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el ppc remonta

De Vidal-Quadras a Camacho, fin a quince años de caída

Aunque en 1995 se obtuvo más porcentaje de votos, los 18 escaños conseguidos el domingo han marcado techo histórico de los populares en Cataluña. El firme discurso de la candidata de Blanes contra la inmigración irregular y por el bilingüismo ha jugado a su favor

efe

ÉRIKA MONTAÑÉS

No solo ha escalado cuatro peldaños en el más fragmentando que nunca Parlamento catalán , sino que el Partido Popular de Cataluña ha conseguido, con el 12,33% de respaldo de la ciudadanía catalana cosechado este 28-N «histórico», dar un «espaldarazo» definitivo a su formación en España. «El cambio en España empieza esta noche» , decía la presidenta del PPC la noche de autos, una vez conocida la bolsa de votantes. Simpatizantes que se ha granjeado con un discurso firme en inmigración y en materia lingüística. Parece que a Alicia Sánchez-Camacho no le han pasado factura esta vez asuntos como el controvertidísimo videojuego fulminando a inmigrantes (catalogado como un grave «error» de la compañía que lo realizó). También se antoja que la carta del líder nacional absolutamente volcado con esta campaña «punto de inflexión» también para él ha jugado a su favor. Con toda esta mezcolanza de elementos, el PPC pulsó el botón «on» al revulsivo electoral y consiguió «el mejor resultado de la historia del partido en Cataluña» en toda la democracia. No así en porcentaje de votos ni tampoco en número de papeletas (el culmen lo marcó 1995, con un 13,1%, y 420.341 votos), aunque en 2010 ha marcado un techo histórico de sillas en el Parlamento catalán: 18.

Partido defenestrado en Cataluña

En ese periplo, hasta 1995 la Alianza Popular, luego Partido Popular, apenas tuvo relevancia en el hemiciclo autonómico. Fue Alejo (Aleix, en catalán) Vidal-Quadras quien llevó a la formación hasta su mejor resultado en las urnas (como decíamos, en términos porcentuales de voto y número de papeletas lo sigue siendo). El político barcelonés recaudó en las elecciones autonómicas de hace tres lustros 17 escaños, el punto más álgido del partido hasta este domingo.

Vidal-Quadras logró en 1995 récord de porcentaje y de número de papeletas

Vidal-Quadras logró la gesta al presentarse por segunda vez, tras la tentativa de 1992, compaginando la labor de oposición con la de senador por designación autonómica entre 1995 y 1999. Se caracterizó por un sonoro desplante al líder de su partido y a la sazón presidente del Gobierno, José María Aznar, cuando éste requirió de la alianza con CiU para ser investido como máximo mandatario de la Administración central. Lo que se conoció como el «Pacto del Majèstic» entre PP y CiU dio lugar a que el hoy vicepresidente del Parlamento Europeo manifestase su disconformidad abierta con el pacto establecido con los nacionalistas catalanes, a años luz de su discurso, y en particular con el entonces presidente de la Generalitat catalana, Jordi Pujol. Eso sí, se fue de las filas del PP regional con el éxito en su haber de haber triplicado los escaños en la Cámara catalana, así como el número de concejalías del PP en la Comunidad. En lo sucesivo, ha seguido enfrentándose de frente y a través de diversos artículos contra los que considera «excesos» catalanistas como el exclusivismo en la política lingüística, que ha tachado abiertamente de «discriminatoria» y que llegó a equiparar con el Gobierno sudafricano en la era del «Apartheid». Él aboga, bien al contrario, por el derecho de los padres a escoger la lengua en la que desean escolarizar a sus hijos. Fueron esos preceptos catalanistas que ataca algunos de los argumentos inspiradores de la plataforma Convivencia Cívica de Cataluña, que fundó en marzo de 1998 y que presidió hasta 2001.

Alberto Fernández no arrastró los votos

Con más pena que gloria transcurrió la andadura política de Alberto Fernández Díaz , con quien el Partido Popular en Cataluña se dio un batacazo sin ambages. El también barcelonés, que hoy preside el Grupo Municipal del PPC en el Consistorio de la Ciudad Condal, heredó ese partido con bríos que legó Vidal-Quadras, pero no supo troquelar un «efecto arrastre» de votos y en 1999, bajó el porcentaje de representación en el Parlamento catalán hasta un anodino 9,5%. Ese año solo se compilaron 295.765 votos a favor y 12 diputados. Fernández se mantuvo hasta 2003, cuando Josep Piqué arribó con fuerza a suelo catalán. El ministro en cuatro ocasiones (Asuntos Exteriores, Portavocía, Industria y Ciencia y Tecnología) con el Gobierno de Aznar llegaba a la arena autonómica avalado por su trayectoria en el Estado, pero tanto en los comicios de 2003 (atesoró un 11,9% de los votos -390.882- depositados en urna por los catalanes) como en los de 2006 (cayó hasta un 10,64%, 313.368 votos y 14 diputados) se demostró que el PP no era profeta en Cataluña y sus mensajes, más escorados hacia la izquierda de los que lanzaba el presidente Aznar en Madrid, tampoco calaron en el electorado. No cuajó el encargo de Aznar: sumar, con CiU, los 68 diputados que diesen al traste con la candidatura de Pasqual Maragall (PSC) para presidir la Generalitat. El de Villanueva y la Geltrú acuñó una campaña «muy visual, rompedora y novedosa», aunque sin «ningún titular estridente», como manifestó.

«Soy hija de inmigrantes»... legales

efe

Irrumpir con fuerza en el Parlamento regional parecía un muro difícil de derribar hasta que llegó Alicia Sánchez-Camacho, quien podría resumir su campaña electoral blandiendo dos palabras: Rajoy e inmigración. « Yo también soy hija de inmigrantes », decía a un senegalés que se encontró en Viladecans tras destaparse el envenenado «videojuego de Alicia Croft», donde la candidata de Blanes acababa sin contemplaciones con todo inmigrante que se cruzase a su paso. Pero su contundencia, apostando por regular con firmeza la inmigración irregular, además de la lucha por el bilingüismo real en Cataluña, una rigurosa gestión económica en tiempos de crisis y, sobre todo, su discurso diametralmente opuesto a las advertencias de «referendos independentistas» y al centenar de consultas soberanistas alegales celebradas este año, la han aupado al cielo del Parlament.

Con la salvedad de la inmigración, Sánchez-Camacho ha dado muestras de ponderación durante la carrera electoral, lo que a la postre ha sido la punta de lanza para que su partido no haya sido castigado con el trasvase de votantes directos a la saca de Ciutadans. El PP los ha sabido amarrar y no han ido a parar a las pretensiones de Albert Rivera, que con su discurso también de centro y conservador, quería superar la barrera de los cinco diputados con los que formar grupo parlamentario propio y abandonar el cándido grupo mixto .

Luz tras las sombras

El PP emerge, tras permanecer en la sombra en Cataluña, en el panorama político de la región como la tercera fuerza , abierta a pactos puntuales con los convergentes e, incluso, se presentaba con la llave de la gobernabilidad en su mano para un hipotético pacto de estabilidad en Cataluña, a imagen y semejanza del labrado en el País Vasco, si bien ahí se alió con otra formación no nacionalista, el PSOE. Los encuestados durante las últimas semanas dijeron la verdad, aunque no del todo, pues hasta el mejor de los sondeos vaticinaba entre 15 y 16 asientos en el Parlament para el PPC. Alicia Sánchez-Camacho -con el permiso del ex presidente del Barça Joan Laporta- ha dado la campanada en estas elecciones: 384.019 ciudadanos han confiado en ella.

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