La sesión que nunca existió

Minutos antes ABC informaba de que las víctimas de las inundaciones de Valencia ascendían a cincuenta. Y en el hemiciclo los muertos comenzaron a retumbar: parecía evidente que no era el día para tirarse los trastos a la cabeza. Lo insinuó Montero, pero tanto Gamarra como Olano y, sobre todo, Ester Muñoz se lo advirtieron: «No entendemos por qué no se ha suspendido el pleno. Están a tiempo. En caso contrario, nuestra obligación es controlar al Gobierno». Y tenía sentido. Ausente el presidente del Gobierno, lo lógico era liberar la agenda de las vicepresidentas y de la ministra de Defensa para que lideraran la situación, se convocara un consejo de ministros urgente, se declarara la zona como catastrófica y se pusieran todos a trabajar, que es para lo que están.

Tras la propuesta de Tellado, tomó la palabra Patxi López, que afirmó que le parecía bien valorar la suspensión, pese a las muecas y avisos del vicepresidente del Congreso, Gómez de Celis, convertido ya en un asesor más del grupo socialista. Por parte de Sumar intervino Àgueda Micó -no sabemos si en condición de valenciana 'in-chief' o de portavoz del 'posterrejonismo'- para dar apoyo a la propuesta del portavoz del grupo socialista que, en realidad, era del portavoz del grupo popular. «Deberíamos dedicarnos todos a gestionar esta crisis que está teniendo lugar en mi país». Que es España, añado.

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Una hora y media después, la presidenta del Congreso comunicó que había decidido suspender la sesión de control porque no tenía sentido su celebración en este contexto. Todos de acuerdo. Pero la sorpresa fue que no se suspendiera también y por idéntico motivo el pleno previsto para el asalto del Gobierno a RTVE. Ante esta decisión, PP y Vox, escandalizados, optaron por no entrar en el pleno al entender que es incoherente suspender solamente uno. Si hay motivos para suspender uno, hay motivos para suspender los dos. Y si no hay motivos para suspender el segundo, tampoco para suspender el primero. Se ve que, a los diputados de Compromís, como la señora Micó, eso de gestionar la crisis ya les comenzó a parecer secundario y Sumar aprobó esta decisión con obediencia lanar a Óscar López. Se confirma que nada une tanto como el pesebre.

En realidad, en una democracia liberal la actividad parlamentaria no debe interrumpirse jamás. Es la única manera que los ciudadanos tenemos para protegernos de la discrecionalidad del Gobierno. Durante la pandemia quedó claro que cuando el Congreso cierra, abre La Chalana. Y entonces aparecen los Koldos, Aldamas, Ábalos y 'números uno' haciendo el agosto con mascarillas, rescates y lingotes. Cabe recordar que el Tribunal Constitucional declaró que el 'cierre' del Congreso decretado por PSOE y Podemos en pandemia fue ilegal. Pero también es necesario aclarar que lo hizo porque esa medida impidió la tramitación de iniciativas parlamentarias de los diputados, lesionando su derecho de participación política.

No es el caso de lo ocurrido en el Congreso este miércoles. Una sesión de control no es una iniciativa parlamentaria. Y la convalidación de un decreto ley, tampoco, puesto que entra en vigor desde su publicación en el BOE, teniendo un plazo de un mes para convalidarlo. Dicho de otro modo, no había ningún motivo para no suspender también la segunda sesión. Y la única razón lógica es que el Gobierno quisiera aprovechar la situación para sepultar el escándalo social de la toma de RTVE bajo las aguas desbordadas del Turia. Lo aprobaron. Y exactamente así fue cómo el lodazal consiguió entrar hasta el fondo de la Carrera de San Jerónimo.