El Senado se prepara para la «legislatura de la incertidumbre»
El PP hace valer su mayoría absoluta en la Cámara Alta para presidirla y controlar la Mesa sin apoyo de Vox
Armengol permitirá el uso de lenguas cooficiales en el Congreso

Al mismo tiempo que el Congreso se ponía de largo para inaugurar una nueva legislatura, a un par de kilómetros de la Carrera de San Jerónimo, el Senado hacía lo mismo. El Antiguo Salón de Sesiones acogía el acto más solemne de la ... Cámara Alta. Un lugar imponente por su aspecto regio, pero sobre todo por su historia. Allí debatían ya los políticos españoles a principios del XIX, cuna del parlamentarismo que ayer se celebraba de una manera muy diferente.
Porque en los corrillos previos al inicio de la sesión no se hablaba de los nuevos retos de la legislatura, sino de lo que iba a ocurrir con la misma. De si habría o no mayoría de izquierdas en la Mesa del Congreso. De si el PSOE, finalmente, pactaría con los separatistas para conseguirla. El runrún de primera hora de la mañana quedó aparcado por la confirmación de Junts y ERCde que apoyarían la presidencia de Francina Armengol, lo que devolvió la atención de los senadores a la causa que les congregaba en aquel escenario diseñado sobre una antigua iglesia y cuya disposición de escaños –enfrentados unos a otros– recuerda mucho al del parlamento de Reino Unido.
Toda la incertidumbre que rodeaba al Congreso era certeza en torno al Senado, donde la mayoría absoluta del PP no dejaba lugar a las dudas. Pedro Rollán, designado horas antes por Alberto Núñez Feijóo como el candidato de los populares, sería el presidente de la Cámara Alta. Y así fue, aunque resultó elegido solamente con los votos de su partido, ya que Vox, como también hizo en el Congreso, decidió a última hora presentar a su propio candidato y votar por él. Antes de ser proclamado por Martín Sans –el senador de más edad, encargado de presidir la constitución de la Mesa y que se hizo un buen lío con el anuncio de los candidatos–, Rollán compartió confidencias con Javier Maroto, exportavoz del PPen la cámara, con el que compartirá a partir de ahora un lugar en el órgano de control, pues el vasco fue elegido vicepresidente primero. Ambos gesticularon con cierta preocupación, pendientes de un teléfono móvil que no dejaba buenas noticias para el PP, pues se confirmaba el pacto socialista con los soberanistas catalanes, lo que deja al Senado como único contrapeso a la futura acción de un hipotético Gobierno de izquierdas.
Llamaban la atención los rostros serios en la bancada popular en un día grande para ellos en el Senado, pero todo estaba opacado por lo que ocurría lejos de allí. Aun así, los aplausos resonaron con fuerza cuando Sans confirmó que los 142 apoyos recibidos por Rollán en la primera votación le convertían en el decimotercer presidente del Senado. «Algunos dirían 12+1, pero yo no soy supersticioso por ahora», ironizaba poco después el exalcalde de Torrejón de Ardoz.
En esos 142 votos no estaban los tres de los senadores de Vox, que se desmarcaron antes de empezar la sesión, como también ocurrió en el Congreso. La reticencia del PP a cederles un puesto en la Mesa y la certeza de que el nombramiento de Rollán saldría adelante pasara lo que pasara, llevó a los de Abascal a apostar por su propio candidato. Esfuerzo estéril, pero que evidencia el divorcio en la derecha. La jugada se repitió en la votación de los dos vicepresidentes, que encumbró al mencionado Maroto y al socialista Guillermo Fernández Vara, y de las cuatro secretarías, que recayeron en las populares Eva Ortiz y Mari Mar Blancos, y en los socialistas Ángeles Luna y Manuel Fajardo. Reparto bicolor con marcado dominio del PP, que podrá mandar en esta cámara para controlar la acción de un futuro Gobierno de Sánchez con sus socios de la izquierda radical, nacionalistas y separatistas.
Control al Gobierno
Las primeras palabras de Rollán como presidente del Senado fueron para recordar a las víctimas de la violencia machista. Un minuto de silencio respetado por todos los presentes con escrupulosa solemnidad. Apartir de ahí, el popular tiró de talante para abrirse a todos los senadores y recordarles que su objetivo final tiene que ser el bienestar de los ciudadanos, los «responsables de que estemos aquí». Tras la cordialidad inicial, y sin perder el talante, Rollán mostró con crudeza la realidad que tienen por delante.
«Todo apunta a que no será una legislatura fácil. Por eso espero que seamos capaces de convertir la legislatura de la incertidumbre en la legislatura del diálogo, que es lo que quieren los ciudadanos», señaló el popular, quien pidió seriedad y altura de miras. «Que el Senado no sea un patio de colegio y que haga que los ciudadanos vuelvan a sentirse orgullosos de sus políticos», apuntó, antes de incidir en la importancia creciente que ha tenido la Cámara Alta en la vida parlamentaria del país. «El Senado ha recobrado un protagonismo del que no había gozado en las últimas décadas», señaló en referencia al decisivo control ejercido ante acciones como el referéndum ilegal, que desembocó en la activación del artículo 155 de la Constitución.
Rollán prometió «impulsar el carácter territorial del Senado», apoyado en su pasado como alcalde y consejero de de la Comunidad de Madrid, y «blindar la actividad de control al Gobierno, que debe comprometerse decididamente a rendir cuentas con esta cámara». Un dique de contención frente al Ejecutivo que el Senado puede ejercer de diferentes formas: impulsando comisiones de investigación, controlando el techo de gasto en los Presupuestos Generales del Estado o introduciendo enmiendas y retrasando la tramitación de las leyes.
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