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Las mafias captan a chicas cada vez más jóvenes en TikTok e Instagram para prostituirlas en pisos y en las redes sociales

Las redes de trata engatusan a jóvenes, muchas españolas y menores, que acaban en pisos de Madrid esclavizadas

Una campaña intenta que esta nueva modalidad de proxenitismo se visibilice en colegios con la ayuda de 'influencers'

Una mujer prostituida, en el burdel vertical de Delicias. La 'influencer' nigeriana Blessing Igbinosum ABC/RAFA ALBARRÁN
Carlos Hidalgo

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Victoria tiene 19 años y vive en Lagos (Nigeria). Su vida, feliz pese a su situación precaria, la narraba a diario en TikTok, la red social con una presencia cada vez más joven. En una de sus publicaciones se quejaba de «lo caro que era vivir en el país y cuánto le gustaría trasladarse a Europa».

En su canal, «hacía directos para conseguir 'regalos' y ganar algo de dinero extra». Hasta que un hombre en concreto no paraba de interaccionar con ella. «Él planeó lo mejor posible cómo llevarme a España. Después de llegar a su casa, me encerró en una habitación. Nunca supe que podría ser utilizada para que me vendiera a sus amigos.Me vendió a un club de Dinamarca. ¿Acaso hay gente que regale dinero a extraños?«, lanza como sentencia una mujer que ha podido salir de las garras de una de las mafias de la prostitución.

Efectivamente, los expertos han detectado cómo, desde la pandemia, pero actualmente cada vez más, el oscuro negocio de la trata está captando a chicas a través de sus redes sociales. Y, en esta triste realidad, suben como la espuma las menores de edad y españolas. «Ha ocurrido, por ejemplo, con dos chicas de 17 años, de Fuenlabrada y Bravo Murillo», que han acabado en pisos donde las esclavizaban estos grupos. Suelen ser, por un lado, bandas latinoamericanas, sobre todo de Colombia, o dirigidas por españoles.

Fuentes policiales corroboran esta tesis de Apramp, la principal asociación de ayuda a estas mujeres en Madrid. El testimonio anterior es de Blessing Igbinosum, una 'influencer' nigeriana que ha sufrido en sus carnes estas prácticas. En la nueva campaña de la organización, #TikTokTrata, se trabaja con otras dos personas más con millones de seguidores en redes, Mar Lucas y la actriz Laura Rozalén. Ambas dramatizan las vivencias reales de otras dos jóvenes madrileñas.

También en OnlyFans

La idea es llegar a ese 'nicho de mercado', prácticamente nuevo, que está en TikTok, Instagram o plataformas de contenido erótico como OnlyFans. En la primera de ellas el proselitismo se hace en casi todos los casos como en el de Victoria. Sugieren a estas chicas realizar directos y subir vídeos, embaucándolas con que, según el número de 'regalos', 'likes' u otros tipos de 'recompensas', se llenarán los bolsillos: «Qué bien lo haces, cómo me gustas», suelen ser las palabras con las que las engatusan. Y, a partir de ahí, el anzuelo está lanzado: «Por cada uno [de los 'regalos'] recibirás una cantidad de euros», les prometen. Pero realmente ese dinero va a cuentas corrientes de estas mafias.

Lo mismo ocurre con otras páginas en las que se utilizan 'webcams' o incluso en Instagram, donde el 'modus operandi' fundamental consiste en enviar mensajes privados a esas muchachas y engatusarlas. Hasta que se produce una cita o las meten directamente en pisos donde se ejerce la prostitución. Contra su voluntad y, además, en bastantes casos, consumiendo y dispensando droga a sus clientes. Y ellas, por supuesto, no ven una mínima ganancia económica, más allá de la vejación que les supone.

«Así, a los captores no les hace falta ir al país de origen –explica Ana Méndez, mediadora de Apramp– e, inclusive, ven directamente la situación de vulnerabilidad de las víctimas, porque observan, en el caso por ejemplo de las nigerianas, cómo es su casa. Además, así son más invisibles». Precisamente, es eso, pasar desapercibidas, lo que más buscan ahora las redes de la trata. Desde que se persigue más la prostitución callejera, ésta ha ido menguando, pero se ha trasladado a pisos y, ahora, pasan por las redes sociales, donde abundan las menores de edad. Sirve a los proxenetas como una suerte de escaparate 'gratuito' sin tener que mediar gente que ayude en otros países o incluso en España.

A partir de esta campaña, porque es complicadísimo conseguir cifras reales, se realizará un estudio, que además incluye charlas y encuentros en colegios y centros juveniles, como hicieron hace una semana en el Instituto Victoria Kent, de Fuenlabrada: «La idea es aprender a utilizar tus redes, porque te puede suceder esto, y ponlas en modo privado. Y, si te ocurre o conoces a alguien, ponlo en conocimiento en @policia« o en el teléfono contra la trata (900 105 090).

Por media ciudad

La mediadora incide en que son «chicas jóvenes, españolas y extranjeras», según las víctimas a las que atienden en sus recursos de Madrid. También hay casos de menores de edad. Es el de dos crías «derivadas por su tutora en el instituto», porque les habían «comunicado que estaban ejerciendo la prostitución y que habían conocido a hombres a través de Instagram». «Necesitaban dinero y normalizaron el ejercicio de la prostitución a través de esa red social y luego han sido explotadas en pisos particulares y se han visto necesitadas de ser rescatadas», incide Méndez.

Y ese es el siguiente escalón: el contacto sigue en hoteles y acaban en viviendas. Si hace unos meses ABC hablaba de 800 detectadas, ahora podrían ser el doble, un millar más bien largo. Apramp acompaña a la Policía Nacional y a la Guardia Civil en sus operaciones en estos lugares, para intentar acompañar a las víctimas y darles una salida. «Cada vez hay menos clubes, y más chalés, adosados y pisos burdeles. La gente no se imagina de qué manera proliferan: Carabanchel, Arganzuela, Usera, Vallecas, Fuenlabrada, Alcalá de Henares, San Fernando, Parla, Móstoles, Bravo Murillo, Estrecho, Tetuán, Capitán Haya...», añaden en el colectivo.

1.300 atenciones al mes

Se atiende a unas 1.278 mujeres mensualmente a través de sus unidades móviles. Una auténtica barbaridad, más tratándose de una asociación relativamente pequeña. En 2022, sumaron 345 expedientes de acogida. Y las que no se conocen, que son muchísimas más. A las menores, por ejemplo, las ocultan o las meten en otras habitaciones cuando los servicios sociales acuden a ayudar. Y, en la calle, hacen lo mismo, como ocurre en el polígono de La Cantueña, en Fuenlabrada.

Las colombianas (1.445 detectadas) son cada vez más, y superan ya a las paraguayas (1.035), dominicanas (939), venezolanas (890), brasileñas (325), españolas (305) y hondureñas (129): «En los pisos te las encuentras, y a lo mejor llevan solo una semana o un mes aquí. Llegan como siempre, pagando una deuda a la mafia».

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