Tres festivales cancelados en 72 horas, el síntoma de un sector enfermo
Las cancelaciones de Reggaeton Beach Festival, DCODE y Primavera Sound 2024 han vuelto a poner de manifiesto los problemas de un sector cada vez más saturado y mal regulado
Barrios colapsados y excesos de ruido: el balance vecinal del primer Mad Cool en Villaverde
![El festival Primavera Sound, en su primera y de momento única edición en Madrid](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/07/21/primavera-sound5-RRHi5i1qSWATuZcYeNIjhMM-1200x840@abc.jpg)
Ha vuelto a ocurrir. Otra vez, la escena de festivales veraniegos en Madrid deja un rastro de polémicas y cancelaciones que evidencian que hay un problema de fondo: el sector está enfermo por saturación. El año pasado, el Madrid Puro Reggaeton que se ... iba a celebrar en el Wanda Metropolitano quedó suspendido tras varias idas y venidas con la administración, provocando la ira de miles de personas que se quedaron literalmente a las puertas del encuentro con sus ídolos. Un mes más tarde, se canceló el Mad Cool Sunset 2022 que se iba a celebrar en Ciudad Universitaria tras caerse del cartel Rage Against The Machine y no poder encontrarles sustituto.
Este verano ha sido un calco del pasado, con otra cancelación in extremis de un macroevento reguetonero y la suspensión de otro en Ciudad Universitaria, exactamente por las mismas razones: la retirada del permiso municipal y la caída de un cabeza de cartel imposible de reemplazar. El primero es el Reggaeton Beach Festival, que iba a reunir a cuarenta mil personas en el espacio Iberdrola Music para ver a Ozuna, Anuel AA, Eladio Carrión y Jhay Cortez, entre otros. El segundo es el DCODE, que no celebrará su edición este año por no verse capaz de encontrar un reemplazo para Lewis Capaldi, que era su cabeza de cartel y no puede acudir por motivos de salud.
Pero han ocurrido más cosas. El Primavera Sound, que desembarcaba por primera vez en Madrid, tuvo que anular su primera jornada por unas lluvias torrenciales que demostraron que la Ciudad del Rock no está del todo preparada para meteorologías adversas, el regreso a la capital a través de lanzaderas fue bastante lento y sufrido para los asistentes, y esto ha provocado un nuevo seísmo: el festival ha anunciado que no se celebrará en 2024.
Después llegó el Mad Cool, cuyo nuevo recinto en Villaverde causó problemas de movilidad a los vecinos y también a los festivaleros, que se pasaron largas horas bajo el sol para poder acceder a los conciertos. Todo esto se repitió con visita de Harry Styles, hace tan sólo unos días, con algún amago de avalancha incluido. Y ante la perspectiva de otra ola de caos e indignación, el Ayuntamiento de Madrid ha decidido que no se podía someter al barrio y a los clientes del Reggaeton Beach Festival a semejante penuria.
Según el Consistorio el espectáculo «no está autorizado» por presentar un plan que «no garantiza la seguridad» para todos los asistentes. Tampoco se había tramitado la autorización para la superación de los decibelios máximos establecidos en la ordenanza de ruido, y para más inri, el cuerpo municipal de Bomberos también emitió un informe desfavorable a la celebración. Pero desde la organización del Reggaeton Beach Festival se asegura haber adoptado «todas las medidas requeridas por parte de las autoridades en relación al montaje de dicho evento», presentándose éstas «en tiempo y forma con todas las correcciones pedidas en el plan de movilidad», y se señala que no se ha recibido ningún «informe desfavorable».
