Ni indultos ni amnistía: así 'cambia de opinión' Sánchez en sus cesiones al independentismo
Prometió el «cumplimiento íntegro» de la condena por el 1-O, luego concedió los indultos y ha acabado en manos de quienes le exigen la amnistía
Afirmó que traería «de vuelta a Puigdemont» para rendir «cuentas ante la Justicia española» y ahora negocia su apoyo desde Waterloo
Este jueves, tras la sesión constitutiva de las Cortes Generales, donde las cesiones del PSOE a los secesionistas facilitaron el nombramiento de la socialista Francina Armengol como presidenta del Congreso, la diputada de ERC Teresa Jordá ha aumentado la presión al marcar como «una línea roja» la amnistía de cara a apoyar la investidura de Pedro Sánchez.
El líder socialista ya se pronunció al respecto el pasado 21 de julio, dos días antes de las elecciones generales, cuando contestaba «no» en una entrevista para TVE a la pregunta de si concedería la amnistía al independentismo a cambio de investirle presidente. «No es algo futurible. El independentismo pedía la amnistía y no la ha tenido. Lo que ha tenido son indultos condicionados», afirmó.
Sin embargo, Sánchez arrastra una hemeroteca que pone en duda este posicionamiento. El análisis de su discurso muestra una tendencia a elevar el tono contra el separatismo cuando no está en el poder o puede perderlo —durante los procesos electorales—, mostrándose como alguien defensor de la unidad y de la idea de España, para después plegarse ante sus exigencias, haciendo todo lo contrario de lo dicho, cuando ha necesitado su apoyo para seguir al frente del Gobierno.
Puigdemont «debería ser extraditado»
En mayo de 2018, un mes antes de la moción de censura a Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, entonces en la oposición, tachó las leyes de desconexión aprobadas en el Parlamento catalán el 6 y 7 de septiembre de 2017 como un «delito de rebelión y sedición». A esto añadía, en referencia a Puigdemont y los cinco exconsejeros fugados que «deberían ser extraditados a España». Hoy el expresidente fugado marca el paso de la política nacional.
Cinco meses después de aquellas declaraciones contra el 'procés', siendo ya Sánchez presidente después de desalojar a Rajoy con el apoyo de Junts (por aquel entonces PdeCat) y habiendo sacado pecho del apoyo del PSOE en la aplicación del artículo 155, Carmen Calvo empezaba a matizar con una pirueta argumental: «El presidente nunca lo ha calificado como delito de sedición». La trampa, que dejaba boquiabiertos a muchos de los periodistas presentes, estaba en que, en el momento de hacer esa afirmación, Pedro Sánchez todavía no había alcanzado la Moncloa.
El siguiente paso para mantener en pie la legislatura era la aprobación de los Presupuestos Generales. Para ello, el líder del PSOE seguía necesitando el apoyo de la 'mayoría 'Frankenstein', conformada en parte por los diputados independentistas en la Cámara Baja. Entonces entró en juego a principios de 2019 y a petición de Puigdemont la figura del 'relator' para dejar constancia de las negociaciones entre ambas partes.
Esta concesión —aceptada en un principio por Pedro Sánchez y que reforzaba la idea de la existencia de dos partes diferenciadas en el conflicto de Cataluña con el Estado español—, provocó la convocatoria por parte de la sociedad civil de la manifestación en la Plaza de Colón (Madrid) en contra del acercamiento. Tres días después, con los líderes del procés en prisión preventiva, ERC y PdeCat tumbaban los presupuestos del PSOE. Sánchez se veía obligado a convocar elecciones y volvía a endurecer el tono frente al independentismo.
«Me comprometo a traerlo a España»
Celebrados en abril de 2019, los comicios dieron la victoria a los socialistas. En cambio, la falta de acuerdo con Ciudadanos precipitó la repetición electoral para el 10 de noviembre. Durante el debate de ese segundo ciclo electoral, Pedro Sánchez afirmó: «A usted señor Casado se le fugó Puigdemont y yo me comprometo hoy y aquí a traerlo de vuelta a España y que rinda cuentas ante la Justicia española».
Antes, tras conocerse en octubre la condena por sedición contra los nueve independentistas procesados en la causa del procés, el líder socialista, en una rueda de prensa en la Moncloa, afirmó sobre la sentencia: «En un Estado democrático su cumplimiento supone el cumplimiento íntegro. Todos los ciudadanos somos iguales ante la ley. Nadie está por encima».
Tiempo después, tras ser investido presidente gracias a la abstención de ERC, Pedro Sánchez anunciaba la concesión de los indultos a los encausados. «Pensando en el espíritu constitucional de concordia propondré al Consejo de Ministros conceder el indulto a los nueve condenados en el juicio del procés que hoy están en prisión», anunciaba Sánchez en una conferencia en el Liceu de Barcelona.
Como hoy, en aquel acto independentistas interrumpieron su discurso con gritos pidiéndole la amnistía. Como avanzaba el texto, Pedro Sánchez se mostró tajante antes del 23J frente a la posibilidad de ceder ante esta exigencia a cambio del apoyo de Junts per Cataluña y ERC en la investidura. «Yo quiero formar un Gobierno con Yolanda Díaz y no tener que pactar con quince partidos como en la pasada legislatura», afirmó.
Pero los resultados de las urnas desbarataron esta opción, haciendo al PSOE completamente dependiente de los partidos soberanistas catalanes, además del PNV, Bildu y del resto de fuerzas de la Cámara Baja a excepción del PP, Vox y Coalición Canaria. Ahora, está por ver si, con su futuro político de nuevo en manos de Puigdemont, el presidente en funciones tendrá un nuevo 'cambio de opinión' ante las dimensiones políticas y jurídicas de las exigencias de sus socios.
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