Medio año sin Santiago, el «rehén» español preso en Irán por una foto
El aventurero madrileño fue detenido y encarcelado en octubre de 2022 por una imagen donde figura un cuartel militar
Acusado de espionaje por los ayatolás, desde Exteriores se trabaja para lograr su liberación próximamente
'Freedom for Santiago': familiares y amigos del aventurero encarcelado en un viaje solidario se concentrarán en la Embajada de Irán

La espera se está haciendo muy larga, casi agónica. Se acaban de cumplir seis meses desde que se le perdiera por primera vez el rastro a Santiago Sánchez Cogedor, el aventurero alcalaíno que partió desde la Comunidad de Madrid atado a un carrito ... para realizar un periplo solidario de más de 6.000 kilómetros hasta Qatar, donde se disputó el Mundial a finales del año pasado. Pero nunca llegó. Tras caminar por una decena de países, el 2 de octubre, cruzó la frontera con Irán, último país por el que debía atravesar para llegar a su destino y que se encontraba en un contexto de protestas ciudadanas contra el régimen de los ayatolás por la muerte de la joven Mahsa Amini.
Avisó de que la «cosa estaba caliente» y ya no dio más señales. Sus amigos y familiares, alertados por este motivo, comenzaron a mover su búsqueda. Tres semanas más tarde se conoció su paradero: había sido detenido en la ciudad de Saqez y enviado a la prisión de Tabriz, en la provincia de Azerbaiyán oriental, acusado de espionaje por una fotografía.
La noticia conllevaba un aspecto positivo: estaba vivo, pero se iniciaba un infierno por el que todavía está pasando entre los barrotes de las prisiones iraníes. Al principio se corrió la voz de que, en la instantánea, figuraba la tumba de Amini, una estudiante kurda fallecida a manos de la policía islámica por llevar mal colocado el velo. Pero, según ha podido saber ABC, el problema surgió porque en una de sus fotografías tomadas con el móvil junto a población kurda, aparecía de fondo un edificio militar.
En la prisión de Tabriz estuvo dos meses sin poder comunicarse, sobreviviendo como podía. Paralelamente, comenzó su búsqueda, a través de las gestiones iniciadas por el Ministerio de Exteriores, logrando dar con su paradero y poniendo en marcha una operación que todavía se mantiene en marcha, habiendo logrado ciertos avances en los últimos tiempos, mediante la visita del embajador español en Irán.
Fue, por tanto, el 7 de diciembre, cuando el diplomático Ángel Fernández Losada pudo emprender un viaje de diez horas para comprobar que Santiago se encontraba en buen estado de salud. En un momento crítico de revueltas en el país, el convoy del embajador, protegido por miembros del Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la Policía Nacional española, recorrió la distancia que separa Teherán de Tabriz, y el aventurero pudo ver, por fin, una cara 'conocida'. El aventurero español fue trasladado, bajo la premisa de ser liberado pronto, a Teherán, la capital, para favorecer la visitas y el contacto con el embajador, pero su pronóstico 'legal' no era halagüeño, pues estaba acusado de espionaje en un país donde la solvencia del sistema jurídico está, cuando menos, comprometida.
El infierno de Evin
Al llegar a la cárcel de Evin, concretamente al módulo de aislamiento, comenzó un calvario que ni en sus peores pensamientos podía imaginar. «Estuve en una habitación pequeña de un metro cuadrado. Se llama Evin 209. No había cuarto de baño y había una luz led encendida 24 horas en el techo. Si yo quería ir al baño tenía que llamar al interfono: «Please toilet». Los guardias se reían. Hubo algún día en el que me cagué encima, literal; no podía aguantarme. Me llevaban caminando con los ojos tapados hasta el baño. No te daban ni espejo, ni cortauñas, ni nada. Te daban el té por una rendija en la puerta… 40 días de locos», lamentaba 'Santi' a través de un mensaje de audio a su entorno. Finalmente, pudo salir de ese zulo y ser trasladado hasta una celda más amplia, donde comparte sus días con presos políticos iraníes en la prisión más dura y salvaje del país.
2 de octubre de 2022
Se pierde su rastro
Tras cruzar la frontera de Irán desde Irak, Santiago deja de dar señales a sus amigos y familiares. Se desconoce qué puede haber ocurrido, aunque se sabe que, en el país, hay fuertes protestas sociales.
