Los ultras del fútbol se rearman tras el Mundial: la Policía controla a 800 en Madrid

La Brigada Provincial de Información está investigando los casos más flagrantes conocidos en las últimas semanas. Uno de ellos es el muñeco ahorcado, con la camiseta del jugador del Real Madrid Vinicius Júnior, en un puente de la M-11, bajo una pancarta en la que se leía: «Madrid odia al Real». Un acto de racismo o xenofobia que en el complejo policial de Moratalaz se están tomando muy en serio.

Fuentes de toda solvencia indican a este periódico que se ha identificado a tres personas, a través del análisis de las huellas dactilares, que participaron en la colocación del muñeco hinchable. Se trata de gente que, presumiblemente, pertenece o es cercana al Frente Atlético; aunque precisan: «No están fichados, no tienen antecedentes. Es falso que tengan algo que ver con el caso de Jimmy», en referencia a Francisco Javier Romero Taboada, el miembro de los Riazor Blues del Deportivo de La Coruña muerto la mañana del 30 de noviembre de 2014 en el río Manzanares, antes del encuentro contra el Atlético de Madrid.

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Aitor Santos Moya

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Nuestros informantes precisan, además, que son tres, y no seis, los identificados. La delegada del Gobierno, Mercedes González, hace unas semanas, adelantó que las investigaciones estaban muy avanzadas.

Otro asunto es la colocación de un cartel con la cara de la víctima del Holocausto Ana Frank, un icono de la resistencia contra el nazismo. Fue en la calle de Marceliano Santamaría, una especie de punto de encuentro masivo de los Ultras Sur, a la vera de la avenida de Concha Espina y de uno de los costados del Santiago Bernabéu. «Ana Frank es del Atleti», rezaba el lamentable cartel, en el que simulaba que la chica llevaba una camiseta del Frente Atlético.

La Ley 19/2007 contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte castiga, entre otros delitos, la exhibición en los recintos deportivos, en sus aledaños o en los medios de transporte organizados para acudir a los mismos de pancartas, símbolos, emblemas o leyendas que de alguna forma inciten, fomenten o ayuden a la realización de comportamientos violentos. «Los grupos ultras, en realidad, utilizan el contexto del fútbol para desarrollar sus ideologías 'políticas' de odio», expresa un agente avezado en la lucha contra estos radicales.

En Madrid, la Policía Nacional tiene controlados a unos 800 de sus miembros. Los datos, a los que ha tenido acceso ABC, se traducen en 300 Bukaneros del Rayo Vallecano (es el grupo más numeroso, y la cifra se corresponde a los activos); el Frente Atlético va en segundo lugar, con unos 300 también («son más, pero esa es la cifra de los que nos preocupan»); los Ultras Sur, que tienen en nómina de quienes viajan para apoyar al Madrid (y, en numerosas ocasiones, reventar las calles de las ciudades que visitan), unos 150 integrantes; y, por último, Suburbios Firm, liderados por Daniel, conocido como 'El Ratilla', que, como mucho, son 40.

Al margen de ellos, pero con una fuerza que les ha llevado al crimen organizado, está Outlaw, comandado por Antonio Menéndez Mories, apodado 'El Niño Skin', y Javier Oviedo González (alias 'El Bombero', al formar parte de la plantilla de este Cuerpo del Ayuntamiento de Madrid). Junto a un hermano de Mories y otros personajes como 'El Cani', conforman este subgrupo de Ultras Sur, una organización que reventaron desde dentro, propiciando su expulsión del estadio por Florentino Pérez y la creación, para quitarle poder a los ultras, de la grada joven del Bernabéu. Curiosamente, son grandes amigos del Ratilla, porque en los mentideros radicales del fútbol siempre se ha dicho que, pese a todo, Mories por quien tiene simpatías es por el Atlético.

Precisamente, los de Suburbios (aunque ese día no estaba Daniel allí), protagonizaron una reyerta en el bar Chalo's el pasado enero. Realmente, fue un nutrido grupo del Frente Atlético los que salieron a la 'caza' de sus oponentes. Pero se enfrentaron ocho de este bando con veinte de Suburbios. La situación de desigualdad era tan palmaria que los que fueron a 'montarla' acabaron escaldados.

De hecho, uno de los del Frente sufrió heridas de consideración con palos y puñetazos. Fue identificado por la Policía, pero él no quiso denunciar. Aun así, los investigadores pusieron cara y nombre a cuatro de los de Suburbios y les han sancionado en el marco de la Ley del Deporte: como mínimo, son 3.000 euros por cabeza.

Otro de los casos con firma madrileña, pese a haber ocurrido en Burgos, fue el violentísimo enfrentamiento entre los hinchas del equipo visitante, los Ligallo, del Real Zaragoza, y Resaca Castellana, en las cercanías del estadio de El Plantío, antes del encuentro. Ocurrió el 27 de noviembre, pero hace menos de dos semanas se informó de la detención de 64 radicales por estos hechos. Según ha podido saber ABC, en un primer momento se detuvo a un miembro de Ultras Sur (entre otros grupos violentos de distintos puntos de España); pero luego engrilletaron a tres más, que habían acudido a la ciudad burgalesa a apoyar a los Ligallo, que también son de extrema derecha.

Los Bukaneros se vinculan a las 'brigadas antifascistas'. Son los más activos en violencia en el fútbol; pero, a diferencia de los anteriores, también en reyertas 'políticas', como las contrarias al encarcelamiento del rapero Pablo Hasel o el apoyo a Alfon: 'bukanero' que cumplió pena de prisión por portar explosivos en la huelga general de 2012.