Zapatero se estrena en Afganistán

Nueve meses después de que la oposición se lo exigiera, transcurrido un periodo de sesiones entero desde que se comprometió a hacerlo «pronto» —allá por febrero— y sin que haya pisado la zona de guerra en lo que va de legislatura, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se digna hoy, por primera vez desde que llegó al poder, a acudir al Congreso para explicar la misión de las tropas españolas en Afganistán, la que más bajas (94) ha costado a las Fuerzas Armadas desde que se inventaron las operaciones en el exterior.

Durante sus seis años de mandato, el contingente ha pasado de los 150 oficiales y soldados en cuarteles generales de Kabul a los casi 1.600 hombres y mujeres desplegados en Herat, Qala i Nao o en las posiciones avanzadas y en las trincheras de Muqur, Sang Atesh o Ludina. En sólo un año y después de la correspondiente llamada de Obama para requerir un esfuerzo en la guerra contra los talibanes, Zapatero dobló el número de los soldados en la zona y siguió sin dar la cara en el Parlamento.

Obsesionado con su imagen, Zapatero ha dejado a la ministra de Defensa, Carme Chacón, la exclusiva de ser la cara del Gobierno en la información del conflicto y hasta en los funerales de los caídos en los ataques de «la insurgencia». Y todo ello a pesar de que el otro gran partido nacional, el PP, apoya sin pegas ni petición de calendario de salida la misión en Afganistán. Queda por ver hoy cómo andan los principios pacifistas —sólo para Irak— de Zapatero.