El caso Rubiales provoca el choque de Díaz e Iceta y reabre heridas en la coalición
La vicepresidenta critica que se podría haber actuado ya y el ministro discrepa, pero mantienen el diálogo
La portavoz del Gobierno califica de «paripé» lleno de «folklore» la investidura de Feijóo la víspera de reunirse con Sánchez

Durante toda la pasada campaña electoral, hubo una pregunta que Pedro Sánchez tuvo que contestar en varias ocasiones. La de si en un eventual nuevo Gobierno de coalición con Sumar, la formación liderada por la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, la convivencia sería ... mejor que con Podemos. Y la respuesta invariable fue que sí.
Pesaba en el jefe del Ejecutivo en funciones la convicción de que, pese a las diferencias ideológicas con la formación a la izquierda del PSOE y a que la cohabitación en un mismo Gabinete no es tarea fácil, al menos la lealtad y el sentido institucional de Díaz estarían fuera de toda duda, sobre todo en comparación con lo que supuso tener a Pablo Iglesias sentado en la mesa del Consejo de Ministros. Sin embargo, el estallido del caso Rubiales ha provocado un choque entre la vicepresidenta y la parte socialista.
Desde el pasado viernes, y después de que Luis Rubiales decidiese atrincherarse y anunciar su ya célebre «¡no voy a dimitir!» en la asamblea de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) —justo un día antes de ser suspendido por 90 días por la FIFA— empezaron a arreciar las críticas de Sumar hacia el Gobierno por, a su juicio, no actuar con celeridad para cesar a Rubiales.
De momento eran voces con cargos orgánicos en la formación, como el portavoz de la dirección, Ernest Urtasun, y la del grupo parlamentario, Marta Lois, las que se habían manifestado, pero aun así el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, que se encontraba en Varanasi (India), donde asistía a una reunión con sus homólogos del G-20, decidió telefonear a Díaz —quien previamente también le había hecho lo propio tras estallar el escándalo— para explicarle por qué a su juicio las críticas de su partido no estaban ajustadas a razón.
Iceta le trasladó que, según la Ley del Deporte y en concreto su artículo 62.2, sólo se puede suspender a un presidente federativo, como Luis Rubiales, si previamente se le incoa un expediente por falta muy grave, algo que en principio debería hacer el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), que de momento no ha emitido resolución alguna. Díaz, explican fuentes de Sumar, le manifestó su discrepancia, ya que según su asesoramiento jurídico sí sería posible que el Consejo Superior de Deportes (CSD) actuase de oficio o «motu proprio».
«Desde el Gobierno hemos actuado tan pronto como los mecanismos legales nos lo han permitido»
Miquel Iceta
Ministro de Cultura y Deporte
Las conversaciones fueron varias entre Díaz e Iceta durante todo el fin de semana, tal y como confirman desde sus respectivos equipos, y la comunicación, coinciden, «fluida», si bien la discrepancia de fondo siguió allí. Iceta, por tanto, sabía que la comparecencia de la también titular de Trabajo el lunes, en la sede de su ministerio, junto a la presidenta del sindicato Futpro, Amanda Gutiérrez, no iba a ser plato de buen gusto para la parte socialista del Gobierno en general y para su departamento muy en particular. No lo fue y quien hablaba ya no era un mero portavoz de partido, sino un miembro destacado del mismo Gobierno.
«No es justo»
El mismo lunes, ya por la tarde, el presidente del CSD y secretario de Estado para el Deporte, Víctor Francos, durante una rueda de prensa en la Delegación del Gobierno en Tarragona, no dudó en cargar contra Díaz. «No es justo decir que hemos actuado más tarde que la FIFA. Nosotros no podíamos. Le exigimos a la RFEF unas medidas y que se implementaran antes de que acabara la asamblea. Y si no, nos veíamos obligados a actuar. La FIFA sí podía actuar el martes» aseveró el número dos de Iceta, un dirigente igualmente del PSC.
El propio Iceta, cuando compareció ayer después del Consejo de Ministros junto a la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, remarcó antes incluso de someterse a las preguntas de la prensa: «Quiero insistir en el hecho de que desde el Gobierno hemos actuado tan pronto como los mecanismos legales nos lo han permitido. De hecho, la misma madrugada del domingo al lunes, desde Sidney, fui el primero en condenar ante la opinión pública la actitud reprobable de Luis Rubiales».
En el entorno de la vicepresidenta Díaz se reivindica también para ellos el haber condenado prontamente lo sucedido con la jugadora Jenni Hermoso y haber pedido ya el mismo domingo de la final del Mundial la dimisión de Rubiales. De nuevo la disputa en torno a una cuestión relativa al feminismo reabre viejas heridas entre los socialistas y sus socios de Gobierno, como ha ocurrido repetidamente desde la investidura de Sánchez en 2020.
«Separación de poderes. El tribunal [por el TAD] es el que marca sus plazos, sus tiempos, para tomar decisiones»
Miquel Iceta
Ministro de Cultura y Deporte
Tampoco ha gustado en Deporte que la vicepresidenta mostrase en su rueda de prensa el camino de salida a los seleccionadores nacionales, tanto el femenino, Jorge Vilda, como el masculino, Luis de la Fuente. Díaz les afeó su aplauso a Rubiales en el cónclave del viernes en la sede de la RFEF en Las Rozas (Madrid), pero desde el departamento de Iceta, aunque se coincide en la crítica a ese comportamiento concreto, se valora que posteriormente ambos hayan reprobado la conducta de Rubiales.
Iceta, por lo demás, se empleó a fondo en su comparecencia en la sala de prensa de La Moncloa para restar importancia a la dilación en la actuación del TAD, al que ayer mismo el Gobierno envió documentación sobre el caso que le habría llegado de manera defectuosa, incluidos los comunicados de la RFEF y de la jugadora Hermoso sobre el beso de Rubiales. «Tribunal, separación de poderes. El tribunal es el que marca sus plazos, sus tiempos, para tomar sus decisiones», remarcó el ministro del ramo.
Desde luego, lo ocurrido es un episodio de tensión más y la discrepancia concreta sobre cómo se debería de haber actuado es manifiesta, pero la tensión no ha llegado a más, tampoco en la reunión de ayer del Consejo de Ministros, que permanece en funciones a la espera de que Sánchez pueda encabezar una investidura después del previsible fracaso de Alberto Núñez Feijóo en su intento del próximo 26 de septiembre.
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