Las elecciones vascas, próximo examen de la política nacional

Superado el test de Galicia, el PP y el PSOE aspiran al menos a mantener su actual representación parlamentaria

Bildu busca arrebatar la hegemonía al PNV, pero los socialistas, por ahora, cierran la puerta a permitirle gobernar

Los candidatos Imanol Pradales (PNV), Javier de Andrés (PP), Pello Otxandiano (Bildu) y Eneko Andueza (PSE) abc

La política española está sumida en un bucle electoral. Terminan unas, llegan otras. Unas terceras se vislumbran en el horizonte y unas cuartas se rumorea que se adelantarán. Aún con la resaca de los comicios gallegos en el cuerpo, sin tiempo apenas para ... consolidar los efectos colaterales en la escena nacional, el lendakari, Iñigo Urkullu, ha convocado los vascos esta semana. Y cómo no, los partidos toman posiciones ante una nueva contienda que, lejos de recluirse en el terreno autonómico, se expande al resto del país.

Unos y otros convirtieron las elecciones gallegas del domingo pasado en una suerte de plebiscito sobre la figura de Alberto Núñez Feijóo. Las encuestas preveían la posibilidad de que el PP perdiese su mayoría absoluta y el PSOE daba aire a esa hipótesis, consciente de la repercusión que podía tener en su principal rival. Tras el revés del 23J, con una victoria insuficiente para expulsar del poder a Pedro Sánchez, Génova no se podía permitir perder el feudo de su líder; el que dejó atrás para dar el salto a Madrid.

Las aspiraciones del PSOE no se cumplieron, y eso que había asumido ser comparsa del Bloque Nacionalista Galego (BNG), y la mayoría absoluta de Alfonso Rueda, heredero de Núñez Feijóo, dio oxígeno a un PP necesitado de buenas noticias. Ahora, llegan las elecciones al Parlamento vasco, donde los dos grandes partidos a nivel nacional encaran las urnas con expectativas más humildes de lo que acostumbran. La disputa por la hegemonía en el País Vasco enfrentará al PNV y a Bildu, a Bildu y al PNV, en una contienda que puede reconfigurar el mapa de alianzas regional y nacional.

Tras el éxito en Galicia, los populares afrontan ahora unas elecciones en territorio hostil. El pesimismo en el que se instaló el PP vasco le llevó a tomar una decisión sin precedentes en 2020, cuando accedió a concurrir en coalición con Ciudadanos en el País Vasco –un partido que nunca había conseguido representación en esa comunidad– bajo la marca PP+Cs. La idea era que los votos de CS, que caían en el olvido normalmente, no se desaprovechasen y permitiesen retener algún escaño más al centro-derecha nacional. La suma restó y de los nueve diputados autonómicos que el PP sacó en solitario en 2016, las dos formaciones unidas se quedaron en seis (cuatro el PP, dos CS).

Génova tira de prudencia

Ahora, fuentes del PP vasco se muestran optimistas y creen que pueden volver a los guarismos de hace ocho años, con entre nueve y diez escaños. Génova, sin embargo, contiene ese entusiasmo. Miembros de la dirección nacional expresaban estos días que verían con buenos ojos repetir el resultado del 2020 y mantener esos seis parlamentarios. Las expectativas desmedidas del 23J, donde Núñez Feijóo llegó a decir que se iban a quedar muy cerca de la mayoría absoluta, pasaron factura después a los populares, cuando la noche electoral dibujó un endiablado escenario en el que Carles Puigdemont –como sucedió– podía volver a hacer presidente a Sánchez. En las gallegas trasladaron prudencia y el resultado fue óptimo, al retener la mayoría absoluta.

El 2 de marzo, Núñez Feijóo presentará a su candidato a lendakari, Javier de Andrés, presidente del País Vasco, en lo que supondrá el pistoletazo de salida de la precampaña de los populares. A buen seguro, gran parte de su mensaje se focalizará en que el PNV, apoyando al Gobierno de Sánchez, está facilitando que se aprueben políticas cercanas a los postulados de Bildu, el principal rival de los nacionalistas.

