El templo egipcio que estuvo a punto de ir a Almería o Elche y para el que se estudió una funda de plástico
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Miles de años de historia contemplan las 1.350 piedras traídas en barco y camión desde el desierto y sufre ahora los inviernos madrileños
Madrid asegura que el Templo de Debod «está en buenas condiciones de conservación» pese a las goteras
![Las cajas con las piedras del Templo de Debod, en la explanada del antiguo Cuartel de la Montaña en 1970](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/09/08/debod-cajas-Roui0qTtLd7ARgkYEMc9wdO-1200x840@diario_abc.jpg)
El pleno desierto de Egipto, sobre una meseta suavemente inclinada hacia el valle del Nilo, a 20 kilómetros al sur de Asuán, se encontraba el Templo de Debod, una construcción dedicada a los dioses Isis y Amón, que por diferentes avatares llegó a Madrid ... desmontado en piezas que fueron transportadas primero por barco y luego en camiones. Un puzle que hubo de montarse casi sin documentación, para recomponer un edificio que estuvo a punto de ser llevado a otro emplazamiento -Almería y Elche lo reclamaban- y que aún hoy se disfruta, pese a los fríos invernales de Madrid y los efectos de la contaminación sobre sus materiales.
La construcción de la presa de Asuán amenaza la supervivencia de varios templos egipcios, que iban a quedar ocultos bajo el agua. Varios países, entre ellos España, colaboraron con la UNESCO para el rescate de estos monumentos. En nuestro caso, los periódicos señalaban que la aportación económica para ese salvamento ascendió a medio millón de dólares. En agradecimiento, Egipto regaló varios de estos templos: el de Taffa acabó en un museo de Países Bajos; el de Dendur, en Nueva York; el de Ellesiya, en Turín. Y el de Debod se vino a España.
En Madrid, se buscó un emplazamiento que le aportara al templo la dignidad que merecía: se colocó sobre el solar que quedó libre tras el derribo del antiguo Cuartel de la Montaña, rodeado de un gran estanque. Pero de Egipto hasta allí no fue un camino fácil: 1.350 cajas fueron transportadas en 90 camiones desde el puerto de Valencia, a donde habían llegado en barco desde Alejandría, y antes habían subido por el Nilo. Los gastos de transporte ascendieron a casi 10 millones de pesetas, y fueron abonados por el Ayuntamiento madrileño.
Las cajas llegaron y fueron depositadas en el solar en junio de 1970. Las autoridades egipcias, se lee en la prensa de la época, las acompañaron de apenas un plano, un croquis y unas fotografías. El equipo de arqueólogos españoles, dirigidos por el doctor Martín Almagro Basch, tuvieron que emplearse a fondo para terminar con éxito la compleja tarea de reconstrucción: tardaron dos años. El monumento se reinauguró, ya montado de nuevo y sustituidas las piedras desaparecidas por el camino, el 18 de julio del año 1972.
Desde el momento en que llegaron las piezas a Madrid, se desató la polémica -tan española- sobre su mantenimiento. El alcalde, Carlos Arias Navarro, quiso zanjarla de plano: «Las piedras del templo de Debod resistirán cien o mil años más en su actual emplazamiento», dijo ante los periodistas. Y añadió: «Cuando fuimos a recogerlas a la isla Elefantina, las piedras no estaban precisamente en vitrinas, sino tiradas en medio de un desierto en el que también hiela. Se embalaron cuidadosamente y se las recubrió de plástico por iniciativa nuestra. Quienes hablan de la deleznable calidad de estas piedras no son de la misma opinión, precisamente, que los canteros que las están manejando ahora».
Aseguraba además el regidor entonces que los cimientos «se han previsto para sostener, si llega el caso, un revestimiento de cristal o una campana de plástico. Se han tenido en cuenta todas las posibilidades de mimo y cuidado para conservar el templo de Debod, eligiéndose, precisamente para su reconstrucción, el sitio menos contaminado de toda la ciudad».
![Imagen principal - Arriba, el templo de Debod en su ubicación en Egipto. Abajo, dos momentos del montaje del Templo en Madrid](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/09/08/DEBOD-U33652127244NJt-758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Arriba, el templo de Debod en su ubicación en Egipto. Abajo, dos momentos del montaje del Templo en Madrid](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/09/08/debod-colocacion-U21056256075ePz-464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Arriba, el templo de Debod en su ubicación en Egipto. Abajo, dos momentos del montaje del Templo en Madrid](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/09/08/debod-otra-U25154735737sDS-278x329@diario_abc.jpg)
Pero pese a sus firmes palabras, la prensa no las tenía todas consigo, y meses después seguía insistiendo: en diciembre ABC lanzaba una pregunta: «¿Se caerá o no se caerá el templo de Debod?». Sostenían muchos que a las piedras milenarias «no les sientan bien los helados vientos del Guadarrama», y que «el agua se deposita en su interior poroso. Las bajas temperaturas convierten esas gotas de agua en hielo, solidificación que puede destruir poco a poco los históricos bloques». Había quien apuntaba incluso que el tremendo final de este proceso sería ver el templo «reducido a montones de arena». Y se defendía lo conveniente de que este valioso obsequio «hubiese ido a parar a lugares más idóneos, con climas cálidos: Almería y Elche lo solicitaron antes que Madrid. En una u otra ciudad debió ser reconstruido».
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En el ayuntamiento seguían defendiendo la idoneidad del lugar. Indicaban que la crudeza del invierno ya pasado allí había sido «una buena prueba que ha demostrado que, contra lo que se ha dicho, las piedras no se deshacen por efectos del clima madrileño». Eso sí, por si las moscas, ya en 1971 señalaban desde el Consistorio que «está prevista la instalación de una especie de funda protectora de plástico por si en algún momento se considerase necesario utilizarla».
Muchos años después, en 2017, el centro de la UNESCO en la Comunidad de Madrid proponía que el monumento se cubriera con una cúpula de cristal. Para evitar, precisamente, los daños y la erosión causadas por los agentes atmosféricos y los meteorológicos, y también los provocados por efecto del vandalismo, como se había seguido denunciando periódicamente.
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