Sánchez impone a Ribera en las europeas pese a su resistencia a dejar el Gobierno

La vicepresidenta Ribera tiene buena prensa en Europa y en el mundo. Desde su ministerio se revela que este mismo fin de semana ha sido elogiada durante un viaje de trabajo a Canadá y las fuentes comunitarias consultadas así lo confirman: tiene prestigio y en la presidencia española de la Unión Europea, en el primer semestre del año pasado lo hizo objetivamente bien.

Además, tras seis años al frente de Transición Ecológica en España goza de la máxima autoridad, incluso entre sus adversarios políticos. A esto ayuda que las políticas de la presidenta, Ursula von der Leyen, en este ámbito han sido miméticas con las del Partido Socialista, algo que ha beneficiado a la próxima cabeza de lista socialista en las europeas. Con este contexto europeo favorable, la pregunta que flota en el ambiente es si el objetivo final es ser comisaria europea para los asuntos del medio ambiente. La respuesta tardará en llegar, pero no hay duda de que es la socialista más cualificada, sobre todo después de que el holandés Frans Timmermans abandonara sus cargos europeos para presentarse a las elecciones de su país... y perder ante la ultraderecha. Además, no parece razonable que Ribera abandone un cargo de vicepresidenta del Gobierno de su país para ser eurodiputada, y no parece posible que ella pudiera ser portavoz de los socialistas europeos, puesto que este cargo ya lo ocupa la española Iratxe García. Es más: su perfil técnico, aunque con los años ha ganado cierto peso político, no parece el idóneo para tal función.

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El presidente publica una carta abierta en la que anuncia que el próximo 29 de abril comparecerá y aclarará su futuro. Su misiva se produce el mismo día en el que ha trascendido que su mujer está siendo investigada por tráfico de influencias

Desde la perspectiva de los intereses del Gobierno y del PSOE la noticia tiene muchas derivadas y no está exenta de riesgos. El principal, perder un peso pesado en el Gobierno y tocar los equilibrios en el Ejecutivo, especialmente en el rango de las vicepresidencias. Este debate ya se produjo cuando la entonces vicepresidenta económica Nadia Calviño abandonó el Ejecutivo para recalar en el Banco Europeo de Inversiones.

De aquel movimiento salió una vicepresidenta política con enormes poderes: María Jesús Montero es además ministra de Hacienda y número dos del PSOE. Además, es sabido que desde su Vicepresidencia tercera Ribera cuenta con influencia sobre Sánchez. Su relación es larga, pues ella fue uno de sus referentes cuando el hoy presidente del Gobierno llegó por primera vez al Congreso de los Diputados en sustitución de Pedro Solbes, que dimitió como vicepresidente, ministro de Economía y diputado después ser clave en la segunda victoria electoral de José Luis Rodríguez Zapatero, en el año 2008.

Parece evidente que el presidente Sánchez busca aprovechar el tirón europeo de Teresa Ribera para lanzar una campaña del 9 de junio que, según las últimas encuestas publicadas, se le presenta complicada.

Escrito todo lo anterior, la designación de Teresa Ribera quedó absolutamente opacada ayer por la carta que difundió el presidente del Gobierno dejando en el aire su continuidad en La Moncloa en pleno escándalo sobre las actividades privadas de su esposa, Begoña Gómez. Aun así, y a la espera de conocer el futuro del presidente, del Gobierno y de la legislatura, se desconoce en qué momento dejará el Gobierno Teresa Ribera. Esta es una decisión que corresponde al presidente. Hay un antecedente: Josep Borrell. Después de ganar las elecciones europeas de mayo de 2019, rechazó ser eurodiputado en junio, siguió como ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de España y en noviembre aceptó ser Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores.

Enfrente, en el Partido Popular aún no se han hecho públicas las listas electorales para las elecciones europeas, algo que sí han realizado Vox, Sumar y Podemos.