CROMOS DE NIETO / RECUERDOS DE LIGA
Mostovoi, el 'zarísimo'
Con él el Celta se europeizó, ganó una Intertoto que corona la sala de trofeos de Balaídos

Vino del hielo y su carácter y su juego eran más bien de perro viejo y talentoso del fútbol porteño: esa mezcla de lo indomable con lo pícaro. Al otro lado del telón de acero latía un fútbol en el que la ideología imponía ser ... el mejor proletario sobre la cancha. Con todo eso en el morral, Aleksander Mostovói llega al Celta de Vigo procedente del Estrasburgo. El club gallego desembolsó 300 millones de pesetas que, en ese año 96 y en lo sucesivo, se vería que no eran en balde.
Como todo genio, el de San Petersburgo tardó en adaptarse al equipo: su primera temporada fue desastrosa, no, lo siguiente. Pero en el hambre de juego de Mostovói estaba ser un referente en el rincón de Europa más alejado de Rusia. Al año siguiente se obró el milagro, y, como dicen por ahí, el esférico amaba las botas de un mediapunta que regateaba con el balón rasante y ponía el gol donde quería.
Con él el Celta se europeizó, ganó una Intertoto que corona la sala de trofeos de Balaídos. Pero lo que interesa saber es cómo Mostovói era en el campo, su intensísima relación con su 'compatriots soviético', el estonio y ruso Valery Karpin. Una sintonía que acababa con el pitido final.
El temperamento díscolo de Mostovói no le impidió echarse el equipo a la espalda cuando era menester en los momentos decisivos. Por eso, el recuerdo que dejó en Vigo supera en intensidad a las luces de Navidad del alcalde Abel Caballero. Junto a Karpin tuvo de compañeros a Makélelé o Mazinho. Un Celta que fue grande y querido en el resto de España. Posteriormente, tras dejar una huella indeleble en el paladar del aficionado vigués, y tras meses sin tocar el balón, apareció brevemente en el Alavés de Piterman, un colofón triste para una figura.
Parece que fue ayer ese equipo, ese Celta de Gustavo López, Karpin, Mazinho y el protagonista de este cromo. Quienes lo vivieron, peinan canas de feliz memoria, que de eso trata el fútbol. Mostovoi era de los cromos que más valían en aquella infancia del arriba firmante.
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