Nervios en el PSOE ante un resultado que precipite el pacto con Bildu
Los socialistas llegan a la campaña para el 21A negando una entente con Otegi que ya es una realidad en Madrid y Navarra
EH Bildu reivindica abiertamente la independencia vasca mientras que el PNV asegura que el País Vasco no quiere ser «un barrio de las afueras»
El candidato socialista, Eneko Andueza, junto al presidente Zapatero el primer día de campaña electoral, en un acto en Irún
En ocasiones, dos personas desean un romance mutuo, pero llevan ritmos distintos o una pareja estable pretende casarse, aunque discrepa en cuándo hacerlo. En el primero de los casos puede que alguno de los dos prefiera prolongar la etapa de flirteo y en el segundo, ... que uno tenga más prisa que el otro en pasar por la vicaría. Así, 'mutatis mutandis', parece suceder en el seno del PSOE y del Partido Socialista de Euskadi (PSE) con respecto a Bildu, ante la campaña electoral que acaba de comenzar en el País Vasco. En principio la idea de los socialistas vascos y de Ferraz era enfriar esa eventual alianza, pero las circunstancias y, sobre todo, el veredicto de las urnas pueden complicar la estrategia.
En público el candidato del PSE a los comicios del próximo domingo 21, Eneko Andueza, que se estrena como tal, ha comprometido su palabra a que no habrá pacto postelectoral con los de Arnaldo Otegi o, lo que es lo mismo, que se mantendrá la actual entente con el PNV, con el que gobierna en coalición en Ajuria Enea y en lugares tan importantes como el Ayuntamiento de Vitoria.
Una negativa que casa mal con los lazos cada vez más estrechos entre los socialistas y el antiguo brazo político de ETA, que se traducen en tres puntos neurálgicos: el Congreso, donde el grupo de EH Bildu se ha consolidado como un socio preferente del Gobierno de coalición de Pedro Sánchez; Navarra, donde la socialista María Chivite preside la Comunidad Foral gracias al apoyo de la izquierda abertzale y por último, pero no menos importante, el Ayuntamiento de Pamplona, donde en diciembre Joseba Asirón recuperó el bastón de mando que, tras las elecciones de mayo, había mantenido Unión del Pueblo Navarro (UPN) en la figura de Cristina Ibarrola, cuya designación como alcaldesa no evitó el Partido Socialista de Navarra (PSN) justo antes de las elecciones generales del 23 de julio.
En privado varios socialistas, y de mucho peso en lo concerniente a Euskadi, admiten que ese rechazo a ir al altar de un acuerdo político de calado en el País Vasco, y más dados estos precedentes inmediatos, no puede mantenerse mucho más en el tiempo. A lo sumo otra legislatura autonómica más, precisan. Y siempre y cuando la aritmética de las urnas dentro de quince días no precipite lo contrario, algo que, con la demoscopia en la mano, tampoco cabe descartarse.
Los sondeos
El barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) conocido esta semana otorgaba al Partido Nacionalista Vasco (PNV) una pírrica victoria con apenas dos o tres escaños de ventaja sobre Bildu. Y otros sondeos privados, como el de Aztiker para 'Gara' conocido ayer, daban esperanzas a los de Otegi de lograr el 'sorpasso' sobre los peneuvistas, como ya hicieron en las elecciones generales del 23 de julio del año pasado en las tres provincias vascas.
Esos mismos sondeos hacen viable que el PSE y el PNV puedan alcanzar o quedarse muy cerca de los 38 diputados, que dan la mayoría en el Parlamento de Vitoria. Pero ese pacto sería más difícil de vender en determinados sectores si el candidato designado por Otegi, Pello Otxandiano, terminase como ganador del que sin duda será un enconado mano a mano electoral con el nuevo candidato del PNV, Imanol Pradales. O si el PSE no aguantase sus 10 escaños actuales.
Todo ello teniendo en cuenta la evolución exponencial de la actitud de Bildu respecto al PSOE, que pasó del apoyo pasivo a la investidura de Sánchez en enero de 2020, con una abstención que junto a la de ERC le permitió al socialista alcanzar su primera investidura como jefe del Ejecutivo, al 'sí' de la investidura del pasado noviembre, el primero que recibió Sánchez antes de su proceloso proceso de negociación con Carles Puigdemont. Y por medio la coalición que lidera Sortu se ha convertido en un socio de referencia para Moncloa, tanto en los Presupuestos Generales –todos los de Sánchez han contado son su 'sí'– como en leyes señeras, sin ir más lejos, y de plena actualidad, la de Memoria Democrática. Los socialistas, en definitiva, se quedan sin excusas para rechazarles.
Curiosamente Eneko Andueza llegó hace tres años a liderar el PSE con la vitola de ser quien podría abrir el camino del acuerdo con Bildu, que él mismo enfría ahora, incluso por razones generacionales. Y es la cúpula socialista la que, acuciada por las circunstancias de una difícil gobernabilidad en toda España, podría estar inclinada a pasar pantalla más rápido de lo previsto.