Análisis
Eso te pasa por preguntar
junts rompe el govern
El partido está más roto que nunca y el horizonte electoral es el menos halagüeño de su historia

Todo empezó en 2012 cuando Artur Mas prometió una consulta sobre la independencia y ha acabado 10 años después con esta consulta con la que Junts ha salido del Govern. El partido está más roto que nunca y el horizonte electoral es el ... menos halagüeño de su historia. CiU ha pasado en este tiempo de ser el partido alfa de la política catalana a este folklore marginal que encarnan personajes de tercera regional como Albert Batet, Jordi Turull o Laura Borràs.
De bronca en bronca hasta la fractura total, primero quedó inutilizada la supuesta mayoría independentista en el Parlament y luego en Junts, como en una tribu, se han ido devorando los unos a los otros hasta que el hechicero ha decidido quemar las casas del poblado y la poca cosecha que les quedaba. Los fanáticos han ganado a los oportunistas. Los locos han arrasado a los cínicos. Los que se querían quedar se han quedado sin cargo y sin dinero. Es difícil imaginar qué penúltima pirueta intentará Jaume Giró para demostrarle a Isidro Fainé que aún es alguien. Si Aragonès tuviera la sangre fría de ofrecerle que permaneciera de conseller, o le nombrara vicepresidente, Giró no tendría ningún escrúpulo para aceptar. Ni ninguna vergüenza.
Los que se van tendrán que explicar cómo se hace la independencia para mañana que tanto han prometido y que ellos son los primeros que saben que es imposible. Volverá la grandilocuencia en las próximas semanas, pero para no decir nada. No se ha impuesto el relato más independentista sino el odio más fratricida. El enemigo a batir no era España sino Esquerra. Los mismos que ahora se van del Govern haciéndose los ultra independentistas pactarán con Salvador Illa, el candidato menos nacionalista que jamás ha tenido el PSC, cuando dentro de un año o menos gane las elecciones con más de 40 diputados. Nada que no podamos ver desde hace años en la Diputación de Barcelona.
Los extremos se vuelven cada vez más grotescos y minoritarios. En Cataluña y en todas partes. Los plebiscitos vierten siempre el resultado más nefasto. Los que de verdad creen en la democracia, la protegen de la gente. Entre Isabel II -Dios la tenga en su gloria- y el espanto del Brexit sólo hay un referendo de distancia.
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