La primera vez que se decretó en Madrid la alerta por alta contaminación, hace más de 40 años
Historias capitales
El humo de los coches y las calefacciones de carbón eran entonces culpables de episodios que llevaron a tomar medidas de emergencia
Otras ocho ciudades de Madrid tendrán protocolos ante episodios de alta contaminación
![La Puerta del Sol en 1964, con un aspecto muy diferente al actual](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/06/23/foto2-RoKFsVqAYdWVnFskZOFeWrO-1200x840@abc.jpg)
Hace apenas unos años, los madrileños se levantaban por la mañana y se topaban con las restricciones de tráfico señaladas en el protocolo anticontaminación. Solía saltar rozando la medianoche, por lo que muchos no se enteraban hasta que sonaba el despertador por la mañana y ... conectaban la radio. Pero aunque suene a muy actual, lo cierto es que hace casi cincuenta años, los madrileños se vieron ya sometidos a medidas extremas por varias alertas debidas a la alta polución atmosférica.
Los tiempos y las regulaciones han cambiado, y también lo han hecho los contaminantes más habituales. Ahora se pone el acento en el dióxido de nitrógeno o el ozono, pero años atrás, los enemigos eran el azufre, las partículas y el dióxido de carbono.
La primera referencia localizada es de 1981: en enero de ese año, el Gobierno Civil decidió medidas de emergencia en la capital a petición del Ayuntamiento, por la alta contaminación. La cosa debió ser seria, porque se prohibió aparcar y se imponían multas de 5.000 pesetas a los vehículos que interrumpieran la circulación, y se limitó la carga y descarga, que no podía iniciarse antes de las 9 de la mañana bajo multa de 25.000 pesetas.
El otro frente fueron las calefacciones centrales, todavía mayoritariamente alimentadas con carbón. Las instrucciones de las autoridades señalaban que no se podían encender antes de las 11 de la mañana, y aunque el Ayuntamiento pidió apagarlas a las 7 de la tarde, el Gobernador civil lo prorrogó hasta las 21 horas. Dos horas de diferencia que causaron gran malestar en el Gobierno municipal, donde creían que eso haría perder eficacia a la medida.
Todas estas órdenes se dieron a conocer a través del Boletín Oficial de la provincia, con lo que muchos vecinos ni se enteraron. A las calles salieron cien hombres de la Patrulla Ecológica y del departamento de Inspección del Ayuntamiento, que anduvieron explicando a los ciudadanos lo que podía hacerse y lo que no.
Ocho años más tarde, en 1989, y de nuevo en enero -cuando las heladas nocturnas y los cielos despejados durante el día generan el fenómeno de la inversión térmica- hubo nuevamente medidas de emergencia, recogidas en un bando municipal que firmó el alcalde en funciones, Luis Larroque.
![Campaña municipal en 1971 contra la contaminación atmosférica, en una marquesina de autobús](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/06/23/foto1-U77406081756AgO-624x350@abc.jpg)
En esta ocasión, la contaminación era alta en general, pero principalmente en puntos como la glorieta de Quevedo, la plaza de Luca de Tena, o el Paseo de Extremadura. El bando del alcalde prohibía encender las calefacciones antes de las 11 o después de las 19 horas. Y no permitía aparcar en 43 calles. «Como consecuencia del anticiclón que afecta a toda España», recordaba el bando, no había circulación de aire en la atmósfera, lo que hacía aconsejable que dejara de haber circulación rodada sobre las calzadas. Por eso, «se decreta la situación de Alerta Atmosférica» y se ordenaba «inmovilizar vehículos con emisiones abusivas de humos», fijar una «red de vías prioritarias en que se prohíbe el aparcamiento, salvo a los residentes».
Pero la climatología es la que es en Madrid, y también lo es el paisaje urbano, por lo que pocos años más tarde, en 1993, otro alcalde de otro signo político, José María Álvarez del Manzano, se topó de nuevo con el mismo problema, y aportó parecidas soluciones, puesto que son las que fijaba la normativa vigente. Fue de nuevo en enero, y la portada de ABC rezaba: «Contaminación: alerta en Madrid».
Dada la seriedad de la situación, se puso en marcha un primer bloque de medidas de urgencia, entre las que se incluyó la limitación del encendido de las calefacciones de carbón al periodo comprendido entre las 12 del mediodía y las 18 horas. También se prohibió estacionar en los seis ejes preferentes de la ciudad. Si las medidas decretadas resultaran insuficientes, señalaban las crónicas, «el Ayuntamiento no descarta prohibir la circulación rodada».
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Álvarez del Manzano dictó un bando decretando la «alerta atmosférica», ante unas mediciones en que aparecían disparados los valores de dióxido de azufre y las partículas. Quevedo, Cuatro Caminos y Doctor Marañón eran las estaciones con peores datos: 880 microgramos de dióxido de azufre había en esta última, cuando el máximo permitido era de 350.
Además de todo esto, había que intensificar la vigilancia sobre los aparcamientos prohibidos que provocaran obstrucción de tráfico, y se ordenaba inmovilizar los vehículos con «emisiones abusivas de humos».
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