estilismo
Fin de año en camisón
¿Vamos a la cama o vamos de fiesta? Lo último son los vestidos lenceros. Comodísimos
Cuando hablamos de «fin de año en camisón», no nos referimos a quedarnos apalancadas en la cama en pijama. Una de las tendencias que más fuerte ha pegado en los desfiles de otoño-invierno es la de las prendas lenceras. Así, todos los tops y vestidos de noche más deseados tienen un punto «salto de cama», ya sea por el detalle de encaje o por los tejidos, sobre todo la seda lánguida.
¿El máximo exponente de la moda de los «vestidos camisón»? El desfile de Marc Jacobs para Louis Vuitton, en el cual las modelos lucían vestidos lenceros bajo abrigos de piel o de paño de corte masculino. Para rematar la faena, la pasarela estaba montada para que pareciera los pasillos de un hotel de lujo, donde las modelos entraban y salían de sus suites… en camisón.
Por muy surrealista que parezca este desarrollo fashionista del diseñador, más de una ha desfilado por los pasillos de un hotel en camisón y abrigo. Ya sea para ir a buscar el hielo o para ir a otro cuarto, en otra parte del hotel.
La misma Carmen Lomana cuenta que hace años sufrió un incendio en el hotel Pierre de Nueva York. Cuando empezaron a sonar las alarmas subió al tejado del hotel, con los demás huéspedes, con lo que llevaba puesto: ropa interior bajo un abrigo de piel, las pantuflas de cortesía y un bolso con todas sus joyas, que no pensaba dejar atrás.
Las que quieran invertir en un vestido lencero para el fin de año tienen dos opciones. La primera es comprar la interpretación de un salto de cama en una tienda de ropa de lujo o «low cost» (todas tienen este estilo de vestidos). La segunda es dejarse de tonterías y comprar un salto de cama puro y duro en una tienda de ropa interior como Women’Secret u Oysho.
Aquellas que piensen que la segunda opción es demasiado arriesgada, solo necesitan saber que en los años 70 alguien ya se adelantó a esta tendencia. Existe una anécdota conocida por la gente del espectáculo sobre una entrega de premios a la cual acudió la actriz italiana Ornella Muti. Al bajarse del avión en Barajas, procedente de Roma, le informaron que la gala era de largo, con la mala suerte que la italiana llevaba un vestido de cóctel en su equipaje. ¿Solución? Se dirigió a El Corte Inglés de Castellana y se compró un camisón azul pálido largo. Cuarenta años más tarde, las demás podemos seguir su ejemplo. Más que una tendencia moderna, resulta que es una moda vintage.
Y lo mejor es que cuando llegas a casa, te puedes meter directamente en la cama, sin cambiarte la ropa.
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