9 de octubre de 2022
La situación preocupa
Desde que Santiago deja de dar señales, sus familiares y amigos mueven todos los contactos que pueden para conocer su situación. Ya ha transcurrido una semana y la situación es alarmante.
26 de octubre de 2022
Está detenido en Irán
Salta la noticia: ha sido detenido cerca de la tumba de Mahsa Amini a principios de octubre y llevado a la prisión de Tabriz. La realidad es que en una de las fotografías de su móvil en el Kurdistán aparecía un edificio militar al fondo.
7 de diciembre de 2022
La visita del embajador
Tras un arduo trabajo del Ministerio de Exteriores, el embajador de España en Irán visita en la cárcel a Santiago, confirmando que está en buen estado de salud. Días más tarde, el madrileño es trasladado a Teherán, donde sigue en prisión.
El aventurero piensa que lo peor ya ha pasado, que toca esperar a que continúe el arduo trabajo para que lo suelten, pues fue una detención arbitraria por estar en el lugar y en el momento menos oportuno. «Está aguantando, resignado», cuentan a este periódico desde su entorno. «A él los funcionarios le llaman 'hostage' (rehén), ayer me lo trasladó, así que fíjate lo que piensan de Santi», añade esta fuente.
«Mi hijo nos llamó y siempre nos pregunta día, semana y hora de su liberación. Nosotros procuramos tranquilizarlo para que no se ponga metas de horas ni días, que siga dando clases de español, jugando al fútbol, yendo al taller de carpintería y que su liberación llegue del mismo modo que llegó la de Ana (una joven activista que estaba arrestada en Irán y fue puesta en libertad hace una semanas)», trasladó el padre del madrileño en una concentración por su liberación a principios de marzo en Madrid.
Un amigo cercano del aventurero cuenta que se están comunicando a través de llamadas por Skype y les va actualizando la situación. Así han conocido que Santiago está dando clases de boxeo a otros reclusos para tratar de que las horas, los días, los meses, pasen más rápido en la celda que comparte con otras siete personas. «La comida es muy mala, nosotros le mandamos dinero para que compre comida, encargue carne, pasta o arroz, entre otros productos que puede adquirir en una tiendecita allí. Le ayudamos económicamente en su cuenta bancaria y puede utilizar una tarjeta de crédito para disponer de él», relata. Además, cuenta con diez números de teléfono a los que puede llamar a 'cobro revertido' y así los ánimos no decaen en un momento en el que la desesperanza ha hecho mella en él: «Tiene muchas ganas de que termine todo este calvario».



«Al final es un extranjero y es una forma de presionar a los Gobiernos para tener a los ciudadanos metidos ahí para poder negociar con ellos condiciones. Parece que hay un empresario iraní importante en España que va a mediar con el Gobierno y a ver si acaba ya esta tortura», asegura este colega de Santi.
Una vida solidaria
Hasta el momento de su arresto, Sánchez Cogedor llevaba caminando nueve meses con su carrito solidario, que estaba cada vez más repleto de historias, las cuales compartía a través de su cuenta de Instagram, donde reunía a más de 45.000 seguidores pendientes de cada movimiento. De Madrid al Mundial: esa era la excusa. Lo importante, aseguraba, las innumerables vivencias que estaba guardando en sus retinas a través de todos los territorios por los que había ido dejando su huella, y limpiando la que otros dejaron en forma de basura.
Esta no era la primera aventura en la que se embarcaba Santiago, pues ya viajó desde la capital española hasta Arabia Saudí en bicicleta, mejorando el planeta, plantando árboles, recogiendo residuos y regalando sonrisas. De hecho, ya había estado tres semanas anteriormente con su amigo Miguel en Irán y todo había salido bien. Pero esta vez todo se truncó.
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¿Qué le movía a una persona a dejarlo todo, incluido un trabajo estable, y recorrer el planeta sin saber dónde dormiría cada noche? «Suelo responder: ¿por qué no? Es mi vida, es mi tiempo y lo voy a utilizar en lo que me llena el alma y me hace feliz. Vivimos en una sociedad que te inculta el tener y acumular cosas materiales, ser esclavos de la deuda… A medida que voy viajando, intento mejorar a las personas que están vacías, apagadas, tristes, por lo que sea. Mi propósito en la vida quizá sea iluminar a esas personas, motivar e inspirar a otros, demostrar que se puede llegar lejos con poco», respondía a ABC Santi poco antes de desaparecer.
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