El PSOE pone a Zapatero a llamar a las casas para pedir el voto
El expresidente, que ni cita a Ribera, se consolida como clave de la campaña, lo que dio un buen resultado en el 23J
Los socialistas explotan el electorado de izquierda radical ante su fuga de votantes tradicionales hacia el PP
De «Perro Sanxe» a «los zurdos», Ferraz repite la estrategia que permitió a Sánchez salvar el 23J
![José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/06/06/zapatero_STICKY-U60534882248aQG-R3wB7WeBtSAshgOswKZHKAK-1200x840@diario_abc.jpg)
«Hola, soy José Luis Zapatero. Te pido que el domingo vayamos a votar...». Así comienza una grabación telefónica que estos días está recorriendo las casas de media España. El expresidente del Gobierno, en un medido mensaje donde omite el Rodríguez de ... su primer apellido, hace campaña por el PSOE, cuya candidatura a las elecciones europeas de este domingo encabeza la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, con una herramienta que el partido ya ha utilizado en otras ocasiones, y que viene a ser una especie de 'mailing' telefónico. El mensaje ha sonado en muchos teléfonos fijos al descolgarlos después de una llamada. Sólo eso ya segmenta a personas de cierta edad, pues entre los más jóvenes es casi una excentricidad comunicarse de otra manera que no sea con el móvil, incluso desde el domicilio.
El que fuera inquilino de La Moncloa entre 2004 y 2011 pide en su mensaje sonoro, grabado con la calidad propia de un estudio: «Un voto con fortaleza, con convicción, un voto en favor de la democracia, de la igualdad de género, de los derechos sociales, porque queremos para Europa lo mismo que hemos defendido para España, porque sabemos que en democracia se tiene que imponer la concordia, la convivencia, la paz, frente al odio, a los insultos, al extremismo». Y concluye su alocución apelando: «Tenemos esta gran oportunidad, el domingo, de volver a revalidar esta España de futuro, esta España de los derechos, esta España social, esta España que no quiere a las derechas extremas, que no quiere mirar al pasado y que quiere apostar por el futuro, por Europa». Zapatero dice además que «especialmente» se lo pide «a todas las mujeres, a todas las españolas, porque es la conquista mayor, el logro más importante». «Vuestros derechos», remarca, y termina pidiendo «el voto para el PSOE». Ni una sola mención a Ribera.
El mensaje enviado por los socialistas aflora dos escenarios internos. Por una parte, el creciente papel que el expresidente está teniendo en la campaña electoral, en busca de un efecto positivo que ya dio buenos resultados el 23-J; por el otro, el desplazamiento de Sánchez como actor principal, tratando de evitar el rechazo que su figura pueda representar en estos momentos para el electorado más tradicional del partido, al que justamente va dirigida esta grabación. Si en las generales del año pasado Sánchez cerró la campaña en Getafe y Zapatero en Sevilla, duplicando esfuerzos, esta vez ambos estarán juntos con Ribera esta noche en otra ciudad del sur madrileño y alcaldía socialista, Fuenlabrada.
«Muy habitual en EEUU»
Fuentes del equipo de campaña del PSOE explican a ABC que la herramienta de la llamada telefónica «es algo muy habitual en otros países como Estados Unidos». «Se trata de un mensaje de Zapatero animando a votar al PSOE. Se hacen llamadas a teléfonos fijos y se usa una segmentación parecida a la que hacemos en redes sociales con un objetivo. En este caso es movilizar al votante de izquierdas y se llama a territorios en los que hay más voto socialista o en los que detectas que en las pasadas elecciones hubo menos movilización». El 'big data' permite actualmente a los partidos dirigir de manera muy precisa sus mensajes, segmentando incluso calle a calle a quiénes enviar determinado 'mailing'. Así, el vecino de un barrio acomodado de Madrid o Barcelona puede recibir un mensaje y el de una zona más popular, otro, por ejemplo.
