análisis
Jordi Hereu, un ministro anti independentista que sabe que los referendos los carga el diablo
Fue uno de los alcaldes más eficaces que ha tenido Barcelona. No lideró ningún proyecto deslumbrante como los Juegos Olímpicos pero mejoró la vida de los barceloneses
Artículos escritos por Salvador Sostres en ABC
Jordi Hereu fue uno de los alcaldes más eficaces que ha tenido Barcelona. No lideró ningún proyecto deslumbrante como los Juegos Olímpicos pero mejoró la vida de los barceloneses, mejorando el transporte público no solo en su cantidad y calidad, sino volviéndolo accesible para las ... personas de movilidad disminuida, reduciendo la densidad y el ruido, creando el servicio público de alquiler de bicicletas y ensanchando las aceras para los peatones. Fue discreto, no fue sectario y su obra tuvo en cuenta a la ciudad entera y no sólo a las zonas donde vivían sus teóricos votantes.
Además, experimentó en sus propias carnes el error que siempre implica convocar un referendo. Habiendo sido un alcalde excelente y querido tuvo la ocurrencia de someter a consulta su proyecto para construir un tranvía por la Diagonal. Una consulta que no le pedía nadie ni era necesaria desde el punto de vista legal. Perdió el tal referendo por más del 80 % de los votos, y no le bastó sacrificar a sus personas de más confianza para mantenerse en la alcaldía y al año siguiente Xavier Trias se convertía en el primer alcalde de Convergència i Unió que tenía la ciudad. El doloroso aprendizaje no cayó en saco vacío y el ya exalcalde fue uno de los firmantes en 2017 de una carta dirigida a Puigdemont para que abandonará de una vez sus actividades delictivas.
La anécdota menor es que, cuando Jordi Hereu fue designado candidato a la alcaldía de Barcelona, el entonces alcalde Joan Clos fue nombrado, como ahora Hereu, ministro de Industria. La categoría que subyace es que el hasta hoy ministro catalán del Gobierno, Miquel Iceta, que hizo un gran servicio al PSC durante el proceso independentista, manteniendo vivo al partido, aunque a veces fuera con respiración asistida, no era capaz de ganar elecciones en Cataluña, de modo que Sànchez lo cambió por Salvador Illa y le pagó la salida honorable de ser el ministro de Cultura y Deportes.
Una salida honorable se da ya por pagada y por lo tanto, cerrado el capítulo de agradecimientos, Sánchez incorpora como ministro catalán al último gran alcalde que tuvo Barcelona -y que desde octubre de 2020 era el presidente de Hispasat, tras más de 8 años en el sector privado- y que es más competente y conoce Cataluña mejor que los líderes de Esquerra y de Junts. Tal vez por ello es manifiestamente anti independentista. En esta línea la verdadera y profunda apuesta del presidente del Gobierno en Cataluña, para culminar el entierro del independentismo, es que el año que viene o a principios de 2025 Salvador Illa se convierta en el próximo presidente de la Generalitat.
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