Hazte premium Hazte premium

Madrid, al ritmo y compás de Lola Flores

El ayuntamiento publica un plano con los lugares claves en la consolidación de la Faraona como un icono patrio y 'pop'. ABC recorre los puntos más destacados de la capital que la consagró

Un «dream team» flamenco conquista la Plaza Mayor para celebrar el Día de la Hispanidad

El mapa ilustrado frente a Casa Lucio, uno de los restaurantes favoritos de la artista GUILLERMO NAVARRO
Jesús Nieto Jurado

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La faraona. Una mujer de rompe y rasga, nacida en el barrio de San Miguel de Jerez y, que en palabras de uno de sus múltiples biógrafos, Alberto Romero, le «fue poniendo color a Madrid». Ese Madrid cuyo ayuntamiento ahora la homenajea con un mapa de los lugares donde Lola Flores hizo, creó, enamoró a los hombres de toda condición y puso en una ciudad gris un camino de libertad en tiempos también grises.

Fue pionera. Pero fue pionera en Madrid, una ciudad que, para los flamencos, era y es La Meca.

El mapa señala 16 lugares, pero el arriba firmante visita, a esta razón, los más impactantes: el mapa, además, viene aderezado con los colores de la ilustradora Irene Blasco, y el texto de Cristina Cruces, catedrática de Antropología Social por la Universidad de Sevilla. El mapa fija allá, en estas latitudes, donde el duende le llegaba a la jerezana y donde se convirtió en una bandera de España y, más tarde, de 'Interviú'.

Como en todo hito y mito madrileño hay que principiar por lo castizo, que Lola Flores, con todo el andalucismo que se le quiera dar, fue una castiza. Ahí queda su imagen en las películas de cuando entonces. Mas el recorrido, selecto, principia en Lucio, lugar de huevos rotos, de realeza, de secretos de Estado y donde la Faraona bailó y disfrutó.

Lo cuenta el propio Lucio Blázquez: «Yo, que llevo trabajando desde que tenía 12 años, a través de mi negocio, he tenido la suerte de conocer grandes personas como Lola Flores y su marido, Antonio González Batista, El Pescaílla. Los dos han formado parte de mi vida y, he tenido la gran suerte de crecer con ellos. ¡Lola era un torbellino de energía!».

Lucio Blázquez y Lola Flores ABC

Lucio se recupera de una lesión, pero su hija Mary, al saber del reportaje, aporta sus declaraciones y fotografías. Pura felicidad. Y hay que escucharlo atentamente: «Cuando entraba por la puerta del restaurante nos ponía las pilas. Hemos disfrutado de algunas noches que la gente pagaría millones, solamente, por ver a través de una ventana». Y la pregunta clave sobre la jerezana: la de su Madrid. Ese que para Lucio forma parte de una leyenda. «Nos lo llevamos puesto algunos», afirma socarrón. Por las inmediaciones, pasa una castiza como vestida para la película 'De color Moreno', donde la Faraona interpretó ese himno que fue 'Las chavalas de Madrid».

Lola Flores es también libertad. Y esa libertad la encontró en Madrid, pese a lo decadente de la época. La leyenda quiere ver a Lola, por la Gran Vía, llevando en carretilla a Manolo Caracol con los cultos báquicos del cantaor. Cosas del amor. Raúl del Pozo rememora, como guionista de su programa 'Sabor a Lolas', una frase muy suya: «Estoy hasta el mismísimo de que me traigas filósofos», momentos antes de entrevistar al pensador Javier Sádaba.

Lola Flores ha aportado mucho al acervo de los apotegmas como señala Juan Ignacio García-Garzón en su 'El volcán y la brisa', publicado por esta Casa. Enamoraba en una frase. Aunque el viaje por su Madrid sigue. Alberto Romero insiste en una fecha, cuatro de enero de 1945, su debut en el teatro Fontalba de la mano de quien se decía que iba a heredar el trono de Concha Piquer, la llorada Mari Paz.

