Los narcoveleros de coca y hachís hacen su agosto
Los nuevos señores del mar son búlgaros. La Policía ha interceptado dos barcos de recreo: uno con 500 kilos de cocaína y otro con 6.000 de hachís

Los nuevos señores de la droga que viaja por los mares son búlgaros. Sin ellos y sus empresas de logística el negocio no sería lo mismo. Aportan los barcos de recreo y los conocimientos marítimos y no tienen rival, de ahí que organizaciones criminales ... de todo tipo se los rifen.
Las dos últimas operaciones de la Policía Nacional son la muestra. Un narcovelero interceptado a 500 millas de las Azores, cargado con 500 kilos de cocaína y procedente del Caribe y otro intervenido a 130 millas de las costas de Huelva. Este transportaba 6.000 kilos de hachís con tres tripulantes de esa nacionalidad. Como novedad, a bordo había una mujer, un camuflaje perfecto para lo que fingía ser un viaje turístico de una pareja con escalas y romanticismo.
La investigación del velero de la cocaína empezó en enero al averiguarse que se preparaba una gran operación y que los búlgaros detectados utilizarían España como punto logístico. El barco se localizó en el Caribe, una embarcación tipo 'sloop' y de nombre Frea con pabellón de Polonia y 15,85 metros de eslora. Zarpó en julio con dos tripulantes y fue abordada el 5 de agosto por la Policía Nacional y el Servicio de Vigilancia Aduanera. La mayoría de la droga estaba oculta en un doble fondo en la parte de popa del velero, un compartimento estanco recubierto de fibra, por lo que su descubrimiento resultó muy complejo.

Los dos detenidos confesaron a los agentes de la Udyco Central que practicaron ese doble fondo en alta mar porque tras colocar la carga esta no quedaba bien asegurada y fueron partiendo esas tabletas durante la travesía. El logo de la droga que iba a ser entregada en el sur de la Península es el renacuajo paseador, una fábula de la obediencia de los hijos.
«Son muy profesionales, muy bregados de ahí que los traficantes europeos se fíen de ellos. Y además se pasan los conocimientos marítimos de generación en generación», explica un responsable de la Brigada Central de Estupefacientes. Un ejemplo de esa profesionalidad. Hace un tiempo perseguían un velero que estaba a punto de hundirse pero los tripulantes intentaban llegar al destino como fuera aun a costa de sus vidas. No roban la droga ni delatan a nadie. Esa endogamia también provoca que sea muy difícil controlarlos.
Normalmente no viven en España, pasan temporadas aquí en busca de organizaciones que quieran contratarlos y si no los emplean se marchan a su país para no malgastar la ganancia. Es delincuencia de 'alto standing' pero itinerante. E ingeniosa.
El otro narcovelero interceptado estos días, el Bibi, a 130 millas de Huelva camuflaba 6.000 kilos de hachís, además de un dron para detectar seguimientos policiales, cámaras de seguridad y un detector de radiofrecuencia. El capitán, búlgaro, ya había sido detenido en una operación anterior haciendo lo mismo. Con él navegaba un hombre y una mujer que aparentaban ser una pareja contratante de la travesía de lujo. La Udyco Central llevaba desde 2021 tras la pista de quienes iban a adquirir el velero y en la investigación han colaborado Reino Unido e Italia. A ese país se desplazó en febrero y en marzo regresó a España desde donde se dirigió a Marruecos a cargar la droga. A su regreso, fue abordado y abortada la falsa excursión.
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