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Sánchez no cambia el plan: una crisis de gobierno limitada para cerrar el ruido interno

Sánchez expresa su apoyo a sus ministras y guarda con celo la fecha del retoque con el que saldrían Darias y Maroto

Moncloa niega un cambio de planes respecto a los cambios ministeriales y se insiste en que será limitado

Pedro Sánchez, ayer, en Bruselas EFE
Víctor Ruiz de Almirón

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La virulencia que ha alcanzado la colisión entre el PSOE y Unidas Podemos ha alimentado la especulación sobre una crisis de gobierno que alcance la esencia misma de la coalición y que pueda ser inminente. Desde el epicentro de La Moncloa descartan ambos planteamientos, si bien se deja claro que el momento elegido para la remodelación del Gobierno es una cuestión que compete exclusivamente al presidente del Ejecutivo, que gusta de gestionar con celo sus tiempos.

Desde algunos sectores morados se ha señalado como probable la caída de la ministra de Justicia, Pilar Llop. La repentina exposición de su figura en mitad de esta crisis, en contraste con el escaso protagonismo que le han otorgado en otros momentos, es considerado «muy injusto» por algunas voces en el PSOE. Desde el núcleo del Ejecutivo trasladan que Llop tiene «todo el apoyo» y destacan que ha hecho «todo el trabajo técnico» de la reforma planteada por los socialistas. Ahora; cuando haya que negociar, ella no será protagonista.

El otro flanco débil del choque se sitúa en el lado morado del Gobierno. Pero la ministra de Igualdad, Irene Montero, está «tranquila» respecto a su continuidad. En Podemos no se muestra temor estos días ante la opción de que Sánchez tome una decisión respecto a la ruptura de la coalición. El reparto de carteras quedó tasado en el pacto de gobierno que el actual presidente suscribió con Pablo Iglesias en 2019. Sánchez solo puede intervenir en las carteras socialistas.

Cuestión distinta es que, como en la decisión de respaldar la adhesión de Suecia y Finlandia sobre la OTAN, el presidente marque una decisión, traslade que ésta es inamovible y sitúe al socio en la disyuntiva de romper o no. Y en Podemos no encuentran por ahora el incentivo a romper su acuerdo. Más bien al contrario. Si Sánchez les consiente ese grado de disidencia interna, lo van a explotar. Ayer, la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, acusó al PSOE de haberse «levantado de la mesa de negociación» y estar actuando con la proposición de ley «de manera unilateral». Belarra persistió en equiparar la reforma socialista con el planteamiento del PP: «Evidencia que el modelo que está recogido en esa proposición de ley es el modelo del Código Penal de La Manada (...). Lo que hacía era poner el foco en la víctima, en cuánto te resististe».

El presidente del Gobierno quiso ayer lanzar dos mensajes con profundidad desde Bruselas, donde participaba en una sesión del Consejo Europeo. Para intentar bajar el nivel de tensión. «Ya le digo que nada de ruptura, la coalición no se va a romper, eso no se contempla. El Gobierno de coalición progresista continúa», dijo en primer lugar. «Todas las ministras de mi Gobierno cuentan con mi confianza, también la de Igualdad», dijo en un mensaje dedicado evidentemente a Montero. Pero que también cubría a Llop. Personas influyentes del Gobierno han insistido estos días en que la remodelación del Ejecutivo será parcial.

En Moncloa abundaban en esta idea. El presidente se posicionó ayer en estos términos para frenar especulaciones. Porque con la crisis por la reforma del 'sí es sí' en plena ebullición y teniendo abierta la reestructuración gubernamental la complejidad de ambas situaciones se retroalimentaban. «La obsesión del presidente es transmitir estabilidad frente a una derecha que ha tenido que adelantar elecciones en tres gobiernos autonómicos en este ciclo. Evitará cualquier volantazo. El mensaje es el contrario: que pese a todo este Gobierno ha aprobado tres Presupuestos. Es un momento duro, pero no hay que ser impulsivos», resumía un alto cargo del Ejecutivo.

Sí es cierto que parece consolidarse el escenario del recambio de piezas que afectará a la ministra de Sanidad, Carolina Darias, y a la ministra de Industria, Reyes Maroto. Ambas serán las candidatas a las Alcaldías de Las Palmas de Gran Canaria y Madrid. Cuando se solemnizó el nombramiento de Maroto –el de Darias llevaba claro mucho más tiempo– se apuntó a que aguantarían hasta el mes de abril en el Gobierno. En el PSOE madrileño, que afronta una tarea hercúlea el 28 de mayo, el sentir mayoritario es que sería conveniente que se centrase ya en la campaña a tiempo completo. Pero no es un sentimiento unánime. Hay muchas personas que ven que el Ministerio puede seguir dando proyección a Maroto. Sánchez también. Pero el tiempo apremia.

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