Reconocimiento nacional del País Vasco y relación bilateral con el Estado, claves del pacto PNV-PSE
Pradales es investido lendakari gracias a los socialistas y Bildu exige también el «derecho a decidir»
El plan para el País Vasco que apoya el PSOE: nuevo Estatuto y política exterior propia
Defender lo alcanzado, recibir las competencias pendientes y un nuevo pacto estatutario. «Es nuestro compromiso», afirmó ayer Imanol Pradales durante el debate de investidura celebrado en el Parlamento vasco. El candidato del PNV fue elegido como nuevo lendakari con mayoría absoluta gracias al apoyo ... del Partido Socialista de Euskadi (PSE), tras sellar ambas formaciones un pacto para reeditar un Gobierno de coalición con el que se comprometen a «ampliar y mejorar el autogobierno de Euskadi».
El recién nombrado presidente del País Vasco, que tomará posesión del cargo el próximo sábado en la Casa de Juntas de Guernika, se comprometió a hacer cumplir a Pedro Sánchez los compromisos suscritos con el PNV en 2020, que el pasado mes de noviembre fijaron alcanzar en un plazo de dos años: reconocimiento nacional de Euskadi y un sistema de garantías para supervisar su relación bilateral con el Estado (en referencia a España). Pero añadió: «Daremos un paso más. Aspiramos a acordar y aprobar un nuevo pacto estatutario». Cuestión sobre la que giró la mayor parte del debate posterior, con Eneko Andueza (PSE) atacando a Bildu, tratando de desvincularse del soberanismo, y el otro candidato en la investidura, Pello Ochandiano (Bildu), criticando al PNV por quedarse corto y por la falta de «objetivos concretos» en la hoja de ruta hacia el nuevo marco jurídico. «Coincidimos en el reconocimiento nacional, el sistema de garantías, la bilateralidad... ¿Dónde está el derecho a decidir? Bueno, de eso ya hablaremos», afirmó.
Sobre el papel, PNV y PSE se remiten a los acuerdos alcanzados desde 2016 para tratar la materia, reconociendo «coincidencias» y «discrepancias», que el documento del pacto de bases de Gobierno publicado ayer acaba despachando con la afirmación de que los debates de aquí en adelante «corresponderán a los partidos y no al Gobierno [...]». Eso sí, comprometiéndose a «no impedir propuestas» por ninguna de las partes y a que de surgir alguna de ellas -como, por ejemplo, una proposición de ley para una reforma estatutaria- esta pase por los cauces legales vigentes. Es decir, aprobación en el Parlamento vasco, después en las Cortes Generales y, finalmente, ratificación por referéndum en el País Vasco.
Sobre la práctica, fuentes de la oposición reconocen una estrategia del PNV para jugar a dos bandas, puesto que Andueza no se pronunció sobre el estatus que tendría la región en ese texto renovado. Así, los nacionalistas podrían echar mano del apoyo de Bildu en cuestiones relativas a la soberanía y de los socialistas para la gestión más allá de la cuestión identitaria. Una posibilidad visible en el órdago lanzado por los peneuvistas a Ochandiano, conminándole a decidirse por ser el «jefe de una oposición destructiva» o convertirse en su socio puntual durante la legislatura, y en el «suelo compartido» que ofreció el aberzale al PNV para la «construcción nacional contemporánea» de Euskadi.
Una «Euskadi global»
En el acuerdo de 125 páginas, PNV y PSE se comprometen, además, a trabajar en la proyección exterior del País Vasco, intensificando las relaciones con instituciones de otros países, representaciones diplomáticas o 'Think tanks', ampliando las alianzas y relaciones bilaterales de la región dentro de las posibilidades del actual Estatuto, o fortaleciendo la «participación de Euskadi en redes y organismos internacionales». También se emplazan a articular una «comunidad global» que aglutine a la diáspora tradicional y a la nueva emigración en el exterior, impulsando, por citar uno de los puntos del programa, una Ley de Diáspora vasca que establezca «los derechos y prestaciones de las personas vascas en el exterior».
En cuanto al debate parlamentario, ETA volvió a copar, como en la campaña de esos comicios, parte de los turnos de palabra. Concretamente Andueza exigió a Bildu que deje de hablar de «grupos armados» y que llame a la banda terrorista por su nombre, para después ofrecerle formar parte del acuerdo para un «estatuto de autonomía del siglo XXI». Algo que no pasó desapercibido para el portavoz del PP en la Cámara regional. «La exigencia ética a Bildu debe ser constante y no fija discontinua», espetó Javier de Andrés al líder de los socialistas vascos.
Los populares, que obtuvieron un parlamentario más el 21-A, criticaron que más autogobierno no significa necesariamente más y mejor bienestar, tal y como planteó Pradales. «No se lo creen ni ustedes. [...] Puede ser bueno si se sabe utilizar», denunció De Andrés en su intervención. Calificó el pacto como «reiterativo», con «prioridades que ya se habían planteado» antes. «Necesitamos volver al modelo que nos dio éxito. Una sociedad abierta a la que hemos dado la espalda al cerrarnos sobre nosotros mismos», aseveró el líder popular, que quiso tener un reconocimiento con Íñigo Urkullu, con quien Pradales se fundió en un abrazo al ser investido. «No quiero dejar de reconocer que en las legislaturas presididas por él se ha producido una relajación del frentismo. Lo reconozco y lo celebro, no es poca tarea la realizada, pero es insuficiente», comentó De Andrés sobre el todavía lendakari en funciones.
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