josé maría álvarez del manzano
«Me gustan los callos y el cocido, sin embargo, las gallinejas no»
Dice que en su «jubilación» no mediaron presiones sino que fue su esposa quien le convenció. El primer edil aconseja a Ana Botella
José María Álvarez del Manzano (76 años) es incansable . No en vano, lejos de jubilarse tras dirigir la alcaldía de Madrid durante doce años, el que califica como «el puesto más importante» de su carrera, continuó presidiendo Ifema. «Quería seguir vinculado a la ciudad y sus intereses», asegura a ABC. Habla desde su despacho, situado en la primera planta del recinto ferial. Hasta allí nos conduce subiendo las escaleras: «Es que yo nunca uso ascensores . Así, si no me ha dado tiempo a hacer ejercicio, me muevo». Y, una vez arriba, acomodado en un sillón rojo, recuerda sus años en la alcaldía mientras reconoce que para muchos sigue siendo el regidor de Madrid.
Aunque Álvarez del Manzano nació en Sevilla, se considera madrileño por derecho. «Mingote decía que había dos clases de madrileños: los que han nacido en Madrid y son madrileños sin mérito ninguno; y los que, habiendo nacido fuera, hemos querido hacernos madrileños en Madrid», bromea. En la capital se licenció en Derecho , en 1963 sacó su plaza de Cuerpo de Inspectores Técnicos de Timbre del Estado y formó su familia.
Está casado con una malagueña, María Eulalia Miró Ramírez , y tienen cuatro hijos y nueve nietos. Una familia que ha «sufrido» los rigores la profesión de un padre, marido y abuelo alcalde. «Dirigir una alcaldía es siempre muy difícil en cualquier ciudad o pueblecito. La de la capital de España es dificilísima, es todo el día sin poderte bajar de tus responsabilididades. Estás en mitad de una comida familiar y de pronto surge un accidente y tienes que ir. Es un trabajo las 24 horas los 365 días».
-Así suena agotador...
-Siempre dije que aguantar doce años como alcalde de Madrid es para volverse loco, y yo me volví loco (risas).
-¿Su familia cómo vivio ese tiempo?
-Yo hice un pacto con mis hijos, les dije que era consciente de que iba a prestar menos atención a la vida familiar y me acuerdo de que José, el mayor, me dijo: «De acuerdo papá, pero si lo necesitamos te llamamos y vuelves». Y llegó un momento en que fue mi mujer la que me animaba a continuar. Si no tienes el apoyo de tu familia es difícil desempeñar ese puesto porque contar con la tranquilidad de las personas que de verdad están contigo.
Y su familia sigue con él. Cuenta el exalcalde que José María Aznar le ofreció presentarse para una cuarta legislatura; entonces, María Eulalia le dijo: «No hemos conocido bien a los hijos, vamos a conocer a los nietos». Nueve nietos , desde los 16 hasta los tres años, de los que habla con una sonrisa. « Lo mejor de las vacaciones es que me lo paso con ellos. Vienen mis cuatro hijos en verano. He enseñado a todos mis nietos a nadar y lo pasamos muy bien», desvela con orgullo.
Con Ana Botella comparte, además del título de alcalde, el de abuelos. Quizá por eso le parece bien que, tras dejar su puesto, se dedique a su familia. « La situación es muy distinta, ella tiene muchas posibilidades y una gran capacidad. A lo mejor quiere dedicarse a sus nietos, que ya está bien. La vida familiar es muy importante», recuerda.
Durante el tiempo que Botella ha dirigido la capital, han sido muchas las veces que han hablado. Aunque el exalcalde cree que « ha tomado la decisión un poco antes de tiempo , tendría que haberla tomado en enero», dice mientras denuncia que le han dado un trato muy injusto.
-¿Cómo ha visto su gestión?
-Ella ha hecho una labor excepcional en el tema económico , que es algo esencial para la vida. Por lo tanto yo creo que ha sido injustamente tratada.
-¿Por quién?
-Por la prensa, por la opinión pública y por el fuego amigo.
-¿Por todos?
-Sí, yo creo que ella al final se ha ido porque internamente se ha visto sola y eso no es justo. Ella ha actuado demasiado bien y se la ha hecho responsable de un incidente que no ha tenido la culpa y se la ha castigado injustamente.
De lo que más orgulloso está tras tantos años con los populares en el Ayuntamiento es del aspecto de la ciudad. El exalcalde sigue comiendo « en los mismos bares, con los amigos de toda la vida ». Sin ir más lejos, el día anterior a la entrevista había almorzado callos. «Me gustan los callos y el cocido, sin embargo, las gallinejas no», desvela. Se iría a degustar esos platos castizos tanto con Esperanza Aguirre como con Cristina Cifuentes. «No me puedo inclinar por ninguna de ellas, me iría a comer con las dos , pero si me dan a elegir [para la alcaldía], tengo que elegir a Esperanza»
-¿Está todo en manos de mujeres entonces?
-Y algún hombre puede caer, no lo desestime.
-¿Me da una pista?
-Demasiados rumores existen para que yo añada más.
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