Revilla ya no es profeta en su tierra: no gana ni en su pueblo
«Currante», «obsesionado con Cantabria».... pero «no demasiado buen gestor». Al más longevo de los presidentes autonómicos le achacan un gusto excesivo por la foto, que sumado a una legislatura difícil, le ha terminado pasando factura. Ni en su pueblo, Polaciones, ha logrado ganar el opinólogo de España
Revilla facilitará la investidura del PP para que Vox no entre en el Gobierno de Cantabria
No se esperaba Miguel Ángel Revilla (Polaciones, 1943) que ni en el pueblo donde se crió, de poco más de 200 habitantes, le fueran a dejar de votar como presidente de Cantabria. «Uno nunca es profeta en su tierra», justifica una pariente lejana del político.
Pero Revilluca, como le conocían en su casa, sí que había sido el preferido de los purriegos, que es como llaman a los del Valle de Polaciones. Si en 2019 le apoyó casi el 51% de los votantes del municipio, este año ha tenido que conformarse con algo más del 30. El regionalismo vive sus horas más bajas en toda la comunidad y a Revilla, hombre del pueblo y para el pueblo, no le apetece por primera vez hacerse la foto.
Será por fotos. La que se hizo para el cartel electoral del 28M se ve nada más llegar a Salceda, que viene a anticipar que a pocos metros está la casa donde el cántabro pasó sus primeros años de vida. «Ahí, el ventanuco de la izquierda», señala Gonzalo, que vive justo al lado. «Yo sí que le he votado. Es simpático y eso».
![Gonzalo, ganadero de Salceda, posa junto a la casa donde se crió Miguel Ángel Revilla](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/06/02/paisano-casa-revilla-U72570024683vfa-624x350@abc.jpg)
Este ganadero cuenta que la última vez que le vio en el pueblo fue cuando vino acompañado del presentador Jesús Calleja, «ah, y también estuvo con Bertín». Por este lugar recóndito, a hora y media de Santander, han pasado jugadores del Racing, Pasqual Maragall, Adrián Barbón...y hasta el fallecido Emilio Botín.
«Cuando vino con don Emilio, llamó aquí preguntando por mi marido. Él es albañil, así que quiso cambiarse de ropa para conocerlo. Pero Miguel Ángel le dijo: 'Como te quites el buzo no sales en la foto'», recuerda orgullosa Fina, otra vecina de la aldea, que guarda como oro en paño la imagen de los tres, con el escudo del gobierno autonómico. «Qué majo era Emilio, muy cercano. Ana Patricia ya no me gusta tanto», opina sin que haga falta preguntarle.
![Imagen principal - Revilla ya no es profeta en su tierra: no gana ni en su pueblo](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/06/02/salceda-pueblo-U01033541508Jmv-758x470@abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Revilla ya no es profeta en su tierra: no gana ni en su pueblo](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/06/02/primo-hijas-casa-enrique_20230602170214-U61173303887uMb-464x329@abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Revilla ya no es profeta en su tierra: no gana ni en su pueblo](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/06/02/piedrarevilla-U13877137346SUL-278x329@abc.jpg)
De que el del PRC puso Polaciones (y Cantabria) en el mapa a nadie le cabe la menor duda. Revilla, opinólogo de España, es el invitado que más veces ha ido al plató de 'El Hormiguero', siempre con la condición de poder promocionar sus anchoas y sus sobaos. Pero el problema viene cuando no eres de los suyos. O así lo creen algunos. «Claro que hace publicidad, pero de los que son sus amigos», cuenta Enrique tras la barra de Casa Molleda, una taberna en Pejanda.
En una de las mesas del bar aún sigue abierto 'El Diario Montañés' por las páginas donde se pueden consultar los resultados electorales, municipio a municipio.
