Los 'solomillos Apolo' en el bar de la estación de Robledo donde se siguió la llegada del hombre a la Luna
HISTORIAS CAPITALES
ABC informó hasta de las pulsaciones cardíacas de Armstrong, Aldrin y Collins
Una nueva antena de la NASA apunta a Marte desde Robledo de Chavela
![Estación de Robledo de Chavela en 1969](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/03/05/luna4-RV3IPK1BiUdNKvEfmZWHcpK-1200x840@diario_abc.jpg)
Una estación espacial en Australia (Camberra), otra en Madrid (Robledo de Chavela) y otra en California (Goldstone) compartieron las comunicaciones relacionadas con el primer viaje del hombre a la Luna. Pero fue a la potente antena madrileña, con sus 26 metros de diámetro, a la que llegó por primera vez en tierra la archifamosa frase de Neil Armstrong: «Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad». ABC estuvo allí ―no en la Luna, sino en la estación espacial de Robledo―; un enviado especial siguió toda la operación y aportó en sus crónicas detalles tan sabrosos como el ritmo cardiaco del primer hombre en pisar el satélite terrestre, o los excelentes bocadillos de solomillo que servían en el bar de la estación.
Robledo se eligió por varias razones: su cercanía a un aeropuerto internacional, el de Madrid-Barajas, lo que facilitaba la llegada de todo el equipo; y su situación alejada de interferencias electromagnéticas. La estación tiene el poético nombre de Complejo de Comunicaciones de Espacio Profundo de Madrid . Su primera antena se instaló en 1961 para el Programa Mariner, que exploraba Venus, Marte y Mercurio.
La estación se repartía entonces entre Robledo, Cebreros y Fresnedillas. Desde suelo madrileño se siguió tanto la peripecia de Armstrong y Aldrin por la superficie lunar, como el tiempo que Collins se mantuvo en solitario en el módulo de mando, aparcado a la espera de que sus compañeros acabaran su labor y regresaran.
Allí se recibieron todas las comunicaciones que partían de la nave hacia la Tierra. Y el atento cronista de ABC apuntó incluso las pulsaciones que registraron los astronautas en el momento del despegue hacia la Luna: Armstrong, 110 pulsaciones; Collins, 99, y Aldrin, 88. El jueves 17 de julio, a las 17.17 horas, tras dos órbitas alrededor de la Tierra, el Centro de Control de Houston dio la orden de poner ruta hacia la Luna.
Son parcos en palabras los astronautas: a Fresnedillas de la Oliva ―en labores de apoyo a Robledo― llegaba su voz, y también los datos de los aparatos de a bordo. Había tres pantallas de televisión emitiendo imágenes del interior de la nave Apolo. El domingo 20 de julio, a las 6 y 13 minutos, la astronave pierde el contacto con la Tierra: está entrando en la cara oculta de la Luna. Fresnedillas tenía la misión de ser la primera estación terrestre en captar la señal de la nave al salir de esta 'zona de sombra'. Todo estaba calculado al milímetro: la señal se tenía que emitir a las 6.47. Y a las 6.47 exactamente, se recibió: la voz del comandante de la nave se escuchó con claridad: «El encendido del motor ha sido perfecto».
![Imagen principal - Arriba, periodistas españoles desplazados a la estación de Robledo de Chavela para seguir la gesta del Apolo XII. Abajo, izq., la antena de Robledo, con las banderas de España y de la NASA. Dcha, Armstron en la Luna](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/03/06/luna5-U48146552864zSc-758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Arriba, periodistas españoles desplazados a la estación de Robledo de Chavela para seguir la gesta del Apolo XII. Abajo, izq., la antena de Robledo, con las banderas de España y de la NASA. Dcha, Armstron en la Luna](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/03/06/LUNA6-U07646632335uZj-464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Arriba, periodistas españoles desplazados a la estación de Robledo de Chavela para seguir la gesta del Apolo XII. Abajo, izq., la antena de Robledo, con las banderas de España y de la NASA. Dcha, Armstron en la Luna](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/03/06/luna-3-U53585027625XGv-278x329@diario_abc.jpg)
La expectación creada por la misión a la Luna era enorme, y también el deseo de tener detalles de lo que acontecía. Por eso se percibe cierta frustración en las crónicas ante la actitud «poco comunicativa» de los tripulantes, probablemente más ocupados de no cometer fallos en su misión que de hacer amigos entre quienes seguían sus pasos en las distintas estaciones espaciales.
El momento cumbre se produjo sobre las 9.23 horas del día 20. Cuatro horas antes de lo inicialmente previsto, porque Armstrong y Aldrin solicitaron a Houston renunciar al descanso previsto ―no iban a poder dormir en el módulo, ya posado en la superficie del satélite― y adelantar la excursión lunar. Lo demás, ya es historia. Pero esa madrugada, veinte millones de ojos de españoles estuvieron clavados en las pantallas de sus televisores viendo cómo el hombre llegaba a la Luna. «Creo que en ese segundo ―el preciso instante de las 3.56 de la madrugada en que Armstrong pisaba el satélite― no hubo ni un solo sonido en todo Prado del Rey. Hasta creo que nuestros corazones se pararon».
Tras tantas emociones, la estación de seguimiento entró en calma. Desde uno de sus monitores, se seguía el ritmo cardiaco de Armstrong. No podía dormir. Horas después, comenzaron a preparar la vuelta a la Tierra; otro momento delicado. «Fresnedillas había entrado ya en contacto con los astronautas Armstrong y Aldrin; la vecina antena de Robledo de Chavela permanecía en contacto con Collins», proseguía el cronista. El rugido del motor cubrió todos los demás sonidos; sólo unos segundos después, en la localidad madrileña volvió a escucharse la voz de Armstrong: «Ascendernos suavemente. Todo marcha bien».
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