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«Rubalcaba, no tenemos miedo»

Así reciben los diputados del PP al nuevo «número dos» de Zapatero, a veces temido, a veces admirado

Ángel de antonio

M. CALLEJA

El Grupo Popular ha preparado para hoy un menú de congelación de pensiones, «caso Faisán» y «caso Malaya» para dar la bienvenida a Alfredo Pérez Rubalcaba en su nueva etapa política como vicepresidente primero del Gobierno y ministro del Interior. Rubalcaba tiene fama de ser un excelente parlamentario, capaz de hacer trizas al contrario con solo cuatro palabras o de recurrir al ataque personal para defenderse de las críticas políticas de la oposición y dejar humillado a su rival, ya sin opción de réplica. De todo se ha visto esta legislatura, pero Rubalcaba con frecuencia ha salido airoso de sus rifirrafes parlamentarios, que siempre cierra él por ser miembro del Gobierno, muchas veces entre ovaciones de los suyos.

En el Congreso se ha creado una gran expectación ante el primer minidebate (cinco minutos) entre la portavoz del Grupo Popular, Soraya Sáenz de Santamaría, y el vicepresidente primero, que sustituye en ese papel a De la Vega. «Sorayita, tiembla que viene Rubalcaba», escribió una diputada socialista en su blog, sin que desde su Grupo se le haya afeado ese absceso de machismo o menosprecio a una mujer. Pero Santamaría, que ya consiguió sacar de quicio a De la Vega en más de una ocasión, se lo toma con calma y se limitará a exigir al «número dos» del Gobierno que cumpla con los mandatos del Congreso y anule la congelación de pensiones en 2011.

Entre tinieblas

Hay tres diputados que conocen muy bien a Rubalcaba, y que son los que más veces se han enfrentado a él en la sesión de control. Ignacio Gil Lázaro le ha preguntado 15 veces en el Pleno sobre el «caso Faisán», la última en el mes de junio, y no ha logrado que el ministro del Interior le responda ni una sola vez. Siempre esquivo, ha tenido intervenciones de pocos segundos, ha optado por el silencio y ha buscado la descalificación de su adversario. Cuatro meses después, el PP rescatará hoy el «caso Faisán», que abrirá una nueva ofensiva parlamentaria sobre el chivatazo a ETA en mayo de 2006. «Rubalcaba es un personaje inquietante, una mezcla de Maquiavelo, Fouché y Rasputín, pero es sinónimo de fracasos, tinieblas y oscurantismo», comenta Gil Lázaro. «Hay que decirle que no le tenemos ningún miedo. Es él quien tiene que tener miedo a su presente, su pasado y su futuro, porque debe muchas explicaciones y en el caso Faisán puede acabar sentado ante los tribunales».

Rafael Hernando no recibirá hoy a Rubalcaba mucho mejor que su compañeros de filas. El diputado del PP le preguntará por las iniciales J.A.G. del «caso Malaya», y apuntará a un colaborador de su confianza. «No tiene escrúpulos, y de aquí a las elecciones organizará montajes contra el PP, pero no hay ningún miedo y es él quien debe muchas explicaciones».

Ignacio Cosidó es el tercer diputado que ha «osado» enfrentarse a Rubalcaba esta legislatura. «Es muy descalificador, genera más temor que simpatía, pero sabe que tiene un pasado que pesa mucho», advierte.

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