Sánchez pide a Europa rebelarse contra la «tecnocasta» de Musk horas antes de la toma de posesión de Trump

El presidente, en un acto sobre Inteligencia Artificial, asegura que la democracia «no es un tuit, un voto, sino un hombre, un voto»

Albares, ante el regreso de Trump: «Vamos a defender nuestra democracia frente a quien sea, se llame como se llame»

Pedro Sánchez, durante el acto sobre Inteligencia Artificial celebrado este lunes en la Fundación Ramón Areces EP

Sin nombres propios, de manera velada, pero inequívoca. Pedro Sánchez no ha querido perder la oportunidad de enturbiar de nuevo las relaciones con la nueva administración de Estados Unidos. En un acto en la Fundación Ramón Areces de Madrid, donde presentó el ... programa ‘HispanIA’, animó a la Unión Europea (UE) a rebelarse contra la «tecnocasta de Silicon Valley». No citó por su nombre al magnate Elon Musk, uno de los más estrechos colaboradores del ya presidente Donald Trump, en cuyo Gabinete desempeñará un importante cargo. Pero no hizo falta, y no era la primera vez. Ya el pasado 8 de enero, en el primer acto de los fastos por el cincuenta aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco, en otro evento en el Museo Reina Sofía, Sánchez lanzó más dardos velados a Musk, al que se refirió con el preciso dato de «hombre más rico del mundo» para acusarle, a continuación, de liderar la «internacional ultraderechista», afirmó citando el término acuñado previamente por el presidente de Francia, Emmanuel Macron.

Este lunes el jefe del Ejecutivo volvió a las andadas, en un discurso como todos los suyos medido y leído en ‘teleprompter’ (la herramienta que utilizan los presentadores de televisión), sin dejar ningún detalle de calado a la improvisación. Tampoco el hecho de que se pronunció apenas horas antes del discurso de inauguración de Trump en el Capitolio de Washington, y la víspera de desplazarse como representante del Gobierno español al foro anual en la ciudad suiza de Davos, que comenzará mañana y donde, advirtió también de manera críptica del propio Sánchez, no sólo se hablará esta vez de economía y finanzas, sino también del nuevo rumbo de la primera potencia democrática del mundo.

A juicio del líder del PSOE, esa ‘tecnocasta’ pretende, con su «poder omnímodo», imponer su hegemonía «en el debate en las redes sociales», en clara referencia también al papel de Musk al frente de X, la compañía que renombró tras comprarla cuando aún era Twitter.

«Debemos rebelarnos, y lógicamente plantear alternativas», señaló Sánchez ante un auditorio de casi medio millar de personas, entre el que se encontraban varios miembros de su Gobierno, como la vicepresidenta tercera y responsable de la cartera de Transición Ecológica, Sara Aagesen, o el ministro de Transformación Digital y Función Pública, Óscar López, quien intervino previamente a Sánchez y a varios empresarios y expertos implicados en el desarrollo de la IA en España. También estuvieron presentes en el acto los ministros del Interior, de Agricultura, Pesca y Alimentación y de Transportes, Fernando Grande-Marlaska, Luis Planas y Óscar Puente.

La democracia y los tuits

El jefe del Ejecutivo instó a la UE a encabezar esa rebelión. Según advirtió de manera gráfica, «la democracia no es un tuit, un voto; sino un hombre, un voto», sentenció. Para Sánchez, «Europa debe plantar cara a esta amenaza y defender la democracia», concluyó, dejando clara cuál será su posición en el Consejo Europeo, donde ha perdido aliados socialdemócratas en los últimos tiempos, y donde podría perder a su correligionario el canciller alemán, Olaf Scholz, después de las elecciones que tendrán lugar en el principal país del club comunitario el próximo 23 de febrero.

