Nicanor, el nuevo santo madrileño que fue martirizado por no convertirse al Islam
El Papa elevará hoy a los altares al beato, nacido en Villarejo de Salvanés, que fue martirizado en Damasco junto con otros franciscanos
¿Qué santos se celebran hoy?
![Documentos vinculados a las reliquias del beato](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/10/19/santo-RrSbE55DjSR466i8dpInXGM-1200x840@diario_abc.jpg)
Un nuevo santo madrileño será elevado a los altares este domingo. Se trata del beato Nicanor Gabriel Ascanio, nacido en Villarejo de Salvanés y muerto bajo martirio en Damasco en 1860. Su corta pero intensa vida religiosa acabó en el convento de Bar Tuma, ... junto a la de otros religiosos, pero su recuerdo no sólo no se ha borrado sino que se conserva en su pueblo, donde también guardan unas reliquias del futuro santo, y preparan ya el viaje a Roma para la canonización, una fiesta civil por esta causa para el próximo día 26, y una misa de acción de gracias el 3 de noviembre, que presidirá el obispo.
José Luis Loriente es el párroco de Villarejo de Salvanés y está entregado estos días al acontecimiento. «Este va a ser –recuerda– el primer santo de la diócesis de Alcalá reinstaurada». Su repaso por la vida del beato Nicanor, a las puertas ya de la santidad, le sitúa naciendo en el pueblo en 1814, «en el seno de una familia acomodada». De allí salió hacia los 14 años y tomó el hábito franciscano en el convento de La Salceda, en Guadalajara.
La desamortización de 1835 le puso en la calle, como a tantos otros religiosos. Volvió a Villarejo y allí fue ordenado sacerdote. Fue también cura de Valdaracete y predicó en Perales de Tajuña y Tielmes, y hasta tuvo contacto con la Madre Patrocinio, la archifamosa 'monja de las llagas', que le vaticinó que moriría como mártir. Dicen, comenta Loriente, que era muy buen orador, y se recuerda particularmente uno de sus pregones, sobre el cólera morbo.
A misiones
Cuando por impulso de la reina Isabel II se abre el colegio de misiones de Priego, en Cuenca, Nicanor ingresa en él de nuevo con el hábito franciscano, y fue enviado a Tierra Santa en 1859. Visita los santos lugares y es luego destinado al convento de Bar Tuma, en Damasco, donde llega en 1860. No llevaba allí ni un mes, y ya tenía otro destino adjudicado –la parroquia de San Salvador de Jerusalén, según datos de fray Ulises Zarza– cuando empezaron los disturbios contra los cristianos y estalló la persecución en Damasco. Allí fue muerto por un ataque de los drusos.
No estaba solo allí: le acompañaban otros sacerdotes, con Manuel Ruiz como superior. Y todos sufrieron la misma suerte: fueron conminados a convertirse al Islam o morir, y optaron por el segundo camino. Alguno murió a golpe de maza, otros machacados por cimitarras y otras armas punzantes, o por disparos, o pasados a cuchillo, como Nicanor Gabriel Ascanio.
![Placa de la casa donde vivió Fray Nicolás Ascanio](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/10/19/fray-nicanor-U67573140236bsI-760x427@diario_abc.jpg)
En 1872 comenzó su causa de beatificación, pero el proceso quedó en suspenso por perderse documentos durante la Primera Guerra Mundial; se creó un nuevo tribunal en 1922, y finalmente, en 10 de octubre de 1026, los ocho franciscanos y tres católicos maronitas seglares víctimas de aquellos actos fueron beatificados por el papa Pío XI.
El beato Nicanor es recordado en Villarejo de Salvanés, donde da nombre a una calle y cuenta con una placa en la fachada de la casa donde nació. Y en la iglesia parroquial se custodia una reliquia de los mártires de Damasco, incluido él. Una reliquia con su propia historia: llegó de la mano de Francisca Jiménez, una gran devota que en los años 50 se alió con un sacerdote de la madrileña iglesia de San Francisco el Grande. Sus esfuerzos mutuos lograron traer hasta Villarejo la reliquia.
Expolio
Pero quiso la mala fortuna que en los años 90 robaran en la iglesia y se llevaran, entre otras cosas, el relicario. «Como no era de mucho valor, lo tiraron, pero con ello se perdió el hueso que contenía», recuerda el padre Loriente. Volvió a iniciar entonces este sacerdote el camino para conseguir otra reliquia: lo pidió al Custodio de Tierra Santa, a los franciscanos… «Pero se declaró la guerra en Siria…», recuerda, y todo se paró.
Quiso la casualidad, o el destino, que un franciscano llegado de Tierra Santa de un pueblo vecino al de Loriente, le visitara y hablaran del tema. El franciscano había estado en el convento de Damasco y había visto allí las reliquias. Poco después, le dio la sorpresa: «Tras la fiesta de Reyes de 2022, comió en mi casa, y tras el café, me pone delante una cajita. Leí en ella, en latín: 'De los huesos de los mártires de Damasco'». Su emoción en ese momento fue indescriptible.
Hospital de parapléjicos
De nuevo el azar se cruzó en esta historia: el párroco de Villarejo de Salvanés estaba un mes después podando una arizónica en su jardín, se cayó y se dañó las vértebras c3 y c5. «Me llevaron al Hospital de parapléjicos de Toledo con pronóstico de tetraplejia», explica. A los pocos días, ya en tratamiento, «pedí devolver un libro que había en mi casa y avisé que al lado estaba la nueva reliquia, para que la guardaran y no se volviera a perder».
Seis meses después salió del hospital, en febrero de 2023 volvió a exponer la reliquia de los mártires, y a las pocas semanas «llega el correo de una monja desde Roma diciéndome que se reactivaba la canonización de Nicanor Ascanio». El Papa ha considerado que, como eran mártires, se les eximía de la condición de haber realizado milagros para la canonización.
Villarejo se prepara ya para el acontecimiento, que se producirá hoy 20 de octubre. «Van a Roma 20 vecinos del pueblo con los franciscanos, y 30 conmigo, y además 11 jóvenes irán del fin de semana; de Alcalá también va otro grupo y el obispo junto con otros dos sacerdotes», explica Loriente.
A la vuelta, ya con el nuevo santo en el santoral, Villarejo de Salvanés prepara una fiesta civil para el 26 de octubre, y una misa de acción de gracias para el 3 de noviembre, que presidirá el obispo de Madrid.
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