![Entrada al recinto donde debía de celebrarse el Reggaeton Beach Festival](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/07/21/Madcool-U06657245556Oyl-624x350@abc.jpg)
Según la empresa promotora de este encuentro reguetonero, «resulta inconcebible que un espacio que se construyó contando con todos los permisos y licencias para poder desarrollar eventos de gran formato, como demuestra la celebración del festival Mad Cool y el concierto Harry Styles las dos semanas anteriores, con una asistencia de 65.000 espectadores cada uno de ellos, se deniegue la celebración del festival RBF que se celebra en horario diurno y con un aforo de un 55% (38.000) del dispuesto en Mad Cool, y presentando un plan de movilidad con mayores garantías para la seguridad de los asistentes, en cuanto efectivos y medidas adoptadas se refiere, alegándose que no se garantizan las «condiciones de seguridad, movilidad y accesibilidad». En definitiva y teniendo en cuenta todo lo anterior, entendemos que nos hemos visto envueltos en un conflicto entre administraciones y en una disputa política sobre los problemas que se han producido en Mad Cool o el concierto de Harry Styles que nada tienen que ver con lo reflejado en el expediente administrativo ni con lo filtrado a la prensa, sino con la organización de los evento citados».
El problema de fondo es que quizá haya demasiados macrofestivales. El Reggaeton Beach Festival seguramente habría tenido lugar si Villaverde no hubiese tenido un verano de ruidos y colapsos. ¿Ha pagado el pato del caos de Mad Cool y Harry Styles? «Para este evento, los organizadores no se han ajustado a las exigencias que requiere el Ayuntamiento de Madrid. Además, tras la remisión de la carta de la Delegación de Gobierno se ha solicitado un informe que acreditara que, en términos de movilidad y de seguridad, era posible celebrar el evento y no lo han conseguido», apuntaban ayer a ABC desde el consistorio.
El DCODE también podría haber seguido adelante si no fuese porque la competencia se ha incrementado de forma exponencial. Un evento como este necesita al menos un artista que pueda atraer a diez mil personas por sí solo, y no hay suficientes músicos con ese perfil para abastecer a todos los festivales. De hecho, muchos de ellos ya han pasado por Madrid en la avalancha de shows ofrecidos por Primavera Sound, Mad Cool, Río Babel y demás citas multitudinarias, y sería absurdo repetir.
![El público aguarda una actuación en el DCODE](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/07/21/dcodebuena-U11585612171zQj-624x350@abc.jpg)
Buscar sustituto a Lewis Capaldi hubiera sido más fácil –y obligado– teniendo miles y miles de entradas vendidas. Y es posible que ese no fuera el caso, especialmente después de que se anunciara su incomparecencia ya que esto seguro que desató muchas devoluciones. Este periódico ha intentado obtener los datos de entradas vendidas y de devoluciones a la organización de DCODE, pero han preferido no darlo. Así que además de que hay superestrellas para tanto festival, quizá tampoco haya público. Ni recintos: la cancelación del Primavera Sound Madrid 2024 por este motivo ha sido la puntilla.
¿Qué consecuencias tiene una cancelación para los organizadores de un festival? A los artistas siempre se les paga parte de su caché por adelantado. Eso ya no se recupera, y la recuperación de ese gasto dependerá del tipo de seguro que haya contratado el promotor. En ese sentido, los que cubren una cancelación por condiciones meteorológicas son los más habituales. Pero si se quiere tener cubierto un retiro de licencia o la incomparecencia de un cabeza de cartel, el coste del seguro va en aumento.
Los grandes damnificados son los empleados del festival, que se quedan sin trabajo; y por supuesto los clientes, que se quedan sin su experiencia y probablemente hayan perdido un dinero en hoteles y viajes, que, no obstante, se puede y se debe reclamar. Tal como señala Facua, los compradores de abonos de festival «pueden pedir que se les indemnice por todos los daños que, con independencia de su naturaleza, la cancelación del evento les hubiera podido provocar. Entre ellos, los afectados pueden exigir, además de que se les abone el dinero que pagaron por las entradas, los bonos por consumiciones que no van a poder realizar, los hoteles contratados y los traslados para asistir a este festival».
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Todo esto demuestra que más allá del asunto de la saturación, hay que hacer una reflexión profunda acerca del negocio de los festivales, tal como señala Manuel López, del bufete de abogados especializado en música Sympathy for the Lawyer. «Con todo lo que estos eventos generan en turismo y economía, debemos plantearnos si es lógico que su celebración esté en vilo hasta el último momento. Los trámites burocráticos que exigen están pensados para otro tipo de actividad, y no puede ser que no existan licencias que permitan trabajar con más anticipación. Así no vamos a ningún sitio, especialmente siendo España la primera potencia mundial en festivales».
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