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Pelea pactada y secreta en un bosque de Madrid entre ultras del Atlético y del Feyenoord

Lejos de la Policía, los radicales arreglaron un encuentro doce contra doce y sin armas

Pelea pactada, al estilo ruso, entre el Frente Atlético y Ultras Sur

Arriba, ultras del Atlético y del Feyenoord al inicio de la pelea; abajo, grafiti pintado por los holandeses en Madrid ABC
Aitor Santos Moya

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Cualquier parecido con el fútbol es pura coincidencia: doce jugadores por equipo, sin balón ni porterías y un partido que solo dura un minuto. Es la 'Champions League del hooliganismo', la misma que esta semana enfrentó al Frente Atlético con los ultras del Feyenoord, estos últimos considerados la élite dentro del perverso mundo de pactar peleas. A un lado, de rojo, los ultras madrileños, en teoría todos por debajo de los 25 años; al otro, los miembros de Rotterdam Jongeren Kern (R.J.K.) y Firm FIIIR (Feyenoord third generation Rotterdam), también de los más jóvenes del grupo extranjero.

La pelea es rápida, en torno al minuto, y la victoria cae del lado holandés. Es la segunda que consiguen en Europa, después de que hace 15 días derrotaran en su casa a los 'hooligans' del Celtic de Glasgow, en esa ocasión siete contra siete, y un tiempo final de 50 segundos. De regreso a Madrid, la visita de los ultras del Feyenoord no ha pasado indiferente a ojos del resto de grupos. Ya el lunes, algunos de ellos pintaron un enorme grafiti con la catedral de la Almudena y otros monumentos al fondo del paisaje. Y el martes, un día antes del partido, se citaron con sus enemigos rojiblancos para enfrentarse lejos de miradas indiscretas.

Cabe resaltar que en marzo de 2021, el Frente Atlético y Ultras Sur protagonizaron el primer encuentro de estas características en la región, muy al estilo de las 'drakas' rusas, en una zona boscosa prácticamente idéntica a la actual. Los colchoneros, que acudieron a la cita de rojo, y los holandeses, de negro, acordaron un enfrentamiento sin armas: nada de palos, cuchillos o cualquier objeto contundente. A cambio, eso sí, de poder utilizar protectores bucales, cascos y vendajes propios de las artes marciales mixtas. Se da la circunstancia de que este tipo de encuentros, en espacios apartados y sin posibilidad de huida, no siempre llegan a producirse debido, precisamente, a la falta de confianza en que se cumplan las reglas acordadas.

La llegada de este particular club de la lucha al mundo ultra tiene su explicación en el aumento de la presión policial y el avance de las tecnologías. Con el objetivo de evitar a la Policía y las elevadas sanciones por este tipo de actos (en el ámbito de la Ley del Deporte), los radicales patrios hace tiempo que miran de reojo a este fenómeno, surgido en Rusia y ya extendido por todo el norte, centro y este de Europa. En España, apenas un puñado de grupos han sido partícipes de este tipo de violencia, sin que por ahora se haya detectado un problema recurrente.

En la capital, los primeros en intentarlo fueron los propios ultras de Real Madrid y Atlético allá por el mes de mayo de 2013. Un día antes de la final de Copa del Rey que los colchoneros ganaron a los merengues en el Santiago Bernabéu, los violentos se citaron en un descampado próximo al campus de Cantoblanco. La trifulca, sin embargo, no llegó a registrarse debido a que el bando rojiblanco dio media vuelta al advertir en las inmediaciones la presencia de un coche patrulla. Sus rivales esperaron un rato en el punto marcado antes de marcharse.

La hinchada del Feyenoord, escoltada por la Policía Nacional, de camino al estadio del Atlético AFP

Juego de alianzas

Ahora, con el Atlético enclavado en el grupo E de la Champions League, las alarmas han saltado debido al elenco de clubes a enfrentar: la Lazio, cuyo ultras están hermanados desde hace décadas con Ultras Sur; el Celtic de Glasgow, de clara tendencia antifascista y partidarios de la independencia vasca; y el Feyenoord, con sus 'hooligans' entre los más temidos de Europa. Por si fuera poco, la alianza del Frente Atlético con Boys Roma, una de las secciones más míticas de la Curva Sud, añade más leña al polvorín. Los romanos, que comparten ciudad y odio mutuo con los de la Lazio, han tenido varios encontronazos con los del Feyenoord, en la capital italiana, donde los holandeses provocaron «daños imborrables y permanentes» en el patrimonio cultural; y en la final de la Conference League de 2022, en Tirana (Albania), con palos, piedras y botellazos.

Unos neerlandeses que a su paso por el Wanda Metropolitano causaron incidentes en una zona de palcos VIP al enfrentarse a hinchas del Atlético, que nada tenían que ver con los ultras. Los agentes de las Unidades de Intervención Policial (UIP) se vieron obligados a cargar procediendo a la detención de cinco de los violentos, cuatro con edades de entre 21 y 52 años y un quinto menor de edad, de 17. Todos han sido acusados de lesiones y atentado a la autoridad, mientras que cinco personas resultaron heridas aunque de carácter leve. Falta por saber aún el motivo de la masiva presencia de estos vándalos en un espacio muy alejado del sector habilitado a la afición visitante, un hecho que la UEFA ya investiga.

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