![Imagen - «La mitad de las anécdotas que cuenta las exagera. Qué mas le da que veinte personas sepamos que es mentira lo que dice, si millón y medio de españoles se lo creen»](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/06/02/molleda_20230602164836-U17066761886BQd-170x170@abc.jpg)
«La mitad de las anécdotas que cuenta las exagera. Qué mas le da que veinte personas sepamos que es mentira lo que dice, si millón y medio de españoles se lo creen»
Enrique Molleda
hostelero de Pejanda (Polaciones)
«El padre de Miguel Ángel, que era guarda forestal, fue íntimo de mi padre. Pero nosotros nunca lo fuimos. Una vez vino un amigo suyo a tomar algo aquí, a Casa Molleda, y llamó por teléfono al presidente. ¿Sabes qué le dijo?: '¡Pero cómo paras ahí, si son contrarios!'».
Este hostelero reconoce que a Revilla, que ha publicado seis libros superventas, se le dan de maravilla las teles, pero que tiene truco: «La mitad de las anécdotas que cuenta las exagera. Muchas ni siquiera las ha vivido él, pero se las apropia. Qué mas le da que veinte personas sepamos que es mentira lo que dice, si millón y medio de españoles se lo creen».
Amalia, una paisana que siempre le ha votado «y le votaré», vaticina, le defiende con uñas y dientes: «Lo que pasa es que hay gente de aquí, de Polaciones, que no le puede ni ver. A los de Lambraña (otro de los pueblecillos del municipio) les fastidia que el presidente nunca haya dicho que donde vino al mundo fue allí. Siempre ha hablado de Salceda, el lugar donde él y su madre, que era maestra del pueblo, estuvieron de alquiler antes de irse a vivir a Santander», afirma esta mujer, que maneja mejores datos que Wikipedia, donde no figura este detalle.
«Fíjate la rabia que le tienen algunos que la placa que pusieron con su nombre en lo alto del pueblo, la arrancaron a los pocos días. ¡Pues nos quedamos sin ella, oye!», recuerda Amalia con indignación contenida.
![Rafael cree, a sus 94 años, que Revilla «está mayor»](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/06/02/rafael-no-U06457367243zmb-624x350@abc.jpg)
Pero no son sólo las viejas rencillas, cosa habitual en la España rural, lo que le ha pasado factura al regionalista. «Revilla, solución caza ya», es el mensaje que le dedicaban al político en una pintada en los márgenes de la sinuosa carretera que une estos pueblos montañeses. «El problema del lobo no lo han sabido resolver. Aunque lo han intentado, nos ha dado la sensación de que no eran ellos los que gobernaban, sino los socialistas», argumenta Tere, que tampoco escogió la papeleta del PRC en las autonómicas. No ha sido el único motivo. «Está mayor», opina Rafael, que a sus 94 años cree que la edad de su paisano empieza a ser un inconveniente.
«Como él no hay nadie en el partido, eso está claro. Es una lástima lo que ha ocurrido, han hecho una campaña muy dura y muy injusta en su contra», afirma convencida Emi. Ella y su hermana son hijas de Enrique, que es primo carnal de Revilla. El parentesco entre ambos es tan evidente que hasta tienen el mismo bigote. Esta familia regenta Casa Enrique, el restaurante más conocido de la zona gracias, por supuesto, a Miguel Ángel. Porque a diferencia de lo que ocurre en Casa Molleda, aquí sí paran sus amigos.
El comedor está lleno de fotos con famosos y justo enfrente del local hay una piedra con la imagen tallada del político vestido de purriego y con albarcas cántabras, el calzado rústico. «Vienen autobuses y todo», dice su primo mientras señala el monumento al regionalista.
Revilla tiene en Polaciones su piedra, pero no casa en propiedad. «A su madre la destinaron a Santander y allí estudió hasta el bachiller», cuenta Amelia haciendo memoria.
«Había sido muy del Real Madrid y de derechas, como lo era su padre, pero en Bilbao se hizo más de izquierdas por las compañías que tuvo, como la de Joaquín Leguina»
Lucas Martínez
compañero del colegio
Lucas Martínez coincidió con él entonces, ya en el colegio Salesianos de la capital cántabra: «Yo estaba un par de cursos por debajo y conocí más a su hermano Jaime, que falleció muy joven en un accidente de tráfico. Miguel Ángel era un estudiante bueno, normal, pero creo que mejoró mucho cuando se fue a estudiar a la universidad, en Bilbao. Había sido muy del Real Madrid y de derechas, como lo era su padre, pero en Bilbao se hizo más de izquierdas por las compañías que tuvo, como la de Joaquín Leguina», comenta.
