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Lotería como terapia de Navidad

bajo cielo

Llevamos en nuestros genes más de dos siglos de amor por el juego con el Estado como principal camello de esta adicción tapada por la nostalgia

Los domingos que fuimos

Colas en la zona de doña Manolita, en 2023 Jaime garCía
Alfonso J. Ussía

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Madrid es Navidad cuando a doña Manolita le da la gana. Siempre empieza en sus colas, que abarrotan Preciados y Callao mientras la ludopatía pública anuncia Loterías y Apuestas del Estado en cortometrajes conmovedores. Siempre me ha llamado la atención en el estanco, la ... cantidad de personas que usan su mostrador como si fuera un casino. Se amontonan apuestas y derrotas, sueños en forma de boleto impreso que el azar vuelve a truncar para que regresen al día siguiente. Como Larra pero pagando. Porque el juego es malo, sí. Todo el mundo sabe lo dañino que fue Sheldon Adelson. Aunque ese discurso pierde su significado si el que se forra con tu enfermedad es el Estado, así, en mayúsculas. Cuando España se levantaba rota y diezmada por la guerra, Franco comenzó a dar licencias de estancos y de venta de lotería a las viudas de su lado del muro. El gusto por el burle venía ya de lejos.

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