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Muere Ramón Rodríguez Arribas, vicepresidente emérito del Tribunal Constitucional

En unas recientes declaraciones se mostró contrario a la amnistía e insistió en que tampoco la Carta Magna prohíbe la pederastia ni la antropofagia, y no por ello su regulación sería constitucional

«Esta amnistía quiebra el Estado de derecho»

Ramón Rodríguez Arribas, vicepresidente emérito del Tribunal Constitucional, en una imagen de su bufete de abogados rodríguez Arribas Abogados

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Ramón Rodríguez Arribas, vicepresidente emérito del Tribunal Constitucional, ha muerto en la madrugada de este domingo a sus 89 años. En las últimas semanas había defendido con firmeza en distintos foros y medios de comunicación la inconstitucionalidad de la amnistía que negocian los socialistas con los independentistas catalanes para la formación de un nuevo Gobierno de Pedro Sánchez.

El vicepresidente emérito del TC pasó a ejercer como abogado después de estar como magistrado juez profesional durante 52 años, llegando a ser magistrado del Tribunal Supremo y Magistrado y vicepresidente del Tribunal Constitucional.

Hasta este momento dirigía su propio bufete de abogados y también asesoraba a empresas y particulares, tanto nacionales como internacionales, así como a otros a otros despachos de abogados.

En unas recientes declaraciones a ABC sobre la amnistía, Ramón Rodríguez Arribas recordaba que tampoco la Carta Magna prohíbe la pederastia ni la antropofagia, y no por ello su regulación sería constitucional. «La Constitución tiene valores y principios y uno de ellos es un Estado de derecho pleno», por lo que, en su opinión, «la amnistía supone que ese derecho no fue pleno porque castigó conductas que no eran objeto de penalización», recordaba.

«No lo debemos hacer por dignidad, por imagen ante Europa y el conjunto de naciones civilizadas en el que tenemos la suerte de ocupar un sitio destacado e indiscutido de democracia plena que no se puede poner en juego, y menos para conseguir los votos de un grupo parlamentario para que sea presidente del Gobierno quien lo ha venido siendo, una finalidad inaceptable que pone en juego muchos valores. Es un interés de carácter partidista y casi personal», afirmó Rodríguez Arribas.

Para el exvicepresidente del Tribunal Constitucional, «resulta disparatado poner en circulación un olvido de delitos que sin duda se cometieron y que de una manera justa y con las debidas garantías fueron castigados y para otros están siendo perseguidos, concretamente en el caso del prófugo Puigdemont».

Rodríguez Arribas consideraba ya de partida que «los indultos que se dieron no tenían justificación en el interés común porque los destinatarios de ese perdón no lo habían pedido, no estaban arrepentidos e incluso públicamente seguían desafiando al Estado diciendo que lo volverían a hacer».

«¿Se habría dado un indulto a cualquier otra persona en esas circunstancias? Seguro que no. Hasta los indultos fueron una desviación grave del Estado de derecho porque no sirvieron para asegurarse que no estemos en peligro aún de otra intentona de golpe de Estado desde Cataluña», señalaba. «En esto –apostillaba el exvicepresidente del Tribunal Constitucional– hay que tener las ideas claras, expresarlas y exponerlas: Estado de derecho o no Estado de derecho. ¿Cómo podemos elegir el no?».

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