Investigan una 'caída' entre bandas tras el tiroteo a un joven de 18 años en Carabanchel
Los autores usaron un calibre pequeño que podría ser de una pistola de fogueo manipulada. Se recogieron varias vainas sin detonar
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Por la ejecución del ataque, repentino y con intenciones homicidas, y la zona donde se produjo, en el límite de los barrios de Opañel y Comillas, la Policía Nacional sospecha que el último tiroteo registrado la noche del domingo responde a una nueva 'caída' entre bandas. O dicho de otro modo, salir a la caza indiscriminada de supuestos pandilleros rivales en zonas 'dominadas' por sus enemigos, siempre en superioridad numérica y armados hasta los dientes. El objetivo, un joven de 18 años y español de origen sudamericano, se encuentra ingresado en el hospital Doce de Octubre, donde se recupera de los dos disparos recibidos en el cuello y el glúteo.
De hecho, la providencia se alió con él ya que la bala del cuello le entró por la parte posterior, lo que evitó daños en la yugular. Ello unido a que el arma empleada fuera de un calibre pequeño, posiblemente una pistola de fogueo o de 'airsoft' manipulada, posibilitó que la víctima fuera estabilizada por el Samur-Protección Civil y ahora su vida no corra peligro. Si se abre a declarar, su testimonio será fundamental para arrojar luz a un suceso en el que los agentes desplazados han recogido varias vainas sin detonar.
Según los testigos, fue a eso de las 21 horas cuando un grupo de al menos cuatro individuos encapuchados abordaron a su presa, en la confluencia de las calles de Paulina Odiaga, y sin apenas mediar palabra le descerrajaron varios disparos. Solo dos le alcanzaron, primero el del cuello y ya en plena carrera para ponerse a salvo otro en el glúteo. Tras ello, logró recorrer más de medio kilómetro hasta la calle de Salaberry, donde finalmente fue atendido por los servicios de emergencia y conducido al hospital con la ayuda de la Policía Municipal.
Superado el violento estallido, al lugar de los disparos acudieron los agentes del Grupo VI de Homicidios, de la Sección de Delitos Violentos (DEVI) de la Policía Científica y de la Brigada Provincial de Información, quedando finalmente el caso en manos de estos últimos. Las pesquisas se centran en identificar a los autores, que huyeron con el arma encima.
Aunque sí el más aparatoso, el ataque de Carabanchel no ha sido el único suceso violento registrado este fin de semana en la capital. El viernes por la tarde, una reyerta entre varios jóvenes en la Puerta del Sol terminó con uno de ellos apuñalado. Los hechos tuvieron lugar alrededor de las 18:30 horas en la confluencia de la calle de Preciados con la céntrica plaza madrileña.
Una ambulancia del Samur-Protección Civil atendió al acuchillado antes de trasladarlo consciente al Hospital Gregorio Marañón. Y al igual que en el caso del tiroteo, también acudieron efectivos de la Brigada de Información, encargados de investigar si la refriega está relacionada con las llamadas bandas juveniles.
El otro episodio ocurrió la madrugada del sábado en una calle de Villaverde, después de que un hombre de 30 años resultara apuñalado de gravedad y otras tres personas terminasen heridas leves. La agresión, que se produjo a las 4.30 horas en un bulevar de la calle Berrocal (en el barrio de Butarque), guarda relación con una disputa entre clanes de la zona a la salida de una discoteca, por lo que en este caso se descarta un ajuste de cuentas entre bandas.
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