Una retahíla para gobernarlos a todos

La frasecita-comodín la pronunciaron Montero, Bolaños, Grande-Marlaska, Alegría, Ángel Víctor Torres y Ana Redondo en respuestas a las preguntas formuladas por diputados del PP. Solo se libraron Sánchez -supongo que para dejar el barro a los peones-, Carlos Cuerpo -es posible que le empiece a dar vergüenza formar parte de todo esto- y Yolanda Díaz -que formalmente no es parte del PSOE y, por lo tanto, no recibe los argumentarios-.

Puede parecer imposible, pero eso fue todo. ¿Que nos preguntan por Koldo? Retahíla. ¿Que nos preguntan por Aldama? Retahíla. ¿Por qué aforaron a Ábalos si le habían cesado como ministro? Retahíla. En este sentido, Montero llegó a decir que eso de que Ábalos fuera en las listas después de ser cesado como ministro era falso, para risión general del hemiciclo. «Y, además -dijo contestando a Bendodo- usted no hable mucho, que regularizó en Andalucía a 3500 interinos». Sí, señor. Empate.

¿Lo de Delcy? Retahíla. ¿Las maletas de Ferraz? Retahíla y acusación de bulo. ¿Y si les preguntan por los principios que sustentan la acción del Ministerio de Justicia? Retahíla. ¿Qué ha pasado con la implicación en estos escándalos de varios miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado? Retahíla. Oiga, que les acaban de imputar al fiscal general del Estado. Pues retahíla que te crió. Y así. Sin vergüenza y sin piedad. Respondían lo mismo a cada pregunta que insinuaba corrupción, pero, al final, también a las que no lo insinuaban. Verbigracia: Jaime de los Santos preguntaba a Ana Redondo por el premio a la Igualdad que iba a dar Anne Hathaway a Sánchez antes de que decidiera hacerle 'ghosting'. Y la vallisoletana responde que qué corrupción ni qué corrupción. Y suelta la retahíla.

Uno puede dar por sentado que es imposible que esto les pueda funcionar, pero yo no tengo duda: lo hará. Al final se logra crear el marco mental de que todos son igual de corruptos y, por lo tanto, empezamos a valorar desde cero. El votante del PSOE es inmune a la corrupción de los suyos. Al menos en la misma medida en la que lo es el votante del PP. En eso se parecen. En lo que se diferencian es en la manera de reaccionar ante la corrupción ajena. El votante del PP se lleva las manos a la cabeza, manda un meme al grupo de WhatsApp 'Pádel-jueves' y se toma unas birras llamando 'perro' a Perro (en campaña daban pegatinas orgullosos del calificativo, así que ¿quién soy yo para negarles el gustazo?). Sin embargo, el votante de izquierdas, ante la misma situación, sale a la calle, hace huelgas, se manifiesta, toma el Congreso, cierra la Universidad, acampa en Sol y, si es catalán, es posible que hasta tire unos adoquines a la cabeza de los policías en lo que sale del trabajo y pide sushi a Glovo.

Sánchez tiene imputados a su mujer, a su hermano, al fiscal general y, en breve, a su número dos en el Gobierno y en el partido. Con la cuarta parte de esto, un presidente del PP tendría España en llamas y estaría huyendo a Burdeos con todo su gobierno. Pero Don PSOE, dando lecciones. En cualquier caso, si esto va de retahílas, propongo: «GAL, Filesa, ERE, Juan Guerra, Marea, Aznalcollar, Mercasevilla, Poniente, Invercaria, Plasencia, Pretoria, Villa PSOE, Palau, Faisán, Astapa, Malaya, Minutas, Koldo, Begoña, El Tato (David), El Tete (Ábalos), La Jessi, Aldama, Delcy, Morodo, Zapatero, Bildu e Indultos, que no solo fue un caso de corrupción sino, posiblemente, el mayor de la historia».

De verdad, algunos días lo único que apetece es poner geranios en la ventana de Overton.