Fachada del teatro Calderón GUILLERMO NAVARRO

Todo eso aparece en el plano consistorial como también el teatro de La Latina, donde su 'Zambra' junto a Caracol es de los éxitos que recuerdan los más folclóricos; aunque no hubieran ni nacido, que la memoria histórica de la música española va por otros derroteros. Otro templo de su arte sería el teatro Calderón donde su último espectáculo, 'Candelas', y donde la guía del ayuntamiento indica que fue el lugar donde quiso que «sus restos fueran velados», aunque finalmente lo fueron en el Centro Cultural de la Villa.

Alberto Romero compara «las noches de Lola Flores con las de Ava Gardner», contrarréplica, anverso y reverso de mujeres irrepetibles que configuraron una ciudad libérrima pese a los tiempos del gasógeno. Idea en la que incide una de las almas del Corral de la Morería primigenio, Luis Aznar, que la conoció cuando él se ganaba las 'perras en Riscal'.

Su imagen es la de un «torbellino que enamoraba», que llegó a conquistar a futbolistas, como Biosca, del Barcelona, y Gerardo Coque, del Atlético, a quien quiso por amor aumentarle el contrato, y que fuera suyo. Aquel 'Atleti' presidido por el Marqués de La Florida. Mediando los años 50. Coque no volvió a ser el mismo en la cancha, como coinciden las hemerotecas.

Fachada de Caripén, antiguo tablao fundado por Lola Flores junto a El Pescaílla GUILLERMO NAVARRO

En el plano figuran muchos más lugares. Caripén, escondido en un bajo frente al Senado y que la Policía Nacional, con amabilidad, sitúa en un momento. Allí Lola abrió un trozo de su Jerez junto al convento de La Encarnación, ya cuando andaba enganchada hasta las trancas de El Pescaílla, padre de su descendencia y romaní catalán de guapuras. Lugar donde se bendijeron talentos como Bambino o Las Grecas.

Raúl del Pozo, Alberto Romero, Lucio, Benito Rabal, el hijo de Paco, el que la hizo actriz de verdad, hasta el día del Juicio coinciden en lo mismo, «su humildad, y lo poco diva» que fue. Benito Rabal compartió el bregar de esa serie que fue 'Truhanes', también en Madrid. El viajero tiene un Madrid de Lola Flores que quizá empiece en el teatro Fontalba y acabe en el mausoleo de la Almudena, junto a su hijo Antonio, 'muertecito' de pena.

El mapa señala lugares donde la historia de España se superpone. Como la iglesia de la Concepción en Goya 26, donde bautizó a Rosarillo con el 'todo Madrid', de las folclóricas a los limpiabotas, pendientes del feliz acontecimiento.

Existe, pues, un Madrid de Lola Flores extenso, como su legado. Casi inabarcable. No se puede hablar de Madrid y Lola Flores sin poner una chincheta en Alcalá, 143, donde encontró la magia con ese trío desconocido del 27 en lo suyo: Rafael de León y Antonio Quintero y Manuel López Quiroga, dueño de la vivienda. Letristas y músicos, de la pena y el ciclón. De 'La zarzamora' y así.

El plano consistorial, para el viajero, llega hasta El Escorial, donde un 27 de octubre de 1957 contrajo matrimonio con El Pescaílla. Las crónicas no hablan de un «'zi me queréis, irse'», porque fue casi en secreto, que los mitos necesitan intimidad de camerino y matrimonio.

Con guasa, lo que da una idea del mito, en el recorrido se cita el ministerio de Hacienda, por los 'problemillas' que tuvo con el fisco y ese pedir una peseta a cada español para saldar su deuda; «Lola de Hacienda», se autobautizó.

Vandalizaron su tumba en el cementerio de la Almudena, allí donde, junto a su hijo Antonio, la eternidad lleva lunares y talento.

En palabras de Alberto Romero, «Lola le dio todo a Madrid, y Madrid se lo devolvió con creces». Acaso porque «Madrid la convirtió en una estrella» y nunca en la Villa, gobernasen tirios o troyanos, dejó de ser ella misma.

Con la fuerza de un ciclón, ese ciclón que intentó vivir la ciudad sin «pena, penita, pena». Un icono patrio y 'pop'.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación