Podemos acelera su reestructuración en ocho regiones para limpiar la disidencia
Inician un proceso para dotar de más poder a los cargos de máxima confianza en todos los niveles
Podemos expulsa a su única diputada en Asturias porque es crítica
En mínimos de representación política históricos, esto es, cinco escaños nacionales y otra quincena en las cámaras autonómicas, Podemos empezó en diciembre un proceso de reestructuración a todos los niveles. Por un lado, renovación de la dirección ejecutiva; por otro, primarias en ocho direcciones ... autonómicas; y por último, otras para cerrar el cabeza de lista a las europeas. Se trata de una estrategia de repliegue orgánico para dotar de mayor poder a los afines y limpiar a los disidentes.
Desde una sucursal con representación autonómica, un cargo que se ha visto afectado por este proceso explica a ABC que el objetivo de la dirección es dotar de mucho poder a unos pocos y apartar a los que se consideran «molestos» para ejecutar su estrategia. Añade que el partido está preparando toda su artillería para dar la batalla electoral en las próximas urnas europeas, gallegas y vascas contra Sumar, la coalición de la vicepresidenta Yolanda Díaz, porque consideran que está utilizando un espacio político que les pertenece. También señala que la ruptura del acuerdo de coalición fue para poder justificar que Irene Montero fuera cabeza de lista en una candidatura a las urnas europeas.
Sin pluralidad
En un acto a mediados de diciembre, la secretaria general, Ione Belarra, anunció la candidatura de Montero a Europa y el proceso de primarias simultáneas que empezó el pasado día 26 y durará hasta el 2 de febrero. Podemos quiere tener a su número dos en la Eurocámara y cree que en coalición no sería posible porque les quitarían el puesto de salida. También quieren recuperar el control de las direcciones en la Comunidad de Madrid, el Principado de Asturias, Islas Baleares, Canarias, Cataluña, Aragón, Comunidad Valenciana y Murcia.
Belarra ha desplegado un modelo que limita la pluralidad y promociona al que defiende la línea estratégica oficial. La dirección es cada vez más cerrada. En este sentido, Javier Sánchez Serna, María Teresa Pérez e Isa Serra, los tres coportavoces nacionales, son los candidatos de la dirección en las primarias para liderar el partido en Murcia, Comunidad Valenciana y Madrid, respectivamente. A los que se suma otro coportavoz, Pablo Fernández, que es líder en Castilla y León.
Con este verticalismo la dirección busca solucionar la pérdida de control territorial después de las dimisiones de importantes dirigentes autonómicos (como en Madrid con Jesús Santos, Alejandra Jacinto o Carolina Alonso) y apagar voces críticas que ganan peso en federaciones como Asturias. Sobre todo en los últimos meses después de la decisión de romper la alianza electoral con Sumar y atacar a Díaz.
En la actualidad, el caso más paradigmático de la injerencia de la dirección en los territorios está en Asturias, donde Podemos expulsó hace unas semanas a su única diputada en la cámara autonómica, Covadonga Tomé, y a una parte de su equipo, a pesar de haber ganado las anteriores primarias. Éstos pertenecen a uno de los últimos sectores críticos activos de Podemos y defienden un proyecto más abierto para la organización. Podemos también expulsó al anterior líder asturiano, Daniel Ripa, valedor de Tomé.
Tomé de hecho no pudo presentarse al actual proceso de primarias abierto en su comunidad por estar expedientada y ella misma, en una entrevista con este diario, explicó que apartarla y que no pudiera volver a ganar al candidato oficialista es precisamente lo que la dirección quería. No obstante, su equipo trabaja en una candidatura autonómica y otra contra Montero en las europeas. Y, con mayor discreción, se organizan para impulsar un sector crítico con fuerza que confronte con el modelo de Belarra.
Otro ejemplo es la consulta a la militancia para ver si aceptaban la coalición con Sumar en las próximas elecciones gallegas convocadas para el 18 de febrero. La posición de la dirección en contra del acuerdo y la constante hostilidad contra Díaz indujeron a la militancia a rechazarlo de pleno, a pesar de que la federación gallega de Podemos había iniciado un acercamiento tímido. Lo que provocó un efecto rebote que afectó también a las conversaciones para otra eventual coalición de cara a los comicios vascos.
En paralelo, coincidiendo con Navidad, Belarra renovó su dirección sin comparecer, echó a los sospechosos y reforzó al núcleo duro donde ganaron peso Montero y los cuatro diputados. Se creó para la exministra de Igualdad un área nuevo llamado Secretaría Política. Y entraron perfiles como la líder de Podemos en Cataluña, Conchi Abellán, muy cerca de Belarra en los últimos meses y lejos de Ada Colau, o la diputada y líder en Andalucía, Martina Velarde. Salieron otros como Nacho Álvarez o Jaume Asens, significados con Sumar. Fuentes del partido explicaron que los cambios fueron para adaptarse «a un nuevo ciclo político».
No obstante, la remodelación llegó unos días después de que ABC informara de que desde que Belarra fue nombrada secretaria general de Podemos en 2021 un tercio de su dirección había dimitido o dejado de participar de forma activa en el órgano por mostrarse discrepante y, sin embargo, el núcleo duro había seguido tomando decisiones estratégicas transcendentales.
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