡Caramba!», dice el Rey Abdalá en su reciente autobiografía «Nuestra última oportunidad». En ella, el Monarca se sincera y cuenta detalles sorprendentes sobre su romance con una de las mujeres más elegantes . Sedujo a Rania con unos bombones y un menú japonés de pollo, gambas y ternera, al estilo de los restaurantes Benihana. Ella se mostraba reticente: «He oído cosas sobre usted...». «No soy un ángel, pero al menos la mitad de las cosas que ha oído sobre mí no son más que rumores», respondió él.

Tras esa cena y algunos meses de amistad, llegó la petición de mano. «Yo habría soñado -explica el Rey de Jordania- una proposición mucho más romántica , pero lo cierto es que cuando estábamos hablando fuera del coche, le dije que nuestra relación iba cada vez más en serio y que veía que podíamos casarnos. Rania me miró, sonrió y no dijo nada». Abdalá interpretó ese silencio como un «sí, quiero».

La conquista de la que sería su esposa es una de las revelaciones más entrañables de la autobiografía de Abdalá II, que está a punto de publicar en España la editorial Debate. Sin embargo, más que un libro de confidencias, «Nuestra última oportunidad» pretende ser un relato sobre los últimos 40 años de Jordania y un llamamiento a la paz en Oriente Medio.