Ley de Seguridad Ciudadana

Esto es un no parar

Un día te ponen en la calle al asesino de tu hermano y al siguiente negocian con los herederos de Batasuna la ley de Seguridad Ciudadana

Sánchez paga otra factura a Bildu

Los diputados de EH Bildu Mertxe Aizpurua y Jon Iñarritu EFE

Teresa Jiménez-Becerril

Como víctima del terrorismo me siento indefensa, indignada, insultada, impotente pero tristemente no sorprendida. Un día te ponen en la calle al asesino de tu hermano y al siguiente negocian con los herederos de Batasuna la ley de Seguridad Ciudadana. Eso sin olvidar los ... insoportables homenajes a los terroristas, a los que nunca nos acostumbraremos, junto a tantas otras injusticias del mundo etarra, que campa a sus anchas, sin pistolas, pero con mando en plaza. Y no en una plaza cualquiera, sino en la que se decide el destino de los españoles. ¡Casi nada! Y todo ello lo hacen los filoetarras sin haber confesado sus pecados, cumplido la penitencia y sobre todo sin haber hecho propósito de enmienda. Aquí lo único que quieren enmendar estos lobos con piel de cordero, gracias al poderío de unos votos que nos cuestan sangre, sudor y lágrimas a la mayoría de los españoles, es la ley sobre seguridad ciudadana. ¿Qué? Si exactamente eso, que aquellos que con su complicidad apoyaron años de terrorismo, van a redactar la norma que velará por nuestra seguridad. Y yo me pregunto ¿Dónde estaban estos defensores de los derechos humanos a la carta mientras ETA asesinaba a cientos de policías, guardias civiles y a tantas otras víctimas del terrorismo? Desde luego no estaban condenándolo como tampoco lo hacen hoy. Y ahora nos dan una nueva bofetada de indignidad, les aseguro que es insufrible ver como quienes manosean la libertad y la seguridad a su antojo no son capaces de reconocer que esos terroristas, a los que ellos glorifican con fotos y pancartas en las manifestaciones, no son más que asesinos, que quisieron acabar con la seguridad y la libertad de todos los españoles.

Por ello, lo que estamos viendo no es solo una ofensa a las víctimas de ETA, especialmente a todos los niños asesinados que antes de que explotaran las bombas jugaban y reían en el patio del cuartel en Zaragoza o en Vic, o acompañaban a sus padres al Hipercor de Barcelona, o como Silvia, que bailaba en su casa de Santa Pola, sino un escarnio a todos los españoles. Son esos y muchos más los crímenes que quieren borrar los de Bildu porque el pasado pesa, o no quien sabe, si los terroristas son héroes para demasiados, también pueden ir con la cabeza alta sus herederos en esta España nuestra que ha perdido el norte. Pero por fortuna somos muchos los que no hemos perdido la memoria y seguimos llorando a esos niños inocentes y junto a ellos a los 879 asesinados por ETA y a los miles de heridos, secuestrados, extorsionados y forzados al exilio. Y en el nombre de todos ellos denunciamos esta nueva afrenta que supone la reforma de la ley de Seguridad pactada con quien hasta no hace mucho tiempo señalaba a quienes podían ser blanco de ETA. ¿Increíble verdad? Pues en estos tiempos de bajeza moral siempre se puede caer más bajo si está en juego el poder. Ya podían haberle pedido a los que anuncian a bombo y platillo los cambios de esta ley, que empezarán por condenar el terrorismo de ETA antes de empezar a cambiar una ley sobre seguridad y que exigieran a los terroristas que colaborarán con la justicia para esclarecer los 378 crímenes que siguen sin ser resueltos.

Aún quiero creer que esto es un bulo de estos que tanto juego dan y que saldrán a desmentir nuestros gobernantes, pero temo que no lo es, porque quien calla otorga. Lo que no tiene gracia ninguna, como diría mi padre, es que esta ley tiene a la policía como protagonista y me vienen a la memoria los 150 policías asesinados por ETA, que sacrificaron sus vidas, junto a cientos de guardias civiles y militares, por nuestra seguridad y nuestra libertad. Ahora solo nos queda ser testigos impotentes de como se mercadea con su honor y su amparo para satisfacer a quienes nunca quedarán satisfechos hasta no ver a una España humillada hasta el límite. Hoy toca ningunear a la policía, mañana quien sabe.

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Teresa Jiménez-Becerril es adjunta primera al Defensor del Pueblo, exdiputada del PP y hermana de Alberto Jiménez-Becerril, concejal del PP de Sevilla asesinado por ETA en 1998 junto a su mujer, Ascensión García.

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