Pasado en el Sindicato Vertical del Movimiento
Este santanderino también recuerda que años después, ya licenciado en Económicas, formó parte del Sindicato Vertical del Movimiento Nacional. Como el PRC con sus pactos, la ideología de Revilla ha sido mutante. Trabajó para el banco Atlántico en Torrelavega, y antes de fundar el PRC en 1978, fue profesor universitario.
«Entonces era más serio, porque es verdad que ahora tímido no es». En sus libros (y apariciones televisivas) siempre ha contado que cuando estuvo en Bilbao le hicieron 'bullying'. Un pasado que contrasta con la imagen de un político que, como dice Guillermo Blanco, su mano derecha, «tiene un don para la comunicación». Blanco, que en la pasada legislatura fue su consejero de Desarrollo Rural, ha estado más de veinte años trabajando en su equipo y como jefe de Gabinete.
«Es un hombre con una capacidad de trabajo inmensa. Alguien obsesionado con Cantabria y que está en política por vocación»
Guillermo Blanco
mano derecha de Revilla y consejero de Desarrollo Rural esta última legislatura
«He pasado con Miguel Ángel más tiempo que con mi familia, y creo que a él le pasa lo mismo», dice nada más descolgar el teléfono. Este político insiste en que Revilla está de cabeza y de salud mejor que en otros momentos del pasado. «Se instaló el latiguillo de que estaba mayor, pero es un hombre con una capacidad de trabajo inmensa. Alguien obsesionado con Cantabria y que está en política por vocación».
Sin embargo, reconoce que los últimos cuatro años han sido «difíciles» por todo lo que les ha tocado, incluida una pandemia. Tirando de hemeroteca, hay detalles que a los cántabros, vistos los resultados, no les convencieron demasiado.
Está la anécdota del presidente fumando uno de sus ya famosos habanos en el interior de un restaurante cuando aún estaban vigentes las restricciones por Covid o la 'revilleta', aquella mascarilla que promocionó el presidente y que le volvió a convertir en carne de meme.
Pero más allá de los pequeños errores, Revilla ha tenido que enfrentarse al escándalo del funcionario de Obras Públicas que se llevó unos cuantos millones. Aquello terminó regular, pues aunque el consejero dimitió, el presidente quiso hacerle un homenaje con mil personas para demostrar que había sido un problema del funcionario, pero no de su jefe. Por supuesto, le ha salpicado el lobo arrasando el ganado, los trenes que no cabían por los túneles y el 'chivatazo', aquel lío con la delegada del Gobierno en Cantabria.
«Tiene la capacidad de estar con empresarios y, media hora después, decir a unos funcionarios absolutamente lo contrario sin ponerse 'colorao'»
Dicen varios ciudadanos que «incluso lo de salir tanto en televisión empieza a cansar». También ha pesado la gestión, para muchos deficiente, de los últimos dieciséis años. «He cenado y he comido muchas veces con Revilla y te puedo asegurar que con nadie me he reído más en mi vida. Y si lleva unas copas de más, es el mejor. Pero lo de gobernar es otra cosa... En veinte años no ha sido capaz de traer ningún proyecto importante que beneficiara a Cantabria», cuenta un antiguo compañero del Consejo de Gobierno. «Tiene la capacidad de estar con empresarios y, media hora después, decir a unos funcionarios absolutamente lo contrario sin ponerse 'colorao'».
Define este antiguo compañero a Revilla como un hombre que «no conserva ningún amigo, porque va dejando a gente por el camino» y como alguien que no pasa apenas tiempo con su segunda mujer, Aurora, o con sus tres hijas. Pero en eso no todos se ponen de acuerdo, pues sus familiares confiesan a este diario que al del PRC el cáncer de colon que le detectaron a su esposa en los últimos meses «le ha afectado muchísimo».
También augura este antiguo compañero de Gobierno que el tiempo pondrá al cántabro en su lugar. De momento, Revilla ya dijo donde Bertín que es allí, en la Cruz de Cabezuela de Polaciones, donde quiere que se esparzan sus cenizas. Lo que aún es una incógnita es si la otra muerte, la política, tardará mucho en llegar.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete