ENTREVISTA AL JEFE DE GABINETE DE ISABEL DÍAZ AYUSO
Miguel Ángel Rodríguez: «El País Vasco no es un lugar de libertad»
Fue uno de los 1.200 simpatizantes del PP madrileño que apareció en una lista vasca para las elecciones del 28M
De Durango a Don Benito, acuerdos de última hora y pactos contra natura en los ayuntamientos
![Miguel Ángel Rodríguez en la presentación del candidato del PP a la alcaldía de Durango, Carlos García, en abril](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/06/24/MiguelngelRodrguezDurango.jpg)
Desde que dimitió como portavoz del Gobierno de Aznar en 1998, Miguel Ángel Rodríguez se ha mantenido en un discreto segundo plano. Sin embargo, su labor en estos años ha seguido siendo fundamental. No en vano, es en buena parte artífice del éxito de Isabel Díaz Ayuso ... . Desde esa discreción también ha querido aportar su granito de arena en estas últimas elecciones al buen resultado del PP Vasco.
Su nombre cerró la lista electoral de Durango, una plaza que se ha convertido en la más simbólica de los comicios. El voto del único concejal del PP permitió apear de la alcaldía a EH Bildu a pesar de haber sido la primera fuerza política en el municipio. Miguel Ángel Rodríguez analiza para ABC las claves de esa operación para debilitar a una izquierda abertzale envalentonada.
-Su nombre fue uno de los que destacó entre los 1.200 militantes y simpatizantes del PP madrileño que rellenaron las listas electorales vascas ¿Cómo se gestó ese apoyo?
-Lo que ocurrió fue que Carlos Iturgaiz, presidente de PP vasco, le pidió a la presidenta (Isabel Díaz Ayuso) cerrar la lista de Bilbao y Carlos García (único concejal del PP en Durango) me pidió a mí cerrar Durango. Agradezco la enorme generosidad, pero, a fin de cuentas, comparado con el esfuerzo que hacen ellos todos los días, no soy más que una gota de agua en el océano. La verdadera fuerza la tiene la gente que lleva tanto tiempo allí, que llevan años luchando. Afortunadamente esta vez ha salido bien porque se ha conseguido echar a Bildu.
-Usted, además, quiso vivir de cerca ese momento. No pudo entrar al pleno, pero sí estuvo en Durango arropando a Carlos García. ¿Cómo recuerda la jornada?
-Considero una anomalía que los concejales no tuvieran ninguna invitación, pero más allá de eso, el comportamiento de los durangueses fue exquisito. Estuvimos en una plaza del pueblo donde cada parroquiano se juntó con su convento, y cada cual aplaudía a sus concejales. No hubo ni una mala mirada, ni un insulto. Falta libertad en el País Vasco, pero no hubo nada que se pueda censurar de su actitud ese día.
-¿Podría decirse que Durango se ha convertido en el muro de contención más simbólico contra la marea abertzale?
-Ese era precisamente el reto. Bildu estaba muy fuerte, y sigue siendo un partido que está muy fuerte. Pero los demás nos hemos juntado y le hemos quitado la alcaldía, que son nada menos que 50 millones de euros al año. Esto les debilita económicamente y también a efectos políticos. Porque ellos, que se creían muy fuertes, de repente han perdido la institución más importante que tenían en Vizcaya.
-Sin embargo, dejar a Bildu sin la alcaldía no ha sido tarea sencilla. Por primera vez en la historia de Durango fueron la fuerza más votada. ¿Cómo se puede entender ese auge de la izquierda abertzale?
-Por una parte, el PNV se ha dedicado los últimos 30 años a denigrar al Partido Popular. Se ha visto que aquello de que ETA movía el árbol y ellos cogían las nueces ha sido un grave error del nacionalismo vasco. El PNV ha mutado a un partido socialdemócrata y en ese camino ha dejado crecer a los herederos de ETA. Ahora es el PNV el que está verdaderamente amenazado. Bildu crece porque ha decrecido el PNV y el Partido Socialista, así que son ellos los que tienen que examinar qué han hecho para que Bildu parezca un partido normal y nos hayamos olvidado de que hace solo cuatro años había 'kale borroka'. Tenemos a un Partido Socialista y a un Partido Nacionalista Vasco muy preocupados por desenterrar a Franco pero se olvidan de lo que pasaba hace nada en España.
-En ese escenario, ¿podría decirse que el PP se ha reivindicado en estas últimas elecciones como más necesario que nunca?
-Es más necesario que nunca y no solo porque sus votos han permitido echar a Bildu. El Partido Popular es el único en el País Vasco que defiende los valores de Europa y, por lo tanto, los valores de Occidente. Para pertenecer al club de Occidente hace falta ser transparente en la gestión, cumplir las leyes y dar libertad a los ciudadanos. Esas tres condiciones no se cumplen en el País Vasco. No son transparentes en la gestión, no cumplen la Constitución y no es un lugar de libertad. Por tanto, el único partido que hoy defiende los valores de Occidente es el Partido Popular y eso se irá notando en los resultados. La gente no quiere vivir amenazada o que a los niños les amenacen con un 'muñeco diabólico' si en casa hablan en español. La gente lo que quiere es vivir en paz, y en el País Vasco, entre PNV, Partido Socialista Vasco y los etarras, no se respira libertad.
-¿De sus palabras, deduzco, que ve al PP vasco más fuerte que nunca?
-Lo que me he encontrado estas elecciones es a gente joven y emprendedora que se ha acercado a nosotros, y eso es muy esperanzador. Creo, además, que la labor de lucha constante que está haciendo Carlos Iturgaiz en el País Vasco o Raquel González como presidenta del PP de Vizcaya es de admirar. Ya no solo por el recuerdo a las víctimas de ETA, sino por hablar de medidas para crear una economía más libre o propuestas para evitar que los empresarios se vayan del País Vasco.
-¿Podría decirse, por tanto, que el PP vasco ha conseguido revertir la década larga de caída que venía padeciendo?
-No cabe duda. Además, el cambio que se está viendo en toda España es imparable y eso va a ayudar también al Partido Popular del País Vasco. España tiene que volver al País Vasco, igual que tiene que volver a Cataluña. Hemos hecho, entre todos, una dejación de funciones creyendo que los nacionalistas en algún momento serían solidarios con España, y no es verdad. Se han aprovechado de España para echarnos. Así que España, sus instituciones y sus periódicos tienen que volver al País Vasco para insuflar así la bombona de oxígeno de libertad que necesita.
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