Al Di Meola: «Trump es un fascista, me recuerda al Hitler de pre-guerra»
El excepcional guitarrista estadounidense actúa el lunes en el Teatro La Latina, dentro del ciclo Summum Concert Series
Al Di Meola recuerda su «cálida amistad» con Paco de Lucía tras su muerte

Un virtuoso de su categoría no debería necesitar presentación, pero en estos tiempos de música computerizada no está de más explicar a los más jóvenes que, sin Al Di Meola, la guitarra no habría alcanzado algunas de sus mayores cumbres como instrumento al servicio ... del disfrute humano. El prestigioso artista de Nueva Jersey, ganador de infinidad de premios, autor de otras tantas obras maestras y cómplice de inolvidables experiencias colaborativas con los mejores músicos de las últimas décadas, estará en estos momentos haciendo las maletas para volar a Madrid y presentar su proyecto Electric Band el próximo lunes (20h, entradas a 40 euros) en el Teatro La Latina, dentro del ciclo Summum Concert Series.
Vuelve a España, un país con el que guarda una relación de admiración mutua. ¿Cuál es la primera palabra que le viene a la cabeza cuando piensa en España?
Paco. Las cosas que viví con él fueron increíbles. Fue muy especial, muy influyente, no sólo en el flamenco sino también en la música clásica.
¿Pasará tiempo libre en Madrid? Sé que tiene buenos amigos aquí.
¡Sí, los tengo! Buenos guitarristas, y buenos constructores de guitarras. Llevo muchos años, décadas, tocando exclusivamente las guitarras Hermanos Conde, que son de Madrid. Las descubrí a través de Paco, obviamente. En el concierto del lunes, sin embargo, voy a tocar sobre todo guitarras eléctricas. Aunque habrá una parte acústica, esta será una de las pocas veces que vengo a España con banda eléctrica. Tocaré temas de mis tres primeros discos en ese formato, y algunas piezas de mi época con Return to Forever.
Su último disco se llama '24', en alusión a los veinticuatro años que llevamos de siglo. ¿Qué es lo que le parece más preocupante de lo que ha ocurrido en este tiempo?
Los tiempos más excitantes para mí fueron los setenta en términos de desarrollo musical. Los sesenta fueron más revolucionarios, lo que ocurrió en San Francisco y Los Angeles fue tan increíble para el pop… Luego los setenta introdujeron la fusión jazz-rock, y uno de los pioneros de ese idioma, junto a Weather Report, fue Return to Forever. Fue genial no sólo por las enormes habilidades de improvisación de cada miembro, sino también por el talento compositivo, mayormente el de Chick Corea cuando yo entré. Volviendo a este siglo, creo que vivimos tiempos peligrosos en Estados Unidos, con el completo desastre de Trump. En Madrid voy a tocar justo la noche anterior a las elecciones.
Ejercerá el voto anticipado, supongo.
Ya lo he hecho. Está muy igualado, cincuenta cincuenta, y eso me da miedo. Él s aparece cada vez más al Hitler de pre-guerra. No ha cometido esas atrocidades, pero el tono de su discurso es muy reminiscente de los discursos de Hitler. Es un fascista, también tiene un poco de Franco, y un poco de Mussolini (risas).
Ya que ha mencionado a Return to Forever, siempre se ha rumoreado que Chick Corea no dejaba mucha libertad compositiva a la banda. ¿Es cierto?
No, no lo es. Nos animaba mucho a convertirnos en buenos compositores. Me acuerdo de estar en la banda, con dieciocho años cumplidos, diciendo «¿por qué? ¿por qué tengo que componer? Yo sólo quiero pasarlo bien improvisando!». Él me convenció diciéndome: «Si puedes tocar así de bien, puedes componer así de bien. Los mejores músicos clásicos eran grandes improvisadores. ¿No te das cuenta de que hay que improvisar para escribir?». De hecho, tengo que reconocerle a Chick el mérito de hacernos crecer a todos los artistas que pasamos por la banda, animándonos a componer.
Siempre que viene a España le preguntan por Paco de Lucía, pero ya que le ha mencionado, y siendo este año el décimo aniversario de su muerte, ¿cómo describiría su legado una década después de decirle adiós?
En una palabra, inspirador. Teníamos una relación de sana competición, él cogió de mí cosas para crecer, y yo también de él. Compartimos estilos, sensibilidades. Cuando tocas con alguien de su nivel… Es que estamos hablando del rey del flamenco, a quien todos veneran. Todos los que tocan bien, tocan bien gracias a Paco (risas). Tuvimos mucho éxito tocando juntos, vendimos siete millones de un disco en directo. Cuando compartíamos escenario, Paco intentaba impresionarme con un solo, yo me quedaba mirándole diciendo «oh Dios mío, y ahora qué hago?», y después intentaba impresionarle a él. Nos picábamos a ver quién tocaba un solo mejor, y el público se beneficiaba de la batalla, amistosa (risas).
Ni él, ni usted aparecen en la última lista de 'Mejores Guitarristas de la Historia' de Rolling Stone. ¿Le parece un insulto, o es tan absurdo que le hace gracia?
Es muy absurdo. La gente que está a cargo de esa listas no tiene ni puñetera idea. No son tan listos como se creen. En esas listas hay guitarristas que no saben tocar, o al menos que no han aprendido cómo se toca la guitarra.
MÁS INFORMACIÓN
Es como las listas de mejores batistas coronadas por Lars Ulrich.
(Risas) Exacto, él golpea fuerte, pero no es un buen baterista. Son listas de popularidad.
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