El PSOE, por su parte, se enfrenta a los comicios con la esperanza de mantenerse y de seguir siendo clave para la gobernabilidad. Su federación en el País Vasco, el PSE, actualmente comparte el Gobierno con el PNV, pero para ella ahora mismo es impensable una victoria en las urnas. Tras el fracaso en Galicia, donde se quedó en nueve escaños, su peor resultado histórico, busca una buena nueva. Y para ello, es clave que vuelvan a sumar con los nacionalistas.

Hay cierta similitud con el escenario gallego, en su caso, porque a pesar de estar lejos de recuperar la Presidencia del Gobierno vasco, como sucedió en la etapa de Patxi López como lendakari, sí gobierna por ejemplo en Vitoria, donde el 'hermano pequeño' de la coalición es el PNV. La participación del PP, con sus votos, fue clave para evitar que gobernase Bildu, que fue la fuerza más votada en las elecciones municipales del 28M.

La pinza PNV-PSE

En las últimas fechas, el secretario general del PSE, Eneko Andueza, que será el candidato a lendakari, insiste en el mensaje de que es necesario un socialismo fuerte para evitar cantos de sirena del independentismo. «Euskadi –dice– no se merece nuevos enredos, laberintos y enfrentamientos entre unos y otros». El martes, en una intervención ante el Comité Nacional del PSE, prometió que no avalará «ningún proyecto político que pretenda avanzar en la ruptura, que distinga entre vascos de primera y de segunda, ni que vaya contra el interés de una inmensa mayoría». Sus palabras se alinean por completo con el criterio de Ferraz, que en estos momentos no contempla ningún tipo de entendimiento con los de Arnaldo Otegi para gobernar en el País Vasco.

El coordinador general de Bildu, no obstante, busca una rendija por la que penetrar y llegar a nuevas cotas de poder. Otegi ha ofrecido una suerte de pacto al PNV para permitir que gobierne la lista más votada y también ha barajado la opción de que se alcance un acuerdo de Gobierno con la derecha nacionalista para impulsar el soberanismo, lo que situaría al País Vasco en un escenario similar al de Cataluña en 2015. En esa ecuación, por cuestiones ideológicas, también cabrían, según dijo él en una entrevista en la Radio Popular de Bilbao, el PSE, Sumar y Podemos. Pero ni PNV ni PSE abren la puerta a Bildu por el momento. La portavoz 'abertzale' en el Parlamento vasco, Nerea Kortajarena, pidió a los socialistas en Euskadi Irratia que aclaren si Andueza es «subcandidato».

Pero ni el hecho de que Otegi, que perteneció a ETA y fue condenado por secuestro, renunciase a ser candidato ha ablandado a PNV y PSE, que si suman, reeditarán Gobierno. El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, ironizó el martes, antes de la Junta de Portavoces, con la oferta de Otegi. Según expuso, primero les llaman «fachas» y hacen al Ejecutivo de Urkullu «críticas exacerbadas», para después ofrecerles una coalición. «A ver si se aclaran», sentenció. Para los nacionalistas, será el primer test sin Urkullu como candidato desde que fue nombrado lendakari en 2012. Lo sustituirá Imanol Pradales, hasta ahora diputado foral de Vizcaya.

Otra incógnita de estas elecciones será cómo se desenvuelven los partidos nacionales a la izquierda del PSOE. Podemos logró seis diputados autonómicos en 2020, con más votos que PP+Cs, pero ahora afronta los comicios tras verse relegado al Grupo Mixto en el Congreso y habiendo quedado por detrás de Pacma en las elecciones gallegas. Sumar alcanza la cita tras su sonoro fracaso en Galicia, donde quedó por detrás de Vox en la tierra de su líder, Yolanda Díaz, y se estrena en el País Vasco. Vox, que sacó un diputado por Vitoria, aspira a mantener su representación en el Parlamento.

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