Las otras 'torres KIO' que se proyectaron en Plaza de Castilla
Historias capitales
Tenían el doble de pisos y en una primera versión los edificios se comunicaban por un puente peatonal y comercial
¿Sabías que las Torres Kio de Madrid fueron los primeros rascacielos inclinados del mundo?
![Recreación de las torres de Bonet que dibujó ABC en 1969](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/05/26/torres-RxOcD8KHxOl6VRsyQZ0l7HM-1200x840@diario_abc.jpg)
Las ciudades no surgen de la noche a la mañana. Sus barrios y espacios van configurándose a lo largo de los años, y en ocasiones son consecuencia de procesos que se prolongan durante décadas. Así ocurrió con un espacio como el entorno de la plaza ... de Castilla, cuya transformación vino marcada en buena parte por la construcción de la Estación de tren de Chamartín. Esta gran obra hizo necesaria toda una compleja carambola urbanística, con permutas de terrenos y redistribución de parcelas, que dio lugar a lo que muchos años después fueron las Torres KIO. Pero antes de estas, hubo otros proyectos para esa plaza.
Eran los años 60 cuando el arquitecto catalán Antonio Bonet Castellana, afincado durante muchos años en el Río de la Plata, lanzó sus propuestas para la plaza de Castilla.
Se trataba de darle un nuevo aspecto a la plaza aprovechando una futura ordenación que entonces aún estaba en pañales. Y de dotar de la zona de amplitud de avenidas y de edificios que conjuguen calidad, belleza y comodidad.
En su primer intento, el arquitecto Bonet planteó una única torre muy alta y junto a ella, edificios de tamaño mediano unidos mediante un puente peatonal. En ese puente, planteaba construir un centro comercial, que diera servicio a la zona.
La propuesta no prosperó. Entonces, Bonet le dio una vuelta, y pensó en una segunda solución muy diferente para esas parcelas: dos edificios, uno a cada lado de la avenida. Eran muy singulares en su forma: él mismo los definía como «una serie de paraboloides hiperbólicos», y además estaban colocados en sentido inverso respecto al otro: lo que en uno era la parte superior, en el de su lado era la inferior.
Las torres tenían, sobre plano, 170 metros de altura -las actuales KIO no superan los 115₋; una de ellas se destinaría a vivienda, y la otra a oficinas.
Pero problemas presupuestarios llevaron al arquitecto a guardar este proyecto en un cajón y tener que idear todavía una tercera alternativa, más sobria, pero que pese a ello, tampoco salió adelante. De hecho, no se remató la zona hasta muchas décadas después, cuando se construyeron las Torres KIO (entre 1989 y 1996), y se desplazó el monumento a Calvo Sotelo, dedicando el centro del espacio al obelisco de Calatrava. Por cierto, que el secreto de que las KIO aguanten de pie pese a su inclinación, está en que la mayor parte de su peso se sitúa sobre un eje central de acero, mientras que la parte inclinada es más ligera.
Bonet fue un arquitecto empapado del racionalismo y que tuvo la enorme oportunidad de conocer y trabajar durante dos años en el estudio de Le Corbusier en París (entre 1936 y 1938). Vivió gran parte de su vida a orillas del Río de la Plata, pero visitaba con frecuencia Barcelona y Madrid, donde nunca dejó de hacer trabajos. Entre ellos, dejó obras como el edificio del Banco de Madrid en la carrera de de San Jerónimo, 17 (1959); varios edificios de viviendas o el Consejo General de Médicos, actual Tribunal Constitucional (en colaboración con González Valdés), en la calle de Isaac Peral, esquina con la calle de Domenico Scarlatti (1973).
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