El resultado de las elecciones generales de julio condujo a Sánchez a tomar una serie de decisiones inesperadas para mantenerse en el poder. Más allá de la coalición con Sumar y los roces que eso provoca en el Consejo de Ministros, el presidente tuvo que fotografiarse por primera vez junto a los representantes de Bildu y abrir una negociación con Carles Puigdemont fuera de España, para entregarles una amnistía que había negado antes. Una senda polémica que ha alejado al PSOE de parte de su electorado más tradicional, obligando a Sánchez a abrazarse al voto de la izquierda radical para mantener la pujanza electoral de la formación. Una línea criticada cada vez de manera más dura por la llamada vieja guardia, encabezada por el expresidente Felipe González, e incluso por un sector crítico cada vez más arrinconado, en el que el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y el líder socialista en Aragón, Javier Lambán, llevan la voz cantante.
El experimento le ha salido bien hasta ahora en todas las citas con las urnas a excepción de Galicia, donde el empuje del BNG concentró casi todo el voto a la izquierda del PSdeG, dejando al candidato socialista, José Ramón Gómez Besteiro, en mínimos históricos. La estrategia, en cambio, sí funcionó en el País Vasco, con una ganancia mínima del PSE -dos escaños más- y, sobre todo, en Cataluña, donde Salvador Illa amasó una subida de nueve diputados y alcanzó la victoria merced a la cual se postula ahora como presidente de la Generalitat. Crecimiento que se cimentó en el desplome de ERC y la caída de los comunes.
Sumar y Podemos son los principales castigados por la estrategia de Sánchez. En Galicia, ambos volvieron a quedarse sin representación y en el País Vasco pasaron de tener seis escaños en 2020 a solo uno. «El PSOE ha vampirizado a sus socios y se ha quedado con sus votos», alertaba Feijóo en el Congreso hace solo unos días.
Como hace un lustro
En las europeas, la encuesta de GAD3 para ABC sitúa a los socialistas en una horquilla de escaños parecida a la de hace cinco años, aunque se reparten siete asientos más que entonces. De ahí que la referencia real a tener en cuenta sea el porcentaje de voto, donde ese sondeo muestra un retroceso de 3 puntos de los de Sánchez, que compensaría la pérdida del voto más clásico de centro con la suma de los apoyos llegados desde su izquierda, ya que entre Sumar y Podemos no alcanzarían el 10% del voto de 2019.
Entonces, el PSOE y Podemos sumaron el 43% del total; ahora la encuesta de GAD3 le da a todo el espacio de la izquierda un resultado de casi el 36%. Ni siquiera añadiendo los votos a los que aspira la formación liderada en las europeas por Irene Montero (3,5%) superarían la cifra de 2019.
La amnistía, los guiños a Puigdemont y las concesiones a Bildu han espantado a buena parte del electorado del PSOE, que ha encontrado refugio en un PP virado al centro con el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo. Desde los comicios del País Vasco, el PP ha emplea una estrategia más moderada, tratando de arañar votos en el nicho de los socialistas desencantados y obviando el de Vox. Así dobló su representación en Vitoria y la quintuplicó en Cataluña. Crecimiento que se produjo, en ambos casos, sin que Vox sufriera desgaste, incluso al contrario. Los de Abascal mantuvieron su escaño por Álava y sus once diputados en el Parlament, subiendo además en votos.
En las europeas, el bloque del centro-derecha experimentará un crecimiento de más de 7 puntos hasta casi el 46%, mientras que el de izquierda se quedaría en algo menos del 40% y eso que el PSOE resiste por su abrazo a las ideas más radicales, que mitigan su caída y permiten a Sánchez mantenerse cerca del PP antes del test del 9-J. Los socialistas trasladan la idea en la última semana de que la distancia se acorta, e incluso acarician una posible sorpresa con su victoria el domingo. Un optimismo que en estas últimas horas transmiten altísimos dirigentes del partido y del Gobierno.
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