Abascal espera que la cumbre de Patriots sea una exhibición de fuerza y acallar la polémica de la salida de Gallardo
En Vox creen que superarán esta crisis como la de Macarena Olona o Iván Espinosa de los Monteros
Una fuerte discusión de García-Gallardo con Garriga precipitó su salida de Vox
García-Gallardo dimite por discrepancias con la dirección de Vox y deja todos sus cargos
«Nadie es imprescindible». Esa frase, verbalizada el lunes por el portavoz nacional de Vox, José Antonio Fúster, es repetida insistentemente durante las últimas 48 horas desde el cuartel general del partido en la calle Bambú. Con ella se intenta pasar página ... de la salida de la formación de una de sus figuras más conocidas, el exvicepresidente de la Junta de Castilla y León Juan García-Gallardo.
No se trata de la primera crisis que azota a los de Santiago Abascal y tampoco la primera que afrontan mirando al futuro, tratando de restar importancia a los temblores internos y reivindicando que lo importante es el proyecto. Sucedió con las marchas de Macarena Olona y de Iván Espinosa de los Monteros. Pese a las diferencias entre ambas –mucho más enconada la de Olona–, desde la cúpula de Vox recuerdan que eran dos dirigentes muy destacados del partido cuya salida ocupó muchas horas de televisión y páginas de periódicos. Y sin embargo, la formación siguió adelante en su camino «sin pagar ningún coste», señala un diputado.
El ejemplo que ponen es su crecimiento en las convocatorias electorales celebradas en 2024 –las autonómicas gallegas, vascas, catalanas y los comicios al Parlamento Europeo– y los buenos pronósticos que les auguran las encuestas. La elaborada por GAD3 para ABC les eleva hasta los 44 escaños, de los 33 actuales.
En Vox achacan este crecimiento precisamente a los dos asuntos polémicos que más señalan los críticos: la salida el pasado verano de los Gobiernos autonómicos que compartían con el PP y la decisión de incorporarse al grupo de Patriots en Bruselas, uniendo su camino a Viktor Orbán y Marine Le Pen.
Deterioro de la relación
García-Gallardo fue una apuesta personal de Santiago Abascal y el primer dirigente de Vox en entrar a formar parte de un Gobierno regional. Una figura en auge durante mucho tiempo que, sin embargo, fuentes cercanas al político señalan que se había distanciado de la dirección durante los últimos meses. Había acatado, aunque no compartía, su salida del Ejecutivo castellano y leonés de Alfonso Fernández-Mañueco, pero desde entonces su relación con la cúpula de Vox se había ido deteriorando y desde ambos lados sabían que no era el favorito para repetir como candidato en las próximas elecciones regionales, que deberían celebrarse a principios del próximo año. Todo eso explotó el pasado fin de semana cuando se negó a firmar la expulsión de dos procuradores de las Cortes y tras una agria discusión telefónica con el secretario general, Ignacio Garriga.
Pese a que la carta de despedida de García-Gallardo está plagada de críticas al funcionamiento interno del partido, desde la dirección nacional intentan zanjar cuanto antes el asunto. «Vox es un proyecto que trasciende a las personas», dijo este martes en rueda de prensa en el Congreso su portavoz parlamentaria, Pepa Millán. En Bambú recuerdan que el propio Santiago Abascal ha hecho esa afirmación muchas veces para reivindicar que el fin es lo importante. «El partido tiene personalidad propia», insiste otro dirigente.
En cualquier caso, la frialdad de la reacción a la salida de García-Gallardo deja también ver el malestar. A diferencia de otras marchas, ni Santiago Abascal ni ningún otro dirigente destacado de Vox le ha dedicado ningún mensaje público de despedida. Él sí que felicitó en su cuenta de la red social X a su sustituto en el comité ejecutivo nacional, el diputado Carlos Hernández Quero. «Don Juan» fue como se refirió a él el lunes Fúster en la rueda de prensa de la calle Bambú. Y ni siquiera eso le dedicó este martes Pepa Millán. «Vox crece y es un proyecto que trasciende a las personas», reivindicó sin enviar a cambio ningún mensaje a García-Gallardo, por el que había sido preguntada.
Este afán por pasar página cuanto antes busca evitar que el terremoto tenga réplicas en otras zonas de España. Pese a que el propio García-Gallardo desvinculó su salida de las voces críticas, su mensaje fue acogido por algunos cargos descontentos con el partido. Fue el caso de la vicealcaldesa de Toledo, Inés Cañizares. «Ante decisiones importantes hay que dar a la afiliación la posibilidad de expresar su sentir y su opinión, que los afiliados tengan voz y participación política de verdad», pidió la exdiputada, muy próxima a Espinosa de los Monteros. «Como afiliada que soy, mi opinión es que tiene que haber libertad y democracia interna», insistió poniendo voz a quienes denuncian el exceso de mando desde Madrid.
El propio García-Gallardo no expresó ni una sola discrepancia ideológica en su despedida y solo aludió a cuestiones internas. «La dirección del partido ha ido ocupando cada vez más espacios en detrimento de los demás», lamentaba en la misiva.
Frente internacional
En la calle Bambú están convencidos, sin embargo, de que la crisis durará poco. La vista está puesta en la cita de Patriots en Madrid, que esperan aprovechar como una exhibición de fuerza con la que tapar el ruido. El viernes Abascal recibirá como anfitrión a todos sus socios europeos en una jornada de trabajo que culminará en una cena a la que está invitado Kevin Roberts, presidente de la Fundación Heritage, 'think tank' conservador muy próximo al presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
En cualquier caso, el momento fuerte llegará el sábado con un gran acto político público en el que Abascal intervendrá junto a Orbán, Le Pen o el italiano Matteo Salvini. Se celebrará en el auditorio de un hotel madrileño con capacidad para 2.000 personas. El líder de Vox está muy volcado en este frente internacional para tejer una red de alianzas dentro y fuera de Europa que afiancen el crecimiento de su partido. Además en un momento en el que, dentro de España, se recrudece su enfrentamiento con el Partido Popular, cuyo presidente, Alberto Núñez Feijóo, ha pasado a la ofensiva contra Vox.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete