«Nunca había visto un tren que saliera tan rápido de la nada»
El dueño del bar de la estación de Castelldels, Claudio, explicó a Europa Press que oyó el pitido del tren que arrolló y mató a doce jóvenes y salió disparado hacia el andén. En declaraciones a Europa Press, dijo que escuchó el pitido del tren "y, de golpe, como si cayeran piedras, y humo blanco", tras lo cual salió corriendo hacia los andenes, donde vio los cuerpos y muchos heridos. "Ha sido tremendo. Nunca había visto un tren que saliera así, de la nada, y que fuera tan rápido", explicó el propietario de 'Queviures de l'estació'. El tren de cercanías en el que viajaban las víctimas del atropello esta noche en la estación de la localidad barcelonesa de Castelldefels playa "iba abarrotado de gente, sobre todo jóvenes", según relató a EFE uno de los viajeros, Fernando Ortega, de nacionalidad colombiana. "El tren iba lleno de gente que, como yo, iba a la playa para celebrar la verbena de San Juan", indicó este testigo, que atendió a varios de los heridos de la tragedia, "algunos en muy mal estado", afirmó. Fernando Ortega, que había tomado el tren en la estación barcelonesa de Sants, cruzó las vías del tren, como muchos otros viajeros, por un lugar indebido, "después de comprobar que una pasarela elevada estaba cerrada y que el paso subterráneo es muy estrecho y estaba lleno de gente". "Era la primera vez que iba a Castelldefels y por eso seguí a la gente que, como yo, se dirigía a la playa. Nada más cruzar la vía, escuché el pitido de un tren y vi una luz. De repente oí golpes muy fuertes", relata Fernando Ortega conmocionado por lo que después vio a su alrededor. Otro de los pasajeros que salieron ilesos relató que el tren del que acababan de apearse estaba lleno, y al bajar "estalló la euforia para llegar a la playa". En declaraciones a Europa Press, Marcelo Cardona explicó que casi todos los ocupantes del Cercanías eran jóvenes que iban a la playa y, al viajar tan apretados en los vagones, salieron "como una ola de agua" hacia al andén e, inmediatamente, "el 70%" del pasaje bajó a las vías para cruzarlas. "En cinco segundos" llegó el tren Alaris que les arrolló, dijo, y admitió que había un paso subterráneo para cruzar, mientras que el paso aéreo estaba cerrado con una cadena. "Se empezaron a escuchar golpes; toda la gente estaba gritando, llorando y en estado de shock", relató Cardona, que vio entonces personas mutiladas, agonizando, y mucha sangre en las vías. El y su mujer, Saida Villarroel, unos vecinos de Barcelona que viajaban con su hija, de ocho años, optaron por apartarse y esperar en un punto que distaba 70 metros del paso subterráneo. Después, los tres fueron a una fiesta en un bloque de pisos cercano a la estación, como tenían previsto.
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