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entrevista a los autores de 'Otegi: la última bala de ETA'

«Sánchez reprochaba a Iglesias su defensa de Otegi, ahora es su socio»

Mariano Alonso y Luis Fernando Quintero aseguran que el líder de Bildu seguirá mandando pese a no ser candidato

'Otegi, la última bala de ETA', el libro que desmenuza el pasado del líder de Bildu y su papel ante las elecciones vascas

Luis Fernando Quintero y Mariano Alonso, autores del libro 'Otegi, la última bala de ETA' isabel permuy
Jorge Navas

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Arnaldo Otegi es el líder más longevo de la política española, en la que lleva desde el siglo pasado. Tres largas décadas al frente de Batasuna (ahora Bildu) posteriores a su etapa como miembro de ETA, con la que participó en varios secuestros y acciones. Ahora lidera una formación de la que depende el Gobierno de España y que va camino de consolidarse como primera fuerza del mismo País Vasco en el que el coordinador general de Bildu justificó los crímenes terroristas. Pese a todo ello, nadie se había atrevido a reunir y documentar esa trayectoria criminal y política, un vacío que llena 'Otegi: la última bala de ETA', de los periodistas Mariano Alonso (ABC) y Luis Fernando Quintero (Libertad Digital), una oportuna apuesta editorial de Plaza & Janés.

—¿Cómo surgió este libro?

—Hace más de una década detectamos un hueco. Hay muchos políticos que son muy relevantes en la actualidad cuyo pasado no tiene el menor interés, y otros personajes con un pasado interesante que actualmente no tienen ningún papel. Otegi reúne los dos requisitos, algo muy difícil de encontrar. Tiene un papel muy relevante en la política vasca y en toda España y un pasado muy interesante y desconocido, y desde luego tenebroso. Hemos hecho un libro muy periodístico, que se lee rápido [tiene menos de 300 páginas] y que compendia la vida de alguien que es hilo conductor de varias historias que por sí solas merecen y tienen varios libros: ETA, el nacionalismo vasco, las negociaciones de los terroristas con el Gobierno Zapatero, los pactos de Pedro Sánchez...

—¿Qué oculta Bildu sobre el pasado de su líder?

—En este libro se conoce al Otegi que empuñó las armas, la 9 milímetros Parabellum, el que estuvo en los campos de entrenamiento de la banda terrorista, el que fue primero miembro de ETA Político Militar y luego de ETA Militar, el que participó en secuestros como los de Luis Abaitua, Javier Rupérez o el fallido contra Gabriel Cisneros. Este último, en su lecho de muerte con un cáncer muy doloroso, le dijo a Rupérez: «A mí, lo que realmente me duele es el tiro de Otegi».

—Para Zapatero fue un hombre de paz.

—El libro recoge los pormenores de aquel proceso de negociación con su Gobierno, que tuvo dos mesas, una con ETA y emisarios del presidente y otra en el Santuario de Loyola entre Batasuna, el PNV y el PSE. Allí, cuando ya parecía que había un acuerdo para explorar la anexión de Navarra al País Vasco, y cuando todos se habían comprometido a ratificar el acuerdo con sus respectivas direcciones políticas, Otegi empezó a balbucear, a buscar un documento en un ordenador portátil que no aparecía... Quedó claro que no era autónomo de ETA. Alfredo Pérez Rubalcaba, designado ministro del Interior para pilotar ese proceso, desveló años después en una entrevista con Manuel Campo Vidal que advirtió en Moncloa de que el «proceso se iba», y se fue definitivamente en el atentado de la T-4 los últimos días de 2006. Luego Otegi volvió a la cárcel, bajo el Gobierno Zapatero, por reconstruir Batasuna. Por cierto que uno de los jueces que por entonces más le persiguió, interrogó y encarceló fue Fernando Grande-Marlaska, hoy ministro del Interior.

—Para Sánchez ahora es un socio preferente.

—En 2016, durante la investidura fallida a la que se presentó con el apoyo de Albert Rivera, Sánchez le reprochó a Pablo Iglesias su cercanía a Otegi, que acababa de salir de la cárcel, que le hubiera definido como un «preso político», e incluso le dijo que estaba con quienes asesinaron al concejal socialista Isaías Carrasco en 2008. Ahora el líder del PSOE, como con Carles Puigdemont y la amnistía, ha cambiado radicalmente de criterio.

—Y para Fernando Savater es un 'cabrón', como se cuenta en el libro.

—El episodio de Savater tiene su miga. Era el año 2000, un año en el que ETA asesinó a casi 30 personas. El colectivo ¡Basta Ya! había convocado una gran manifestación de condena en septiembre en San Sebastián, a la que acudió Mariano Rajoy como vicepresidente del Gobierno y Zapatero como líder de la oposición. Otegi, que por entonces ya era el líder del brazo político de los terroristas, dijo con sarcasmo que sólo faltaba la cabra de la Legión. Le preguntaron a Savater, el principal referente de la movilización, y contestó que seguro que no irían «tantos cabrones como van a las manifestaciones del señor Otegi».

—¿Por qué no ha sido el candidato?

—Que nadie se engañe, es algo meramente instrumental o estratégico. Otegi pone a Pello Otxandiano, alguien sin su pasado y sus lastres, porque cree que es lo mejor para ganar al PNV, algo que por primera vez en su historia puede hacer la izquierda abertzale. Pero en septiembre será reelegido coordinador general de Bildu, hasta 2028. Su modelo es el de la bicefalia peneuvista, un líder orgánico, como era Xabier Arzalluz –alguien en quien se inspira mucho– y luego otra figura como lendakari. En definitiva, hay Otegi para rato.

—¿Se arrepiente de su pasado?

—No.

—¿Qué piensa sobre las víctimas de ETA?

—Que fueron víctimas de un conflicto entre dos bandos. Otegi en eso no piensa distinto de Josu Ternera.

—¿Cuál será el futuro de Bildu sin Otegi?

—Es difícil decirlo, hoy por hoy su liderazgo es indiscutible. Bildu es una coalición cuyo partido nodriza es Sortu, las siglas que antes fueron Herri Batasuna, pero en la que está Aralar, la escisión que lideró el navarro Patxi Zabaleta, quien se arriesgó y vivió amenazado por ETA, y también Eusko Alkartasuna, la escisión del PNV que lideró el lendakari Carlos Garaikoetxea. En Bildu hay desde chavales de la Herriko Taberna, para entendernos, a personas del Opus Dei.

—¿Cuál es su cosmovisión?

—En 'La piel contra la piedra', un documental de Julio Medem, abominaba de que en Lekeitio los jóvenes pudieran hablar inglés, comer hamburguesas o «funcionar por internet».

—¿Y su objetivo?

—Euskal Herria, con Pamplona de capital y tres provincias francesas. Jesús Eguiguren le presentó a un socialista francés, Otegi le dijo que a Francia no le importaría mucho ceder una pequeña parte de su territorio, y este le contestó que su país haría la guerra por uno solo de sus ciudadanos.

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