A partir de ahora, el Gobierno socialista, en coalición con Sumar, cohabitará con Trump al otro lado del Atlántico, una situación que no es nueva, ya que se trata del mismo presidente que, en su primer mandato, pernoctaba en la Casa Blanca cuando Sánchez llegó a La Moncloa en el verano de 2018. Fue aquella una coincidencia breve, de algo más de dos años, en los que no se produjeron encuentros bilaterales, pero sí encuentros entre ambos líderes en cumbres internacionales, como las de la OTAN. Precisamente la reclamación de Trump de que los miembros de la Alianza Atlántica incrementen al menos hasta el dos por ciento de su producto interior bruto (PIB) su aportación a defensa (un porcentaje que Trump podría pedir incluso que fuese bastante más elevado en el futuro próximo, y que España no cumple aún) es uno de los posibles elementos de fricción, aunque no el único.

Sánchez, de hecho, tampoco lo tuvo fácil de inicio a principios de 2021 con el retorno del Partido Demócrata a la Casa Blanca de la mano de Joe Biden. Para la historia de uno de los momentos más embarazosos de su presidencia quedó el paseo de apenas unos segundos con el presidente americano precisamente en la cumbre de la OTAN en Bruselas en junio de 2021, ambos con la mascarilla entonces preceptiva. Una fugaz conversación que el gabinete de La Moncloa, liderado entonces por el ínclito Iván Redondo, elevó casi a la categoría de cumbre bilateral. Apenas un mes después Sánchez acometió la mayor crisis de gobierno de su mandato, y Redondo y la entonces ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, fueron dos de los principales defenestrados. Comenzó entonces la era de José Manuel Albares al frente de la diplomacia española, que dura hasta hoy, y en la que uno de sus principales encargos fue restablecer la sintonía con Washington. Un año después, en 2022, llegó la cumbre de la OTAN que albergó Madrid, durante la cual Sánchez y Biden se entrevistaron en La Moncloa y firmaron el primer acuerdo bilateral entre ambos países desde 2001, bajo la presidencia de José María Aznar. Un acuerdo que permitió ampliar la flota americana en la base de Rota, en Cádiz, dotada ahora de otros dos destructores norteamericanos.

Los ataques a Trump

El poder de Silicon Valley

Sánchez aprovechó un acto sobre IA horas antes de la toma de posesión para arremeter contra la «tecnocasta de Sillicon Valley.

La «internacional derechista»

El 8 de enero, en el primero de los actos por la muerte de Franco, Sánchez acusó a Musk de liderar la «internacional ultraderechista».

El control de las redes

Para el presidente del Gobierno, los magnates tecnológicos como el dueño de X, la antigua Twitter, pretenden controlar el discurso en las redes sociales.

Los socios y el «lameculismo»

Los socios, tanto Sumar como los parlamentarios, son muy críticos con Trump. Ayer Podemos pidió acabar con el «lameculismo» con EE.UU.

Ahora, y ya desde la victoria de Trump en las elecciones del pasado 5 de noviembre, Sánchez ha procurado guardar el tono institucional en sus referencias al presidente entrante, con el que si cumple su apuesta de mantenerse en el poder hasta unas próximas elecciones generales en 2017, e incluso más allá, cohabitaría de nuevo durante todo su segundo mandato en Estados Unidos.

Sea todo ese tiempo o menos, algo impredecible dados los vaivenes de la política española, y la inestabilidad de un Gobierno que ni siquiera tiene aún presupuestos un año y medio después de las últimas elecciones, las relaciones entre Madrid y Washington no serán sencillas. Y Sánchez ya deja clara su voluntad de confrontar, especialmente con Musk, y de intentar que lo haga Bruselas.

La posición del Ejecutivo de coalición entre PSOE y Sumar no es ajena a las posturas del socio minoritario ni tampoco al de sus aliados parlamentarios, enormemente críticos con Trump. El lunes Podemos llamó a acabar con el «lameculismo» con EE.UU., una expresión de su coportavoz María Teresa Pérez, quien acusó al nuevo presidente de querer instaurar un «régimen autoritario».

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