El supervisor 'juguetil' para una Navidad segura tiene sello gallego
El Laboratorio de Consumo de la Comunidad lleva tres décadas vigilando la calidad de estos artículos
Analiza que se cumplan los criterios de calidad y seguridad y, en caso contrario, los retira del mercado
![Pruebas de seguridad en juguetes y peluches en el Laboratorio de Consumo de Galicia](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/12/09/laboratorio3-RCPZe9uNBheMqiuAktfyDNK-1200x840@diario_abc.jpg)
Aunque oficialmente quedan más de dos semanas para el comienzo de la Navidad, prácticamente la totalidad de las ciudades del país cuentan con luces y motivos navideños que recuerdan su inminente llegada. También los comercios, que se adelantan a estas fechas tan marcadas ... para contar en sus escaparates con multitud de juguetes y demás productos especialmente demandados en esta época. Pero para que todo sea celebrar y no lamentar posibles incidentes, organismos como el Laboratorio de Consumo de Galicia velan para evitar que productos defectuosos o que supongan un riesgo lleguen a las estanterías. O en el caso de que lleguen, sean retirados de forma inmediata.
En la ciudad de La Coruña está la sede de esta institución, que cumplirá los 30 años en escasos meses, el único laboratorio oficial público de consumo en toda España que cuenta la acreditación ENAC (que evalúa la competencia técnica de laboratorios o entidades de certificación e inspección) y que abre sus puertas a ABC para ver en primera persona la forma en la que garantizan que los productos que adquirimos cumplan con los requisitos de calidad y seguridad pertinentes.
El Laboratorio de Consumo de Galicia se divide en cinco departamentos donde se analizan distintos tipos de productos, como el área mecánica (para juguetes principalmente), el área eléctrica, el área química y el área textil. A estos departamentos llegan productos de todas las zonas de España por distintos motivos: algunos productos adquiridos directamente para su análisis, de inspecciones, otros confiscados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y, además, artículos que cuentan con denuncias de particulares para su evaluación. Durante la pandemia, además, contaron con un departamento específico para analizar el estado de las mascarillas que llegaban al mercado.
Vigilancia del mercado
Una vez allí, los productos se enfrentan a todo tipo de análisis para certificar su seguridad y calidad. Como no podría ser de otra forma en estas fechas, los juguetes son protagonistas, y ante el potencial riesgo que pueden suponer para los más pequeños, los científicos llevan a cabo pruebas para verificar, por ejemplo, que no haya piezas pequeñas susceptibles de provocar asfixia. La directora del laboratorio, Natalia Crespo, muestra varios casos, como las ventosas presentes en varios juguetes, que introducen en un cilindro metálico que imita la garganta de un infante de hasta tres años para comprobar si podrían producir un atragantamiento. También intentan extraer los ojos de los peluches, para comprobar si podrían ser extraídos e ingeridos por los pequeños, o prueban a tirarlos desde cierta altura o con peso, además de comprobar la velocidad y fuerza de impacto de las balas de las pistolas de juguete, en sus múltiples formatos.
![Imagen principal - Análisis de componentes químicos (arriba), comprobación de luces y láseres (abajo, izquierda) y cilindro que imita la garganta de un infante](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/12/09/laboratorio4-U42447707140qUh-758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Análisis de componentes químicos (arriba), comprobación de luces y láseres (abajo, izquierda) y cilindro que imita la garganta de un infante](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/12/09/laboratio1-U42063362083KIq-278x329@diario_abc.jpg)
Cuentan también con maquinaria para analizar la composición química de los juguetes, para detectar cualquier sustancia nociva, una sala para comprobar la capacidad ignífuga de los peluches, pelucas o disfraces, capacidad de detectar la potencia de láseres y una impresora 3D para fabricar sus propias pieza o herramientas con la que comprobar la seguridad de los juguetes que se venden.
Entre las reclamaciones más comunes destacan productos textiles defectuosos, que encogen o tienen 'bolitas' (frisado) tras ser lavados conforme a la etiqueta, botas o calzado en los que entra agua o se despegan o móviles, ordenadores, cámaras de fotos o consolas de videojuegos. La gerente del Instituto Galego do Consumo e da Competencia (IGCC), Sol Vázquez, indica también otro tipo de reclamaciones como ante envíos que no llegan, que en el caso de que sean varias puede dar paso a una mediación con la empresa por parte de Consumo, y en el caso de detectarse un fraude, a una denuncia ante la fiscalía. Una problemática que se acentúa con el peso cada vez mayor de las compras en Internet.
Auge de la compra online
A pesar de que las propias empresas tienen la obligación de que los productos que sacan al mercado cuentan con los requisitos necesarios, el auge de las compras online y la posibilidad de adquirir artículos de prácticamente cualquier lugar del mundo dificultan la labor de organismos como el Laboratorio de Consumo de Galicia. «Un mercado infinito», explica Crespo, que señala cómo este centro es el único que adquiere también artículos en Internet para su estudio.
Si bien tras tres décadas de funcionamiento los científicos que trabajan en el laboratorio constatan un cambio de mentalidad en los consumidores, con un mayor interés y preocupación por conocer más sobre los productos que adquieren, el ámbito digital implica más fraude ante la dificultad de regular un mercado tan globalizado, unido a la pérdida del miedo por parte de los consumidores a comprar casi cualquier cosa por el canal online, desde juguetes a productos farmacéuticos.
«Lo que estamos viendo es que los juguetes, y demás productos que están en comercio físico cada vez están mejor. Pero lo que está en Internet, eso es una ciudad sin ley» añade la directora del laboratorio. Una vez se detecta que un producto es inseguro, se comunica a la red de alerta nacional, en la que participan todas las comunidades autónomas. El laboratorio accede al listado completo de clientes que adquirieron ese lote de artículos con riesgo y se ordena su retirada del mercado, un proceso que se lleva a cabo de forma «muy coordinada» y que permite detener completamente su venta «en poquísimo tiempo», asegura Crespo.
Consumidores informados
A parte de la labor de estos laboratorios, la gerente del IGCC destaca la importancia de la educación desde edades tempranas hasta etapas más tardías como la universidad en materia de consumo, a través de iniciativas como la Escuela Gallega de Consumo, parte del Instituto Gallego de Consumo de la misma forma que el laboratorio. Formación para aprender a leer correctamente etiquetas, estar al tanto de riesgos comunes, identificar el impacto de la publicidad en el consumo o saber cómo y dónde reclamar. En definitiva, contar con las herramientas para ser un consumidor responsable e informado.
Todo esfuerzo en materia de prevención es bienvenido, ya que, como advierte Vázquez, su labor pasa desapercibida cuando se lleva a cabo de forma efectiva, ya que las emergencias solo trasciende cuando se producen incidentes. «Si funcionan los mecanismos y no hay casos de niños atragantados o dañados por juguetes es que el mercado funciona», concluye la gerente del IGCC.
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