Tania Doris: «Lo mío con Colsada era profesional y personal»
La vedette acaba de ganar a las hijas del empresario un pleito por su herencia
Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña devuelve a la actualidad a Tania Doris, estrella del Apolo barcelonés durante treinta años, última reina del Paralelo y del género frívolo. El STJC ha reconocido, tras catorce años de litigios, el derecho de la artista a recibir parte de la herencia (parece que unos 2.300.000 euros más intereses legales -menos los honorarios de los abogados, claro-) de Matías Colsada, famoso empresario que fuera, además, pareja de la artista durante décadas. La cuantiosa herencia la disputaban la esposa y dos hijas sobrevenidas.
«Ha sido durísimo y muy largo. Cuando la justicia es tan lenta ya es menos justicia. Han aparecido personas que nunca estuvieron en su vida. Todo empezó el 25 de marzo del 2000, día de mi cumpleaños. Nos fuimos a comer y al acabar Matías se sintió mal y... faltó». Tania, Dolores Cano, cuenta con su voz inconfundible a ABC la vida junto al empresario: «Es normal enamorarse cuando se trabaja tanto tiempo juntos y con tanta pasión. Surge la mutua admiración y de ahí lo demás». El fallo y los sucesivos procesos habían reconocido lo que se sabía: Tania y Colsada eran pareja estable no sólo en lo profesional. «Él, como gran empresario que era, se centraba en la organización; yo me volcaba en el espectáculo».
Musa ella, ¿y él Pigmalión? «Quizás algo de eso hubo, pero fue una unión completa en lo personal y profesional. Matías era uno más en mi familia». «Él se casó antes de nacer yo, pero no había convivencia». Colsada, que no era aragonés sino madrileño, no fue, como se cuenta, su descubridor. «Fue Tony Leblanc, con el que comencé en el Oasis de Zaragoza con "Yo me llevo el gato al agua". Me vio trabajando junto a Andrés Pajares . Fue lo mejor que me pudo haber pasado porque era un genio y un señor». ¿Y la leyenda de Colsada descubridor? «En realidad, a él ya le habían hablado de mí cuando estudiaba danza en una academia en Valencia con trece o catorce años, pero yo no podía trabajar en Revista. Necesité un permiso paterno e ir acompañada de mi madre».
Con Colsada empezó a trabajar en el año 1968, en una obra en La Latina junto a Lina Morgan , otro descubrimiento del empresario. «Una cómica genial, irrepetible, sé que está malita y le deseo que se reestablezca». Cuando se le pregunta por qué Colsada no dejó previsto nada antes de morir vacila. «Era muy vital, odiaba la muerte, pero algo me dijo sobre un papel que había dejado escrito. No sé, quizás desapareció». Y zanja el tema, Tania (suena raro doña Tania), que tras la pesadilla judicial podrá pasar más tiempo en su Valencia natal, tierra de vedettes. Ella fue la última y más elegante estrella. Dos cosas fueron la revista: la mujer (mujerón) y lo alegre. «Esa Barcelona del Paralelo era maravillosa, pero la alegría desapareció».
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