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Víctor y Francis, dos jóvenes desaparecidos de alto riesgo en el punto de mira de la Policía

Un juzgado reabre el caso de un joven que se esfumó tras un robo de droga en el barrio madrileño de Hortaleza y cierra el de un ribereño monitor del centro San Juan de Dios, en Ciempozuelos

Desaparecido tras un 'vuelco' de coca: «Han entrado en casa y he perdido 15.000 euros»

Francisco de Pablo (izquierda) y Víctor Tapiador. En la imagen principal, una batida en Aranjuez abc
Carlos Hidalgo

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La madrugada del 9 de marzo pasado, en torno a las 3 horas, el teléfono móvil de Víctor Tapiador Martín, de 25 años, dejó de emitir señal. Vecino de Aranjuez y trabajador en el centro psiquiátrico de San Juan de Dios, en Ciempozuelos, aquella jornada se movió por distintos puntos, pero nunca salió del municipio ribereño. Hasta que se le perdió la pista. Menos de un mes después, el juzgado de Instrucción número 3 de Aranjuez archivaba el caso al no apreciar indicios de criminalidad de su desaparición.

Este cierre, tan apresurado e incluso incomprendido por la Policía, ha sido recurrido por el abogado de la familia y de la asociación SOS Desaparecidos, Juan Manuel Medina. La Audiencia Provincial, en el recurso de apelación, tiene la siguiente palabra, aunque aún no ha dictaminado. El fiscal se opone.

La suerte inversa ha corrido Francisco de Pablo Páez, Francis, a quien se lo tragó la tierra el 21 de marzo de 2022. Del barrio de Hortaleza, el juzgado de Instrucción número 37 de Madrid también dio carpetazo, pese a la negativa de la Policía, que sí veía mucho riesgo por el perfil del joven, entonces de 32 años, pues había sido víctima de un 'vuelco' de droga (robo de un alijo), en su propia casa, donde vivía solo.

Así lo demuestra el siguiente mensaje de audio que envió a un amigo cuatro meses antes: «He tenido un problemón, ya te contaré... Es muy fuerte. He perdido casi 15.000 pavos. No me he hecho yo el roto; me han entrado en casa, durmiendo yo. Estuve en el salón con el Ruso hasta las 3 de la madrugada y me levanté a las 7 de la mañana, y miré hacia la habitación y me habían reventado los barrotes, con todos los cajones sacados. A ver si me entero de quién ha sido. No encuentro ni la cartera. Si es alguien del barrio... Madre mía, madre mía». Juan Manuel Medina ha logrado la reapertura de la investigación. Juana Páez, la madre, está desesperada y asegura que lo más probable es que a Francis lo hayan asesinado hace bastante tiempo.

La madre de Víctor, Belén, reconoce que están «muy mal»: «La incertidumbre es pésima, es algo que no se te quita de la cabeza, porque no sabes qué ha podido pasar. Mi hijo nunca había desaparecido; nuestra relación era muy cordial entre nosotros. Tuvo una novia y lo dejaron en noviembre, después de tres años, pero estaba superado. Tenía un grupo de amigos de toda la vida. Trabajaba de integrador social en San Juan de Dios y estaba organizando un torneo de pádel benéfico para que el dinero fuera para el hospital. El día que desapareció fue a comer a casa de mi hija, en Aranjuez. Luego quedó a tomar café con su amigo, y a las cinco me dijo que cuando acabara subiría a casa. A las siete, le escribí para saber por qué no había venido y una hora después le envié otro mensaje, le llamé, dio señal, pero al cuarto de hora salía apagado. A las diez menos veinte le volví a mandar un mensaje, pidiéndole que me contestara, para quedarme tranquila. Pensé que se habría quedado sin batería».

El coche, en un polígono

A la mañana siguiente, al ver que no había dormido en casa y que, además, tenía una cita para organizar el torneo, su preocupación fue máxima. A las dos de la tarde, Belén y su hermana buscaron el coche por todo Aranjuez. Lo hallaron en el polígono Chacón, frente al supermercado Aldi, cuyas cámaras grabaron cómo había llegado Víctor con su Audi A4 a las 23.52 del día anterior.

En las imágenes, se le ve salir del vehículo, dejando las llaves de su casa y la chaqueta dentro (hacía bastante frío), por lo que andaba solo con una sudadera como abrigo. Al momento, se observa cómo vuelve para el turismo y vuelve a marcharse. Ahí se escapa del plano. Y no hay ninguna imagen más de él. Sólo unos mensajes encontrados luego por su hermana en una red social con una chica desconocida. En él, entre otras cosas, le explicaba que sólo le quedaba un 2% de batería. La conexión a internet era con sus propios datos, no estaba enganchado a ninguna red wifi. Eran las 2.57 de la madrugada. El teléfono dejó de emitir señal. Hasta hoy.

La familia interpuso la denuncia pero consideran que no se trata de una desaparición voluntaria ni tampoco un suceso de carácter autoelítico (un suicidio). Pronto, realizaron los primeros rastreos con la Policía y con perros especialistas. Desde entonces, han realizado distintas batidas. «Si le hubieran hecho algo, a estas alturas, habrían encontrado el cuerpo», señala Belén Martín.

Medina y los investigadores creen que una de las posibilidades más reales es que Víctor subiera al coche de una tercera persona, pero con intención de no pasar mucho tiempo, pues había dejado su prenda de abrigo y las llaves de casa en su Audi. Solo llevaba la cartera y su teléfono.

«Por eso nuestra idea es que tenía idea de volver a ese lugar, porque si no se habría llevado la chaqueta, por ejemplo. Ese polígono tiene vida de día, pero por la noche no; además, tiene salida a la A-4. Que se investigue qué pasó esa madrugada», razona la madre.

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