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El Monasterio de El Paular, bloqueado por Cultura pese al interés de cuatro hoteleras en rehabilitarlo

El ministerio redacta los pliegos para la gestión integral del complejo de Rascafría, aún sin fecha de publicación, pese a los proyectos de varias empresas

Exterior del monasterio, en Rascafría de san bernardo
Carlota Barcala

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La primera cartuja de Castilla languidece en el corazón del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Imponente desde el exterior, con el privilegio del entorno del Valle del Lozoya que la rodea, en el interior poco queda del esplendor que un día lució. El Real Monasterio de Nuestra Señora de Santa María de El Paular, en Rascafría, lucha por sobrevivir, por resurgir, por dejar de llorar las goteras que castigan el suelo que un día fue testigo del hospedaje de la alta sociedad, incluso, de la Casa Real de Trastámara. Fundado en 1390 y en abandono desde hace ocho años, cuando cerró el hotel de lujo que ocupaba parte del espacio, El Paular busca una nueva vida, recuperar su opulencia, dejar de pensar en lo que pudo ser y, por la desidia administrativa, no fue. Al menos, hasta ahora. Cuatro empresas hoteleras han mostrado interés en hacerse con la gestión del inmueble, propiedad del Ministerio de Cultura y Deportes, y esperan que el Gobierno lo saque a concurso para poder rehabilitarlo y proceder a su explotación.

El área que dirige Miquel Iceta está preparando «los pliegos necesarios» para el concurso de concesión de los servicios. Según han informado desde este departamento a ABC, el proyecto abarcará la «gestión integral» del Monasterio de Santa María de El Paular, lo que incluye tanto la explotación hotelera como la gestión cultural «de todo el complejo». Eso sí, desde el ministerio, no especifican fechas para la publicación de la licitación y tan solo prevén que se haga «en los próximos meses».

El interés de las empresas y la comunicación de diferentes proyectos de reforma y explotación parecen no ser suficientes para que el Gobierno dé un paso al frente y acelere el concurso que lleva prometiendo desde 2019 y que se ha retrasado sin explicaciones.

Desde que el hotel Sheraton que albergaba el monumento echó el cierre y hasta hace tres años, se habían convocado dos concursos que quedaron desiertos por el alto coste de inversión. Posteriormente, el ministerio informó que los nuevos pliegos se harían públicos a principios de 2022. Pasó la fecha y todo quedó en palabras que se esfumaron. En esa cronología incumplida, lo aplazaron a junio; luego, a septiembre y, por último, a final de este año.

Preguntado por este periódico, Cultura ya no da fechas exactas. «Estaba previsto que saliera en el primer trimestre de este año; se alargó al primer semestre; luego, al segundo... Nos han comunicado que se hará en breve, antes de que termine el año. Tenemos la esperanza de que sea así para que por fin se abra el procedimiento de gestión», confirma Santiago Marcos, alcalde de Rascafría, todavía esperanzado.

La situación de desinterés ha dado un giro radical. Varias empresas hoteleras desean analizar el pliego de condiciones que se va a sacar a licitación para poder presentar sus planes de obras que reabran el que fuera motor económico del valle y uno de los principales atractivos turísticos de la Sierra Norte. La primera de ellas fue ARG-Gestión de Activos Turísticos, que lleva más de un año visitando la edificación, como ya contó este diario. Llegaron, incluso, a presentar su idea de negocio al ministerio, sin éxito, ya que no consiguieron que el departamento de Iceta pusiese en marcha los trámites para la licitación. «Nuestra idea es mantener el hotel pero hacerlo más grande: pasar de las 50 habitaciones actuales al menos a 100 para que dé rentabilidad. Habría que ampliar los pasillos, que ahora son de menos de medio metro y utilizar los cobertizos que no tienen uso», explica Andrés de Lucas, consejero delegado de ARG, consciente de las limitaciones puesto que el inmueble está declarado desde 1876 como Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de monumento.

El plan se completaría, según afirma el empresario, con una escuela superior de hostelería que revitalizaría la Sierra Norte. «En esa zona no hay ningún hotel de cinco estrellas, hay gigantes hoteleros interesados... Pero el ministerio no da el paso», añade De Lucas, que calcula que la inversión que tendrá que hacer ascenderá, al menos, a 18 millones de euros.

Condiciones

Pese al retraso, mantiene el interés. «Nos vamos a presentar al concurso, pero siempre y cuando el ministerio ofrezca unas condiciones que merezcan la pena para que el periodo de explotación sea a muy largo plazo, podamos ponerlo en el mapa y ofrecerlo al mundo», concluye el empresario.

A esta oferta se une la de Castilla Termal, una empresa especializada en hoteles de lujo con balnearios y aguas termales que quiere dar el salto a Madrid tras gestionar varios inmuebles en Castilla y León y Cantabria. «Queremos dar valor al espacio y al entorno, generar continuidad y estabilidad, y para ello el modelo de negocio sería a largo plazo, con una explotación de 40 o 50 años», dice Roberto García, presidente de esta empresa. Esa es una de las líneas rojas para que ellos compitan y que les permita mantener el modelo de negocio que tienen en edificios históricos como el Monasterio de Valbuena o Burgo de Osma.

20 millones de euros

García estima crear, si resultan ser los ganadores, entre 70 y 100 puestos de trabajo directos. «Pretendemos hacer un proyecto grande. Nuestra inversión media está entre 16 y 20 millones de euros, pero para eso necesitamos que se amplíe el espacio, puesto que el que empleaba el Sheraton sería insuficiente, con entre 70 y 90 habitaciones», continúa el presidente, cuya empresa ya gestiona tres edificios que también son BIC, como el Monasterio de Valbuena, Burgo de Osma y el convento de Olmedo; algunos de ellos también son concesiones administrativas.

Las otras dos empresas interesadas, que no han querido hacer declaraciones, son un grupo de hoteles fundado en Mallorca y que cuenta con más de 250 alojamientos y una empresa interesada en utilizar el espacio como residencia.

«El Paular no solo es el motor económico de Rascafría, sino del Valle de Lozoya. El hotel generaba 54 puestos de trabajo», explica el alcalde de la localidad, Santiago Marcos, que habla también de la disminución de la población tras el cierre. «Desde 2014, solo Rascafría ha perdido casi 500 habitantes: de 2.200 ahora tenemos 1.780. Si la población tiene un puesto de trabajo se quedaría aquí. En los pueblos se vive bien, además es tendencia salir de las ciudades desde la pandemia», argumenta el alcalde sobre los beneficios de la nueva puesta en marcha. Lo que se teme es que el nuevo retraso se amplíe hasta el próximo año, coincidiendo con las elecciones. Sea como sea, El Paular quiere volver a encender sus luces, escuchar el vaivén de las maletas del turismo y superar -si es posible- ese pasado grandilocuente que ahora es un anhelo.

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